Piratas han existido siempre y en todos los mares del mundo, pero son
los que proliferaron por el mar Caribe entre los siglos XVI y XVIII los
que han cosechado más y mejor fama. Protagonistas recurrentes de la
ficción en novelas y películas, los piratas que infestaron las aguas del
Caribe tras su descubrimiento por parte de los españoles, han dado
lugar a un sinfín de historias, a menudo laudatorias, que han hecho de
ellos gallardos aventureros que viven más en el terreno de la fantasía
que en el de la realidad.
Pero los piratas del Caribe, por más que la literatura romántica del
siglo XIX y la industria del cine del siglo XX nos los presenten como
personajes de película, nada tienen de fantasioso. Existieron en
realidad, eran por lo general marineros renegados con gran experiencia
en las artes de la navegación que se organizaban por su cuenta para
asaltar las flotas mercantes de las potencias europeas de la época en el
remoto mar Caribe. Durante siglos su objetivo favorito fueron los
barcos españoles, en especial la denominada Flota del Tesoro que todos
los años cruzaba el Atlántico desde La Habana hasta Sevilla, acarreando a
bordo la plata y el oro extraído en las minas americanas de Potosí y
Zacatecas.
La Corona española hizo ímprobos esfuerzos para combatir la piratería,
pero lo tenía muy difícil porque el Caribe es un mar sin invierno
repleto de islas e islotes con costas muy accidentadas en las que es muy
fácil encontrar refugio. Las comunidades de piratas se establecieron en
puertos seguros como Port Royal en la actual Jamaica, la isla Tortuga
en la actual Haití o Nassau, en el archipiélago de las Bahamas, donde se
apostaban para asaltar la flota de Indias cuando tomaba el camino de
regreso a España cargada de tesoros.
Durante el siglo XVII las actividades piráticas se convirtieron en una
saneada fuente de ingresos para los maleantes del viejo continente y
también para algunos monarcas europeos que decidieron conceder patentes
de corso haciendo de la piratería algo legal. En principio estos
corsarios fueron franceses, pero pronto se les unieron otros
provenientes de Inglaterra y los Países Bajos. Para las potencias
europeas era una manera muy efectiva de debilitar al rey de España
atacando el emporio americano, que era el origen mismo de su poderío.
España respondió organizando inmensas flotas custodiadas por buques de
la Armada y fortificando los puertos caribeños hasta convertirlos en
baluartes inexpugnables no sólo para los piratas, sino también para las
flotas enemigas. El Caribe se convirtió así en un campo de batalla
europeo, en una suerte de mar Mediterráneo al otro lado del mundo en el
que se libraban las grandes guerras de la época. Todo eso empezó en los
primeros años de la conquista con unos pocos piratas asaltando a un
barco español desprevenido. Hoy en La ContraHistoria vamos a conocer más
de cerca la historia de la piratería en el mar Caribe, por qué se
produjo, cuánto duró y quiénes eran esos piratas que tanto nos han dado
que hablar desde entonces.
Fuente: La ContraHistoria
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