sábado, 28 de septiembre de 2019

Cita CDLI: De la circunnavegación de Magallanes al crucero terraplanista del fin del mundo





Cinco siglos después de la primera circunnavegación alrededor de la Tierra, los grupos que aseguran que nuestro planeta es plano reaparecen con fuerza y planean un crucero para demostrar, dicen ellos, que nuestro mundo no es redondo.

Los dieciocho hombres que entran a la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria descalzos, apenas con las fuerzas necesarias para arrastrarse en su interior y con un cirio en la mano, se han ganado el derecho de hacerlo: son los sobrevivientes de una expedición que había partido tres años antes, en 1519, con cinco naves y 239 marineros. Solo una ha regresado, la Victoria, capitaneada por Juan Sebastián Elcano, pues el líder de la expedición, Fernando de Magallanes, había muerto después de enfrentar a una tribu en las Filipinas.

La primera vuelta al mundo, cuyo quinto centenario se conmemora hoy, 20 de setiembre, fue una hazaña sin precedentes y tuvo un impacto en distintas áreas: desde la navegación hasta la teología. El comercio fue sin duda el más beneficiado: inspiró a más exploradores a lanzarse en busca de nuevas rutas que conectaran las distintas partes del globo. En ese entonces difícilmente se hubiese cuestionado la experiencia de los marinos sobrevivientes o sostenido que se trataba de una conspiración para ocultar el hecho de que la Tierra era, en realidad, plana. Existía, además, un detallado diario a bordo, escrito por el marino Antonio Pigafetta, en caso de que se necesitasen más pruebas.

Quinientos años después, las cosas han cambiado enormemente. Ya no se necesitan los tres años que le tomó a Magallanes y Elcano dar la vuelta al mundo, ni siquiera en barco. Los aviones repiten la misma hazaña en un plazo razonablemente menor, y sus pasajeros no tienen que dirigirse al primer templo para agradecer por su supervivencia a la travesía. Sin embargo, un grupo negacionista conocido como los “terraplanistas” ha ido adquiriendo más visibilidad en los últimos años. Se trata de personas vociferantes que —contra toda evidencia— tienen como único credo el señalar que la Tierra no es esférica, sino más bien aplanada. Qué diría Magallanes.

¿Contra la corriente?

Es difícil establecer con exactitud cuándo aparecieron los terraplanistas o si siempre estuvieron ahí y la internet les dio una plataforma a partir de la cual ganaron un espacio. Si bien la imagen que se tiene de los terraplanistas es la de sujetos dispersos y aislados, hay que considerar que existen numerosas organizaciones que los reúnen y que adquieren la apariencia de entidades profesionales: proponen teorías alternativas, captan nuevos miembros a través de suscripciones, organizan eventos anuales, buscan cobertura en los medios, etc. Acaso una de las organizaciones mejores documentadas sea la International Flat Earth Research Society, fundada en 1956, y a la cual uno podía suscribirse hasta hace unos años por la módica suma de 25 dólares. A cambio, uno recibía el boletín y un mapa que mostraba —por supuesto— un mundo completamente plano.

Para Charles K. Johnson, presidente de esta asociación entre 1972 y 2001, la Tierra tenía la forma de un disco en el cual era posible ubicar el Polo Norte al centro del mismo (el Polo Sur, por otro lado, le era un tanto esquivo de localizar). Para dirigir una sociedad que tenía “Research” (investigación) en su título, Johnson optaba por llamar “brujos” a los científicos y buscaba reemplazar cualquier alegato científico con teorías religiosas. Según refiere el Irish Times, el astrónomo Copérnico tampoco salía bien librado de los ataques de Johnson y ante alguna pregunta incómoda —como alguna que incluyera los eclipses como refutación—, él replicaba que “la Biblia señala que los cielos son un misterio”.

Johnson murió en 2001, el mismo año del atentado de las Torres Gemelas, un hecho que con seguridad él hubiese calificado como una conspiración, del mismo modo que lo hacía con la misión Apolo 11 que llegó a la Luna. Pero sus seguidores persistieron, aunque no pasan de los 550 públicamente inscritos y que provienen de Suecia, España, Estados Unidos, Argentina, Turquía y China (varios de ellos, no obstante, prefieren el cómodo anonimato). Por lo pronto, han comenzado a promocionar para el próximo año un viaje en crucero como “la más grande y atrevida aventura” que debería llevarlos al fin del mundo, aunque sus organizadores no garantizan que puedan llegar ahí (por si luego alguien decide pedir la devolución de su dinero).

Uno podrá decir que se trata de un grupo que no hace daño y es indefenso en sí mismo. Lo cierto es que sí lo hace: cuestiona los fundamentos científicos y no ofrece en su lugar información verificable o sostenible. No es raro por ello que los terraplanistas compartan con otros grupos (seudocientíficos y políticos) el mismo desprecio por la ciencia. Aun así, merecen nuestro respeto: el mismo respeto que nos merecen los negacionistas de la llegada del hombre a la Luna, el cambio climático y las vacunas.

Recomendamos: El documental Behind the curve. El director Daniel J. Clark es el responsable de esta película documental de 2018 que cuenta la historia de un grupo de estadounidenses creyentes de que la Tierra es plana. Está disponible en Netflix.

Por: José Ragas

MÁS INFORMACIÓN

CADENA DE CITAS