miércoles, 3 de septiembre de 2025

Poeta 799: La autobiografía de Subhro Bandopadhyay

SUBHRO BANDOPADHYAY

(Calcuta-India, 1978). Poeta. Seudónimo de Subhransu Banerjee. Se licenció en Biología y Español. En la actualidad, reside en Nueva Delhi (India), donde se desempeña como profesor de español en el Instituto Cervantes. Empezó a publicar poesía en revistas bengalíes importantes antes de cumplir dieciocho años. Ha publicado hasta la fecha cinco poemarios en bengalí. Recibió la Beca Internacional Antonio Machado de Creación Poética (2008, España), y el Premio Nacional de Escritores Jóvenes de la Academia Nacional de Letras de India (2013). Participó en el proyecto Poetry Connection India-Wales, organizado por Literature Across Frontiers y British Council (2017). Ha publicado en traducción al español, La ciudad leopardo (2010), Poemas metálicos (2014) y Sumar sal (2018).

 

LA AUTOBIOGRAFÍA

1

Mis pasos han abierto una senda
entre la autobiografía y yo
Nos saludamos con un sonido apagado
como una fruta pesada
intensamente tropical
                                       que al madurar estalla 

En su pulpa amarilla están unidos
la infancia y su Presente

Las autobiografías suelen ser prolijas  
confunden al poeta con su infancia

Disfruto a distancia de todo esto

Enciendo en secreto un cigarro         
preguntándome cómo la gente puede
dormir con facilidad
en los viajes largos

2

La autobiografía lo borra todo
–el té mezclado con café soluble
en el andén del viaje invernal
la casa que salta hasta la puerta
el barrio y sus perros callejeros
que saben la hora del último metro
buscan husmeando el Presente

No esperes
                    sigue tu camino
aunque el miedo ajeno te obligue a silbar

Al igual que la abuela viuda
amaba sus flores blancas
todavía tienes esa habitación
donde guardabas las sombras

Encontrarás la terraza
Respira
             fuma si quieres
nadie te observará en ese punto
Lee poesía clásica subrayando con el lápiz

3

La autobiografía prefiere la descripción
de una estación de tren vacía
la llegada del estío
la semilla fibrosa del algodón
en un vagón abandonado

La verdad es que la narración
y el entorno sin colores
son una tarde que come un pescado
y exalta el Presente
en el plato de arroz de color hueso

Me detengo y elijo lo que viene del mar
la zanja del sueño que agita el lenguaje

El mediodía es un insecto
dentro del ámbar añejo del delirio

Vuelvo y arranco el temblor
con una pinza

4

La autobiografía es aquella tarde de locura
de cabeza pesada que recuerda
la noche de vómitos como si un perro rabioso
hubiera mordido la pierna de un mendigo ciego
Entre la sangre y el músculo abierto pálidamente
queda la posibilidad de cambiar el sentido

Me detengo en el Presente que
insiste en ofrecer un gorrión a la boca felina
Aquí quiero devorar la placenta abandonada
de mi madre
                       negando mi enfermedad
la de querer estar violentamente solo

5

La autobiografía quiere el pasado
los días de huida que arrancaban con violencia
              el músculo el hueso y su Presente
              fragmentando la luz decembrina

En la encrucijada
busca un reptil casi extinto la escama
que es suya e hipnotiza la sombra

La piedra que lanzas hacia ese animal
se tiñe de sangre oscura

El atardecer de color óseo
en este país sin invierno
rastrea un suspiro que huele a óxido
en cada ducha

6

La autobiografía sabe que la mangosta se adapta mejor[1]
                a cualquier situación extrema
                 husmea la piel mudada de la serpiente

Nadie mirará atrás en el Presente
                  la calle siempre lleva a la gente necesaria
                  hacia su trabajo y elaboración

Me detengo en las fauces del felino al huir con su caza
en el silencio de una avispa cuando se apacigua
Así de seguros nos sentimos en la lengua materna

 

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