CLITEMNESTRA
Hoy los aqueos son los dueños de Troya. Aun me parece oír los clamores opuestos que resuenan en la Ciudad. De igual modo, cuando se vierte vinagre y aceite en un mismo vaso, la discordia se interpone entre ambos y no se pueden unir. Así, también, vencedores y vencidos lanzan los gritos discordes de sus destinos contrarios. Aquí están abrazados a los cadáveres de mandos, hermanos, allegados, y los niños sobre los de los viejos. Los que padecen servidumbre lamentan el destino de los que tan caros les eran.
Los vencedores, quebrantados por la fatiga del combate nocturno, y hambrientos, buscan en confusión los manjares que la Ciudad posee. Según la suerte, cada cual entra en las moradas cautivas de los troyanos, al abrigo de lluvias y rocíos, y como el que nada tiene, se va a dormir, sin guardas, la noche entera. Si respetan a los Dioses de la Ciudad conquistada y sus templos, no serán los vencedores a su vez vencidos. No arrastre la codicia desde el primer momento al ejército a cometer acciones impías, en su deseo de botín. Pues es necesario que vuelvan a salvo a sus casas, deshaciendo el camino que peligrosamente recorrieron. Si el ejército dejase atrás Dioses ultrajados, la ruina de los vencidos fuera bastante para despertar la venganza, aun cuando no se hubiesen cometido otros crímenes. Tales son las opiniones de una mujer. ¡Todo suceda manifiestamente para bien! ¡Concedida les sea toda prosperidad!
EL CORO DE LOS ANCIANOS
Mujer, hablaste con generosidad y como lo hubiese hecho un hombre prudente. No dudo de que cuanto me anunciaste es verdad, y voy a dar gracias por ello a los Dioses, pues de grandes trabajos digna recompensa han obtenido.
¡Oh, Rey Zeus! ¡y tú, Noche cara, que tan gran gloria nos diste, que tendiste una red espesísima sobre los muros de Troya para que nadie, hombre o niño, pudiera evadirse de las amplias mallas de la servidumbre! Gracias doy a Zeus hospitalario que tal quiso y que ya de antes tendía el arco contra Alejandro, para que la flecha, lanzada antes del tiempo oportuno, no se perdiese más allá de los astros.
Extracto de Agamenón
La Orestíada, Orestea u Orestía (Ορέστεια) es una trilogía de obras dramáticas de la Grecia Antigua escrita por Esquilo, la única trilogía que se conserva del teatro griego antiguo. Trata del final de la maldición de la casa de Atreo. Las tres obras que la forman son: Agamenón, Las coéforas y Las euménides. Una cuarta obra, Proteo, un drama satírico que se representaría junto a ellas, no ha sobrevivido. La trilogía se representó originariamente en las fiestas Dionisias de Atenas en el año 458 a. C., donde ganó el primer premio.
Agamenón. En la primera obra de la trilogía, se relata el regreso de Agamenón, rey de Argos, de la guerra de Troya para encontrar la muerte. En su hogar se encuentra su esposa, Clitemnestra, que ha planeado su muerte como venganza por el sacrificio de su hija, Ifigenia. Más aún, dado que la ausencia de su esposo ha durado diez años, Clitemnestra ha sucumbido a una relación adúltera con Egisto, primo de Agamenón y el descendiente de una rama desheredada de la familia, que está determinado por recuperar el trono que cree que en justicia le pertenece.
Las coéforas. La segunda parte de la trilogía cuenta el proceso de venganza planeado por Electra. Trata de la reunión de los dos hijos de Agamenón, Electra y Orestes, y su venganza. Electra reconoce a Orestes por una marca en la cara durante los funerales de Agamenón. Acto seguido, Orestes mata a Egisto y a su madre Clitemnestra. Ésta convoca a las furias, que perseguirán a Orestes.
Las euménides. Esta tercera y última pieza muestra cómo Orestes es llevado a juicio ante el tribunal divino. Las Euménides narra cómo Orestes, Apolo y las Furias comparecen ante un jurado de atenienses conocido como Areópago (‘roca de Ares’, una colina rocosa plana junto al ágora ateniense donde el tribunal de homicidios de Atenas celebraba sus sesiones), para decidir si el asesinato de Clitemnestra por parte de su hijo, Orestes, le hace merecedor del tormento que le infligen. Orestes es encontrado inocente gracias a la ayuda de Apolo y Atenea.
ESQUILO
(en griego antiguo: Αἰσχύλος, Aischýlos; Eleusis, ca.525 a. C.-Gela, ca. 456 a. C.) fue un dramaturgo griego. Predecesor de Sófocles y Eurípides, es considerado como el primer gran representante de la tragedia griega.
MÁS INFORMACIÓN
- Libro: Odas. Pindaro. Colección Biblioteca Gredos
- Libro: Teogonia. El origen de los dioses. Colección Biblioteca Gredos
- Libro: Fábulas. Esopo. Colección Biblioteca Gredos
Autor(es): Esquilo
Editorial: Gredos
Páginas:
Tamaño: 14,5 x 22 cm.