Gran
parte de las investigaciones científicas sobre la resiliencia —nuestra
capacidad de recuperarnos de la adversidad— se ha enfocado en cómo
desarrollar esta en los niños. Sin embargo, ¿qué hay de los adultos?
Si
bien la resiliencia es una habilidad fundamental para un desarrollo
saludable en la niñez, la ciencia demuestra que los adultos también
pueden tomar acciones para impulsarla; a menudo es cuando más la
necesitamos. La adultez puede traer consigo todo tipo de factores que
causan estrés, incluyendo un divorcio, la muerte de alguno de los
padres, reveses profesionales y preocupación ante la jubilación, pero
muchos de nosotros no cultivamos las habilidades para enfrentar tales
adversidades, como se requiere para superar estos retos.
La
buena noticia es que algunas de las cualidades de una edad más
avanzada, como una mejor capacidad para regular las emociones, la
perspectiva obtenida a partir de las experiencias de vida y la
preocupación por las generaciones futuras, pueden darles a las personas
mayores una ventaja sobre las más jóvenes en cuanto al desarrollo de la
resiliencia, dijo Adam Grant, profesor de Administración y Psicología de
la Facultad Wharton de la Universidad de Pensilvania.
“Hay un conjunto de comportamientos que se pueden aprender de manera
natural y que contribuyen a la resiliencia”, dijo Grant, quien escribió
junto con Sheryl Sandberg, la directora de operaciones para Facebook, el
libro Option B: Facing Adversity, Building Resilience and Finding Joy. “Esas son las conductas hacia las que gravitamos cada vez más conforme vamos creciendo”.
El
año pasado, Dennis Charney, un investigador de la resiliencia y decano
de la Facultad de Medicina Icahn del Hospital Monte Sinaí, en la ciudad
de Nueva York, salía de una tienda de alimentos cuando recibió un balazo
de un exempleado insatisfecho. Charney pasó cinco días en terapia
intensiva y tuvo una recuperación difícil. “Después de 25 años de
estudiar la resiliencia, yo mismo tuve que ser resiliente”, dijo
Charney, coautor del libro Resilience: The Science of Mastering Life’s Greatest Challenges.
“Es bueno estar preparado de antemano, pero una vez impactado por un
trauma no es demasiado tarde para cultivar la capacidad de salir
adelante de manera resiliente”.
Los
científicos que estudian el estrés y la resiliencia dicen que es
importante pensar en esta última como si fuera un músculo emocional, el
cual puede fortalecerse en cualquier momento. Aunque es útil desarrollar
la resiliencia antes de que se presente una crisis pequeña o grande,
también hay pasos activos que podemos tomar durante y después de las
crisis para acelerar la recuperación emocional.
Estas son algunas de las formas en las que puedes cultivar la resiliencia en la adultez:
• Practica el optimismo.
El optimismo es en parte heredado y en parte aprendido. Así que, si
naciste en una familia de pesimistas, de cualquier forma puedes
encontrar a tu optimista interior.
Ser
optimista no significa ignorar la realidad de una situación difícil.
Después de la pérdida de un empleo, por ejemplo, mucha gente se siente
derrotada y piensa: “Nunca me recuperaré de esto”. Un optimista
reconocerá el reto, pero con más esperanza, y dirá: “Esto será difícil,
pero es una oportunidad de replantearme mis objetivos de vida y
conseguir un trabajo que realmente me haga feliz”.
Aun
cuando suene trivial, tener pensamientos positivos y rodearte de gente
positiva en verdad ayuda. Steven Southwick, profesor de Psiquiatría de
la Facultad de Medicina de Yale y coautor del libro de Charney, señala
que el optimismo, al igual que el pesimismo, puede ser contagioso. Así
que su consejo es: “Júntate con personas optimistas”.
• Reescribe tu historia.
Cuando Charney estaba recuperándose del balazo, sabía que su vida había
cambiado para siempre, pero reestructuró la situación, enfocándose en
la oportunidad que le presentaba ese duro golpe. “Una vez que eres
víctima de un trauma, eso se queda contigo”, dijo. “Pero yo sabía que
podía ser un modelo. Tengo a miles de estudiantes que observan mi
recuperación. Esto me da la oportunidad de usar lo que he aprendido”.
Ha
sido demostrado en un estudio tras otro que podemos beneficiarnos de
cambiar el discurso personal que moldea nuestra forma de ver el mundo y a
nosotros mismos. En estudios sobre escritura expresiva, obtuvieron
mejores calificaciones los estudiantes universitarios a los que se les
enseñó a reformular sus conflictos como una oportunidad de crecimiento, y
fue menos probable que abandonaran sus estudios. Una investigación
realizada en Harvard encontró que las personas que consideraban el
estrés como un combustible para un mejor desempeño obtenían mejores
resultados en sus exámenes y manejaban mejor el estrés –desde el punto
de vista fisiológico– que aquellos a quienes se les había enseñado a
ignorarlo.
“Se
trata de aprender a reconocer la historia explicativa que tiendes a
usar para tu vida”, dijo Southwick. “Observa lo que te dices a ti mismo y
cuestiónalo. No es fácil. Requiere práctica”.
• No te lo tomes personal.
Tenemos la tendencia de culparnos por las adversidades de la vida y
rumiar acerca de lo que podríamos haber hecho diferente. En su momento,
una situación difícil parece no tener fin. Para fortalecer tu
resiliencia, recuerda que incluso si cometiste un error, con toda
seguridad hubo varios factores que contribuyeron al problema; cambia tu
enfoque hacia los próximos pasos a seguir.
“Decirte
a ti mismo que una situación no es personal, que no lo abarca todo ni
es permanente, puede ser extremadamente útil”, dijo Grant. “Casi no hay
fracasos que sean completamente personales”.
• Recuerda tus recuperaciones.
En tiempos difíciles, a menudo recordamos que otras personas —como los
refugiados de guerras o un amigo con cáncer— la han pasado peor. Aunque
esto pueda ser cierto, obtendrás un mayor impulso resiliente si te
recuerdas a ti mismo los retos que tú ya has superado personalmente.
“Es
más fácil identificarte con quien eras antes que con alguien de otro
país”, dijo Grant. “Recuerda y di: ‘Ya pasé por algo peor en el pasado.
Esto no es lo más horrible que he enfrentado o enfrentaré. Sé que puedo
lidiar con esto’”.
Sallie
Krawcheck, antigua ejecutiva de Wall Street, dijo que después de un
despido bastante público, se recordó a sí misma lo afortunada que era de
tener una familia sana y un colchón financiero. Aunque nunca ha
estudiado la resiliencia, cree que algunos retos que enfrentó a temprana
edad —como el que la molestaran en la secundaria (“Fue brutal”, dijo) o
pasar por un divorcio doloroso— la ayudaron a recuperarse también en el
ámbito profesional. “Simplemente creo en los resurgimientos”, dijo
Krawcheck, quien recientemente fundó Ellevest, una plataforma de
inversión en línea para mujeres. “Considero estos reveses como parte de
un viaje y no un fracaso que pueda terminar con mi carrera. No había
nada que pudieran hacerme en Wall Street que fuera tan malo como la
secundaria”.
• Apoya a otros.
Los estudios sobre resiliencia muestran que las personas son más
resilientes cuando cuentan con redes sólidas de apoyo de amigos y
familiares que les puedan ayudar a enfrentar las crisis. Sin embargo,
puedes obtener un impulso resiliente aún mayor cuando tú das el apoyo.
En un estudio
sobre resiliencia psicológica realizado en 2017 entre veteranos del
Ejército de Estados Unidos, quienes tenían niveles más altos de
gratitud, altruismo y sentido de propósito también presentaban mayores
habilidades de resiliencia.
“Cualquier
manera en la que puedas acercarte a otros y ayudarlos es una forma de
salir de ti mismo, lo que constituye una forma importante de aumentar tu
propia fuerza”, dijo Southwick. “Una parte de la resiliencia es asumir
la responsabilidad de tu vida y de crear una vida que consideres
significativa y con propósito. No tiene que ser una misión elevada:
puede ser tu familia. Mientras aquello en lo que participes tenga
sentido para ti, eso puede impulsarte a superar todo tipo de
adversidades”.
• Descansa del estrés.
Los tiempos de estrés manejable representan una oportunidad de cultivar
tu resiliencia. “Debes cambiar la manera en que piensas el estrés”,
dijo Jack Groppel, cofundador del Johnson & Johnson Performance
Institute, que hace poco comenzó a ofrecer un curso de resiliencia.
“Debes invitar al estrés a tu vida. Un ser humano necesita estrés; el
cuerpo y la mente quieren estrés”.
La
clave, dijo Groppel, es reconocer que nunca eliminarás el estrés de tu
vida. Por lo tanto, hay que crear oportunidades frecuentes para que el
cuerpo se recupere de este, al igual que harías para dejar descansar a
tus músculos entre repeticiones de levantamiento de pesas. Tomar una
caminata a modo de descanso, dedicarle cinco minutos a meditar o ir a
almorzar con alguna amistad son maneras de darles a tu cuerpo y a tu
mente un descanso del estrés.
“El
estrés es el estímulo para el crecimiento, y la recuperación es cuando
el crecimiento ocurre”, dijo Groppel. “Así es como desarrollamos el
músculo de la resiliencia”.
• Sal de tu zona de confort.
La resiliencia no solo proviene de las experiencias negativas. Puedes
cultivar tu resiliencia poniéndote en situaciones desafiantes. Groppel
está planeando escalar el monte Kilimanjaro con su hijo, por ejemplo.
Así que toma unas vacaciones intrépidas o corre un triatlón. Comparte
tus habilidades poéticas secretas con extraños en un evento de lectura
de poesía.
“Hay
algo biológico en ello”, dijo Charney. “Tus sistemas para regular la
hormona del estrés se harán menos reactivos al estrés para que puedas
manejarlo mejor. Vive tu vida de manera que adquieras las habilidades
que te permitan manejarlo”.
https://www.nytimes.com
Por Tara Parker-Pope
31 de julio de 2017
Por Tara Parker-Pope
31 de julio de 2017
CADENA DE CITAS
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