miércoles, 17 de agosto de 2022

Libro: Arquímedes. El precursor del cálculo infinitesimal

 

 

Arquímedes de Siracusa vivió en tiempos de guerra, por lo que no debe extrañarnos que empleara parte de su genio en diseñar ingeniosas máquinas para la defensa de su ciudad natal. El siracusano destacó en esta actividad como lo hizo en todas aquellas por las que tuvo a bien interesarse: las matemáticas, la física, la ingeniería, la astronomía... Calculó el área definida por una curva parabólica con un método que puede considerarse el antecedente del cálculo infinitesimal; estableció los principios físicos que subyacen a palancas y poleas, e incluso se atrevió a estimar el número de granos de arena que podía contener el universo, una cifra de tal magnitud que tuvo que inventar una forma nueva de escribirla. Pero el hallazgo que le ha valido fama inmortal es la del principio de la hidrostática que lleva su nombre, sin duda uno de los más bellos experimentos de la historia y justo merecedor de la exclamación de júbilo que desde entonces simboliza el quehacer científico: "¡Eureka!".

 

ARQUÍMEDES

Arquímedes de Siracusa (en griego antiguo, Ἀρχιμήδης Arkhimḗdēs de αρχι archi (preeminencia, dominio) y Ημαδομαι emadomai (preocuparse), significaría: "el que se preocupa"; Siracusa (Sicilia), ca. 287 a. C.-ibidem, ca. 212 a. C.) fue un físico, ingeniero, inventor, astrónomo y matemático griego, y filósofo. Aunque se conocen pocos detalles de su vida, es considerado uno de los científicos más importantes de la Antigüedad. Entre sus avances en física se encuentran sus fundamentos en hidrostática, estática y la explicación del principio de la palanca. Es reconocido por haber diseñado innovadoras máquinas, incluyendo armas de asedio y el tornillo de Arquímedes, que lleva su nombre. Experimentos modernos han probado las afirmaciones de que Arquímedes llegó a diseñar máquinas capaces de sacar barcos enemigos del agua o prenderles fuego utilizando una serie de espejos.

Se considera que Arquímedes fue uno de los matemáticos más grandes de la antigüedad y, en general, de toda la historia. Usó el método exhaustivo para calcular el área bajo el arco de una parábola con el sumatorio de una serie infinita, y dio una aproximación extremadamente precisa del número pi.​ También definió la espiral que lleva su nombre, fórmulas para los volúmenes de las superficies de revolución y un ingenioso sistema para expresar números muy largos. Arquímedes murió durante el sitio de Siracusa (214-212 a. C.), cuando fue asesinado por un soldado romano, a pesar de que existían órdenes de que no se le hiciese ningún daño. 

A diferencia de sus inventos, los escritos matemáticos de Arquímedes no fueron muy conocidos en la antigüedad. Los matemáticos de Alejandría lo leyeron y lo citaron, pero la primera compilación integral de su obra no fue realizada hasta c. 530 d. C. por Isidoro de Mileto. Los comentarios de las obras de Arquímedes escritos por Eutocio en el siglo VI las abrieron por primera vez a un público más amplio. Las relativamente pocas copias de trabajos escritos de Arquímedes que sobrevivieron a través de la Edad Media fueron una importante fuente de ideas durante el Renacimiento,​ mientras que el descubrimiento en 1906 de trabajos desconocidos de Arquímedes en el Palimpsesto de Arquímedes ha ayudado a comprender cómo obtuvo sus resultados matemáticos.  

 

EUGENIO MANUEL FERNÁNDEZ AGUILAR   

Eugenio Fernández Aguilar (Sevilla, 1976) es licenciado en Física y profesor de Ciencias de Secundaria en Rota (Cádiz), donde reside desde 2005. En la actualidad se halla realizando el doctorado en Filosofía de la Ciencia y su mayor interés se centra en la divulgación y popularización de la ciencia. Mantiene uno de los blogs de divulgación científica más visitados en castellano, Ciencia en el XXI. 

 

MÁS INFORMACIÓN

 

Autor(es): Eugenio Manuel Fernández Aguilar. Licenciado en Física y profesor de Enseñanza Media

Editorial: RBA

Páginas: 175

Tamaño: 16 x 23,5 cm.

Año: 2017