La muerte a todos nos alcanza y tras ella, a lo largo de la historia,
muchos han intentado pasar a la posteridad levantado una morada que
fuese eterna, una tumba que sirviese como lugar de descanso final, pero
también como monumento conmemorativo que reflejasen la vida y el poder
de aquellos que yacen en su interior. Algunas tumbas, por su
magnificencia, su significado histórico o las figuras que albergan, se
han convertido en lugares de peregrinación atrayendo a visitantes de
todo el mundo.
Una de estas tumbas emblemáticas es la de Ramsés II, el faraón más
poderoso del antiguo Egipto. Su tumba, ubicada en el Valle de los Reyes,
es un complejo laberíntico de cámaras y pasillos decorados con relieves
y pinturas que narran las hazañas del faraón y su viaje al más allá.
Aunque saqueada en la antigüedad, la tumba de Ramsés II aún conserva
parte de su grandeza original, testimonio del poder y la gloria de este
legendario gobernante.
En la antigua Persia, la tumba de Ciro el Grande, fundador del
Imperio Aqueménida, se alza en Pasargada y es una estructura sencilla y
austera de piedra que contrasta con la magnificencia de otros monumentos
funerarios. Sin embargo, su importancia radica en el legado del rey
Ciro, que liberó a los judíos del exilio en Babilonia y es recordado por
su respeto a las diferentes culturas y religiones. El imperio de Ciro
pasó a mejor vida cuando un joven macedonio, Alejandro Magno, lo
conquistó levantando sobre él el mayor imperio que había existido hasta
la fecha. Pero su tumba es uno de los mayores misterios de la
arqueología. A pesar de numerosas búsquedas, su ubicación exacta sigue
siendo desconocida. Se cree que fue enterrado en Alejandría, Egipto,
pero la ciudad ha sufrido numerosas transformaciones a lo largo de los
siglos, lo que dificulta su localización. El descubrimiento de la tumba
de Alejandro Magno sin duda arrojaría luz sobre la vida y la muerte de
una de las figuras más influyentes de la historia.
Más a poniente, en Roma, el mausoleo de Augusto se erigió como un
imponente monumento funerario para el primer emperador romano.
Construido en el Campo de Marte, el mausoleo era una estructura circular
colosal con una estatua de Augusto en su cima. Aunque en ruinas, el
Mausoleo de Augusto sigue siendo un recordatorio del poderío del Imperio
Romano y la ambición de sus gobernantes.
Otro emperador romano cuya tumba ha dejado huella es Trajano. Su
columna monumental, erigida en el Foro de Trajano, conmemora sus
victorias en Dacia. En su base se encontraba una cámara funeraria que
albergaba las cenizas del emperador y su esposa, Pompeya Plotina. La
Columna de Trajano, con sus relieves que narran las campañas militares,
es una obra maestra del arte romano y un testimonio de la grandeza del
imperio.
Los reyes cristianos no quisieron ser menos. En España, la tumba de
Fernando III el Santo, rey de Castilla y León, se encuentra en la
Catedral de Sevilla. Canonizado por la Iglesia Católica, Fernando III
fue un rey guerrero que reconquistó gran parte de Andalucía. Su tumba,
un magnífico sepulcro gótico, es un importante lugar de peregrinación y
un símbolo de la reconquista cristiana. Su hijo Alfonso X el Sabio tiene
dos tumbas, una en la catedral de Sevilla y otra en la de Murcia. Sus
entrañas están en Murcia mientras que el resto se encuentra en Sevilla.
Siglos más tarde Felipe II decidió construir un gran panteón real bajo
el altar del monasterio de San Lorenzo de El Escorial en el que reposan
los restos de casi todos los reyes de España.
Como podemos ver, cada tumba tiene su propia historia que cuenta a
menudo la del difunto y la de la época en la que le tocó vivir. Hoy en
La ContraHistoria de la mano de Carlos Pérez Simancas vamos a recordar
unas cuantas, unas son muy famosas y otras desconocidas, pero todas con
una historia interesante que contar.
Fuente: La ContraHistoria
MÁS INFORMACIÓN
- Cita DCCLXXXIX: Descubren en Nápoles la 'Tumba del Cerbero', de hace más de 2000 años y en perfecto estado
- Cita DCCLXXIV: Perú. Hallan tumba de sacerdote de 3.000 años de antigüedad
- Cita CCLXVI: La decoración y su significado en las tumbas egipcias