domingo, 2 de mayo de 2021

Podcast HistoCast 228: Castillos

 

 

Vamos a hablar de castillos su naturaleza, su relación con el territorio y el poder, principalmente en España además de traeros algunos casos que nos gustan.

  • Naturaleza de los castillos medievales en España - 12:07
  • Cartago - 1:57:23
  • Gormaz - 2:12:22
  • Himeji - 2:24:04
  • Sigüenza - 2:52:03
  • Bibliografía - 3:05:22

Fuente Histocast: https://www.histocast.com  

 

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Video 584: Bulos y certezas. ¿Por qué dudamos de la ciencia? | DW Documental

 

 

Asbesto, emisiones de CO2, 5G o COVID-19: temas de debates intensos con datos no siempre ciertos. En ellos se le arroga a la ciencia el discutible papel de creadora de opinión, influyendo en ella, manipulándola, minando su credibilidad. ¿De qué modo? Sobre la base de varios grandes escándalos medioambientales y de salud, el documental muestra las estrategias de instrumentalización de la ciencia. ¿Por qué tuvieron que pasar décadas hasta que el tabaco fue considerado definitivamente como pernicioso para la salud? ¿Por qué mucha gente sigue creyendo que el cambio climático no es obra humana? ¿Por qué no queremos aceptar que los pesticidas son los responsables de la extinción de poblaciones de abejas, a pesar de que ha sido demostrado fundadamente por un buen número de estudios? Nunca había sido tan profuso el conocimiento científico, pero nunca se desataron tantas controversias en torno a la ciencia. ¿Por qué se ponen tantas veces en duda los datos científicos? A nadie le extraña ya que la industria oculte ante la opinión pública información que podría reducir sus beneficios. Tampoco que influya en el debate público de forma para ralentizar la toma de decisiones política. Pero lo que se desconocía hasta la fecha son las refinadas estrategias que emplea para someter a la ciencia a sus intereses. En cada vez más organizaciones se ponen en duda específicamente datos científicos para obstaculizar el progreso en ámbitos sensibles. Investigadores de distintas disciplinas se han ocupado de la generación intencionada de ignorancia y desvelan los mecanismos sobre los que ésta descansa. A partir del ejemplo de grandes escándalos empresariales, los agnotólogos descubren los métodos con los que se impide la divulgación de conocimiento: se lanzan "bombas de humo”, se manipulan series de datos y se falsean protocolos de experimentos. Así se demuestra también cómo esquemas inconscientes de pensamiento y comportamiento mueven a las personas a privilegiar la ignorancia sobre la adquisición de conocimiento. El documental informa científica e imparcialmente sobre un mecanismo del que tantos se sirven.

Fuente: DW Documental


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Video 583: La Primera Guerra Mundial | Academia Play

 

 

La Primera Guerra Mundial, antes conocida como la Gran Guerra, fue una confrontación bélica, ocurrida principalmente en Europa, entre los años 1914 y 1918. En la Gran Guerra se vieron involucradas todas las grandes potencias industriales y militares de la época.  

Fuente: Academia Play

 

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Cita DLXXXI: Valorización de residuos sólidos es un avance en la economía circular

 

 

El Ministerio del Ambiente (Minam) informó que el año pasado se valorizaron 92,822.84 toneladas de residuos sólidos en todo el país y destacó que ese paso constituye un avance hacía la implementación de la economía circular en el Perú.

Tras indicar que este proceso forma parte del Programa de Incentivos a la Mejora de la Gestión Municipal que está a cargo de dicho sector, en coordinación con el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), el Minam detalló de que de ese total, 24,423.22 toneladas fueron residuos inorgánicos municipales (plásticos y latas, entre otros), mientras que 68,399.63 toneladas fueron residuos orgánicos municipales (restos de verduras y/o frutas provenientes de mercados, o viviendas y otros).

En su reporte, el Minam resaltó que la cifra total de lo valorizado el año pasado es superior a la alcanzada en 2019 cuando se valorizaron 84,063 toneladas de residuos (27,174.36 de inorgánicos y 56,888.20 de orgánicos); "ello demuestra un avance importante en las acciones que buscan encaminar al Perú hacia la implementación de un modelo de economía circular", subrayó.

La economía circular es un sistema de aprovechamiento de recursos donde prima la reducción, la reutilización y el reciclaje de los productos. A continuación, repasemos en qué consiste este modelo productivo y sus beneficios para el desarrollo sostenible en el Perú.

La economía circular toma como ejemplo el ciclo de la naturaleza. De esta manera, propone eficientes procesos de producción y, tras el uso de los recursos, lograr la reutilización de sus componentes. Este sistema alienta el reciclaje y el reaprovechamiento de materiales biodegradables que, al agotar su vida útil, no provoquen daños en la naturaleza. 

Sistema integrado 

Sonia Araníbar, directora general de Gestión de Residuos Sólidos del Minam, afirmo que la meta 3: “Implementación de un sistema integrado de manejo de residuos sólidos municipales” forma parte del Programa de Incentivos a la Mejora de la Gestión Municipal (PI).

En esa línea, la funcionaria explicó que el referido programa promueve que las municipalidades implementen un sistema de gestión integral de residuos, priorizando la valorización de residuos sólidos orgánicos e inorgánicos municipales, a fin de garantizar la protección de la salud de las personas y del ambiente. 

Actividades por tipos de municipalidades 

Sostuvo que en el desarrollo de la Meta 3 participan 745 municipios de todo el país que pertenecen a gobiernos locales tipo A, B, C, D y E. Así, dentro del PI se tiene74 en el tipo A, 122 en el B, 42 en el grupo C y 378 en el E.

Para el cumplimiento de la Meta 3 del año 2020 y hacerse acreedores a los incentivos presupuestales, los municipios tuvieron que realizar 3 actividades, de las cuales 2 están relacionadas a la valorización de residuos sólidos: valorizar residuos sólidos inorgánicos municipales (RSIM), a cargo de los gobiernos locales de tipo A, C y D (actividad 1); en tanto, los gobiernos locales tipo A, B, C, D y E ejecutaron la actividad 2 que consiste en valorizar los residuos sólidos orgánicos municipales (RSOM)”. Asimismo, los gobiernos locales de tipo A y C realizaron la actividad 3: erradicar los puntos críticos (PC) y prevenir los puntos críticos potenciales (PCP). 

Generación de residuos 

Según cifras del Minam, el año 2019, a escala nacional, se generaron 7 millones 781,904.29 toneladas de residuos sólidos municipales.

De ese total, 1 millón 750,458.41 fueron inorgánicos (22.49 %) y 4 millones 252,200.47 fueron de tipo orgánico (54.64 %). El 77.13 % de lo generado puede ser valorizable.

 

Fuente: https://andina.pe


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CADENA DE CITAS

Cita DLXXX: Napoleón Bonaparte: de qué murió realmente (y otras 3 cosas que quizás no sabías sobre su vida)

 

 

“Mi muerte es prematura. Me han asesinado el oligopolio inglés y su asesino a sueldo”.

Estas fueron las palabras rencorosas de Napoleón Bonaparte cuando dictó su última voluntad y testamento en abril de 1821. Bonaparte, uno de los manipuladores más consumados de la historia, fue un hombre que se llevó sus vendettas a la tumba.

Al día siguiente de su muerte bajo custodia británica, el 5 de mayo, 16 observadores asistieron a la autopsia, siete médicos entre ellos. Fueron unánimes en su conclusión: Napoleón había muerto de cáncer de estómago.

Sin embargo, las dudas que había fomentado Napoleón sobre lo que sucedió “realmente” nunca han desaparecido del todo. ¿Aceleró el gobierno británico su muerte? ¿Vertieron sus rivales franceses veneno en su vino? ¿Fue realmente Napoleón quien murió en Longwood House en mayo de 1821?

Durante casi dos siglos, todas estas cuestiones y más se han debatido y disputado.

Nacido en 1769 en el seno de una familia corsa de modestos recursos, en 1811 Napoleón Bonaparte gobernaba a 70 millones de personas y dominaba Europa.

Cuatro años más tarde, sus sueños dinásticos, políticos, imperiales y militares se hicieron añicos y fue exiliado a la remota isla de Santa Elena.

Allí, hasta su muerte, él y su irritable familia, vivieron en una villa laberíntica llamada Longwood House.

Tras ser derrotado en 1814, Napoleón Bonaparte se había escapado de la isla mediterránea de Elba donde había sido exiliado. Cuando llegó el momento de encarcelarlo después de la batalla de Waterloo, sus enemigos eligieron uno de los lugares más remotos del planeta: Santa Elena, una isla de 121 kms² a más de 1.900 kilómetros de la tierra más cercana en el Atlántico Sur, un océano que estaba controlado por la Royal Navy británica.

A pesar de tal precaución y de que Napoleón estaba bajo vigilancia armada, hubo planes para rescatarlo, incluido uno tramado por un grupo de exsoldados franceses que vivían en Texas (entonces una provincia de México), que querían resucitar el Imperio Napoleónico en América del Norte. 

Una muerte lenta

Esa muerte no llegó de repente.

Durante meses, Napoleón sufrió dolores abdominales, náuseas, sudores nocturnos y fiebre. Cuando no estaba estreñido, le asaltaba la diarrea; perdió peso. Se quejaba de dolores de cabeza, piernas débiles y malestar con luz brillante. Su habla se volvió confusa. Los sudores nocturnos lo dejaron empapado. Sus encías, labios y uñas eran incoloras.

Brevemente, se le ocurrió que estaba siendo envenenado, pero luego decidió que tenía el mismo cáncer que había matado a su padre, y que toda la ayuda médica era inútil.

El 4 de mayo de 1821 perdió el conocimiento. El 5 de mayo, la noticia llegó a un mundo conmocionado de que el gran hombre había muerto, y comenzaron las preguntas.

El primer teórico de la conspiración fue el médico irlandés Barry O’Meara, que había sido cirujano del buque HMS Bellerophon cuando Napoleón se rindió a su capitán después de Waterloo y se convirtió en el médico personal de líder francés.

O’Meara atendió al exemperador durante tres años, hasta que hizo la explosiva afirmación de que el gobernador británico de Santa Elena, Sir Hudson Lowe, le había ordenado “acortar la vida de Napoleón”. Como era de esperar, fue despedido.

Lowe era el sujeto perfecto para jugar el rol de villano británico burlón, que es la versión que ha pasado a la historia y, no por casualidad, la versión que Napoleón quería que el mundo creyera.

Napoleón tenía un plan astuto para escapar de Santa Elena alegando que su clima insalubre lo estaba debilitando fatalmente y usando la autoridad médica del doctor O’Meara como apoyo.

O’Meara se enamoró del famoso encanto de su paciente y respaldó obedientemente sus afirmaciones: en 1818, acusó al gobernador Lowe de intentar acelerar la muerte de Napoleón, y en 1822, publicó un libro en el que afirmaba que el gobierno británico estaba decidido a eliminar toda posibilidad de otro regreso napoleónico.

Mucha gente sospechaba que O’Meara tenía razón, pero nadie pudo probarlo. Aún no existía ningún método para demostrar la presencia de arsénico en un cadáver y, en cualquier caso, Napoleón estaba enterrado en cuatro ataúdes y debajo de una gran losa de roca.

Si Napoleón había sido asesinado, parecía que el asesino se había salido con la suya, hasta que un dentista sueco se encontró con la historia unos 100 años después y continuó donde O’Meara la había dejado. 

Investigaciones 

Cuando los diarios privados del ayudante de cámara de Napoleón se publicaron en la década de 1950, ofreciendo relatos íntimos de los últimos días del emperador, el doctor Sten Forshufvud creyó haber encontrado una prueba irrefutable.

De 31 síntomas de intoxicación por arsénico descubiertos por científicos desde 1821, Napoleón había presentado 28, por lo que Forshufvud le pidió a una universidad escocesa que realizara una prueba de detección de arsénico recién inventada.

El análisis de activación de neutrones (NAA) se llevó a cabo en los cabellos de la cabeza de Napoleón que databan de 1816, 1817 y 1818, y reveló niveles fatalmente altos de arsénico en su sistema. O’Meara, al parecer, había estado en lo cierto: Napoleón había sido asesinado, pero ¿quién lo había matado?

Uno de los apodos más conocidos de Napoleón era “el pequeño corso” y uno de los más grandes mitos es precisamente ese: que era bajito.

La imagen de Napoleón como un líder militar enojado e innegablemente achaparrado estaba tan extendida en el siglo XX que hasta hay un complejo psicológico que lleva su nombre.

A su muerte, el clavo en el ataúd vino con el informe de su médico de que su cuerpo medía “cinco pies, dos pulgadas y cuatro líneas, desde la parte superior de la cabeza hasta los talones”. Eso equivaldría a 1,57 metros... de no ser porque la medida había sido tomada en el “pied métrique”, un sistema métrico establecido por el propio Bonaparte en 1812 que equivalía a una tercera parte de un metro.

La medida ajustada es 1,68 metros, una altura algo mayor que la promedio de la época.

El millonario del culturismo canadiense Ben Weider (descubridor del joven Arnold Schwarzenegger) llegó a la misma conclusión por medio de un método diferente.

Convencido de que Napoleón había sido asesinado, Weider había revisado las numerosas memorias escritas por quienes habitaban la casa Longwood en busca de pistas.

Cuando él y Forshufvud recopilaron evidencia de los síntomas descritos en las memorias y los compararon con los picos y valles de absorción de arsénico mostrados por el análisis de NAA, creyeron que tenían evidencia de dosis administradas a intervalos durante varios años.

Su libro titulado “Asesinato en Santa Elena” también nombró a un nuevo sospechoso: el antiguo compañero de Napoleón, Charles Tristan, el marqués de Montholon, un personaje sombrío cuya esposa Napoleón había seducido, que estaba desesperado por salir de la isla y que se beneficiaría personalmente del testamento.

Los reyes borbones restaurados de Francia (que tenían tanto interés como los británicos en mantener a Napoleón controlado) habían amenazado (afirmaron Weider y Forshufvud) con hacer pública la malversación de fondos militares de Montholon si no aceptaba suministrarle a Napoleón una bebida envenenada con arsénico. 

El debate sobre el arsénico

Sin embargo, esta colorida teoría no convenció a todos: incluso si el arsénico hubiera sido la causa de la muerte de Napoleón, eso no significaba que alguien hubiera matado a Napoleón con esta sustancia.

En la década de 1980, el debate sobre el envenenamiento se desvió en una dirección diferente: Napoleón simplemente podría haber absorbido suficiente arsénico de su entorno como para morir.

Cualquier casa del siglo XIX estaba saturada de arsénico: cosméticos, tónico para el cabello, cigarrillos, lacre, ollas de cocina, polvos repelentes de insectos, veneno para ratas, glaseado de pasteles... todos eran tóxicos.

Cuando un químico de la Universidad de Newcastle experimentó con un trozo de papel tapiz de Longwood robado por un turista del siglo XIX, descubrió que los gases venenosos exhalados por un moho que crecía detrás de él podrían haber contribuido al fatal declive de Napoleón.

Investigadores posteriores analizaron los cabellos del hijo de Napoleón, de su primera esposa, la emperatriz Josefina, y de 10 personas vivas, y concluyeron que los europeos a principios del siglo XIX tenían hasta 100 veces más arsénico en sus cuerpos que la persona promedio que vive ahora.

Pero los que estaban convencidos de que había sido un asesinato no aceptaban esa hipótesis.

Durante varios años, las dos escuelas de pensamiento lucharon con pruebas y contrapruebas: el FBI, Scotland Yard, el Instituto Forense de Estrasburgo, los laboratorios de la policía de París... todos llevaron a cabo pruebas y todos confirmaron los altos niveles de arsénico presentes en el sistema de Napoleón.

Sin embargo, ninguna pudo establecer definitivamente cómo había llegado el veneno allí. 

La teoría de la sustitución 

Mientras tanto, un segundo debate retumbaba de fondo: la sustitución.

La idea del emperador sustituto se ha utilizado en películas y novelas y, ciertamente, los admiradores más enamorados de Napoleón estaban (y están) seguros de que el hombre que murió el 5 de mayo era otra persona.

La versión más sorprendente de las teorías de la sustitución afirma que Napoleón nunca fue a Santa Elena: que enviaron a un doble en su lugar mientras el exemperador se retiró a Verona y se dedicó a vender anteojos pacíficamente, hasta que le dispararon al intentar escalar los muros de un palacio austriaco para ver a su hijo menor.

Lamentablemente, esa historia no tiene base documental alguna.

El 13 de julio de 1815, 25 días después de su derrota en Waterloo, Napoleón le escribió una carta al rey Jorge IV de Reino Unido, quien entonces era Príncipe Regente, rogando clemencia.

Firmada por el propio emperador, la carta aboga por la “hospitalidad del pueblo británico” y le hace un llamado al príncipe -”el más poderoso, el más constante y el más generoso de mis enemigos”- para que lo proteja. Buscando refugio, el emperador se compara con Temístocles, un estadista griego que se puso a las órdenes del gobernante persa Artajerjes y posteriormente fue recibido con honores.

Al recibir la carta, el príncipe declaró: “Caramba, una carta muy adecuada, mucho más, debo decir, que cualquiera de las que he recibido de Luis XVIII”.

No obstante, la solicitud de protección de Napoleón fue rechazada.

Una segunda teoría de la sustitución gira en torno a Jean-Baptiste Cipriani, mayordomo en Longwood hasta su muerte en febrero de 1818 durante una epidemia de hepatitis, y enterrado cerca.

La ‘escuela Cipriani’ afirma que los británicos desenterraron en secreto el cuerpo de Napoleón a fines de la década de 1820 por razones inexplicables.

Cuando se enfrentaron a una solicitud francesa en 1840 para desenterrar a Napoleón y traerlo de regreso a París, los británicos cavaron apresuradamente a Cipriani y lo arrojaron a la tumba vacía de Napoleón.

¿Por qué, ha preguntado la ‘escuela Cipriani’, el oficial británico a cargo sólo les permitió a los observadores franceses presentes ver el cuerpo a medianoche, a la luz de las antorchas? ¿Por qué no permitió que se hicieran bocetos? ¿Por qué el ataúd solo se abrió durante dos minutos antes de volver a cerrarlo y llevarlo a bordo de la fragata francesa?

Máscaras mortuorias falsas, calcetines podridos, cicatrices faciales que desaparecen, la posición de los vasos que sostienen las vísceras: los detalles reclamados y negados son demasiados para enumerar aquí, pero mantuvieron felices a los estudiosos de Napoleón durante años.

En 1969, en el bicentenario del nacimiento de Napoleón, un periodista francés incluso publicó un “llamamiento” deliberadamente sensacional a los británicos: Anglais, rendez-nous Napoleon!” (¡Ingleses, devuélvanos a Napoleón!).

Su sorprendente acusación era que la familia real británica había hecho volver a enterrar a Napoleón en la Abadía de Westminster, el insulto supremo.

La verdad más prosaica es que el cuerpo de Napoleón (casi) seguramente yace bajo la cúpula de Los Inválidos en París.

Sin embargo, hasta que las autoridades francesas permitan que el ataúd se abra para hacerle pruebas al cuerpo, las teorías sobre el destino final de uno de los personajes más fascinantes de la historia seguirán rondando.

 

Fuente: https://www.bbc.com/

Por: Siân Rees. Autor de “Las muchas muertes de Napoleón Bonaparte”.

 

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Olafo el Amargado (02-Mayo-2021)

 

 


Hägar the Horrible —rebautizado en español como Olaf el vikingo u Olafo el Amargado— es una tira cómica creada por Dik Browne. Debutó en 136 periódicos de Estados Unidos el 4 de febrero de 1973. Dos años más tarde, el número de periódicos en los que aparecía había aumentado a 600. Su circulación siguió en aumento y en 2010 la tira apareció en 1900 periódicos de 58 países y en 13 idioma.

Dilbert (02-Mayo-2021)

 

 

Fuente: The official Dilbert website with Scott Adam

Dilbert es el nombre de una tira satírica creada por Scott Adams que ha aparecido en los periódicos desde 1989, dando lugar a varios libros, una serie animada de TV y numerosos productos relacionados que van desde muñecos rellenos hasta helados. La trama de este cómic se desarrolla en el contexto de lo cotidiano para millones de empleados y oficinistas: políticas de oficina, jefes incompetentes, compañeros de trabajo molestos, asuntos sin sentido, juntas eternas, etc. El mismo tipo de cosas que la gente odia en su trabajo diario son las que provocan las carcajadas en Dilbert.