Uno de los personajes más controvertidos de la historia universal es
Hernán Cortés, un hidalgo extremeño que entre 1519 y 1521 llevó a cabo
la conquista del imperio mexica y lo puso bajo el dominio de la corona
española. De aquella conquista nacería el virreinato de Nueva España que
duró tres siglos y sobre él se construyó posteriormente la actual
República de México. Estamos, por lo tanto, ante un personaje central en
la historia de México aunque secundario en la historia de España.
En México se le repudia, no tanto en España, donde se le reconocen sus méritos aunque sin mucho entusiasmo. Ni Madrid, ni Ciudad de México cuentan con un monumento que le recuerde. El único que hay en todo el mundo se levanta en su natal Medellín y no fue construido hasta finales del siglo XIX. Sus restos, a diferencia de los de Francisco Pizarro, que descansan en un fastuoso sepulcro dentro de la catedral de Lima, estuvieron ocultos durante mucho tiempo y hoy se encuentran en un sencillo nicho del Hospital de Jesús Nazareno de Ciudad de México.
Otros conquistadores no han sufrido semejante condena histórica, A Francisco de Orellana se le recuerda con esculturas públicas en Bogotá y Guayaquil, el monumento a Sebastián de Belalcázar preside la ciudad de Cali desde un cerro, los nicaragüenses homenajean a Francisco Hernández de Córdoba con una estatua de cuerpo entero en Granada, los paraguayos hacen lo propio con Juan de Salazar en Asunción, los argentinos con Juan de Garay en el mismo corazón de Buenos Aires, frente a la Casa Rosada y los chilenos con Pedro de Valdivia, a quien recuerdan con una estatua ecuestre en la plaza de armas de Santiago.
Pero de Hernán Cortés nadie se quiere hacer cargo. Nadie se dice su heredero en ninguna de las dos orillas del Atlántico por lo que su figura es, más que estudiada, vilipendiada de manera incansable hasta el punto de que se ha terminado convirtiendo en un auténtico enigma. Todos sabemos qué hizo Hernán Cortés, pero casi nadie sabe quién era y qué le llevó a hacer lo que hizo, que no fue precisamente algo menor, cambió de manera dramática la historia de América e influyó decisivamente en la de Europa.
Hoy en La ContraHistoria vamos a abordar la biografía de Hernán Cortés junto a un invitado de excepción bien conocido por los habituales del programa: Alberto Garín, que, después de varios años en Guatemala, está de vuelta en España. Así que, sin dilatarlo ni un minuto más, Alberto y yo tenemos el instrumental sobre la mesa y vamos a proceder a la disección.
En México se le repudia, no tanto en España, donde se le reconocen sus méritos aunque sin mucho entusiasmo. Ni Madrid, ni Ciudad de México cuentan con un monumento que le recuerde. El único que hay en todo el mundo se levanta en su natal Medellín y no fue construido hasta finales del siglo XIX. Sus restos, a diferencia de los de Francisco Pizarro, que descansan en un fastuoso sepulcro dentro de la catedral de Lima, estuvieron ocultos durante mucho tiempo y hoy se encuentran en un sencillo nicho del Hospital de Jesús Nazareno de Ciudad de México.
Otros conquistadores no han sufrido semejante condena histórica, A Francisco de Orellana se le recuerda con esculturas públicas en Bogotá y Guayaquil, el monumento a Sebastián de Belalcázar preside la ciudad de Cali desde un cerro, los nicaragüenses homenajean a Francisco Hernández de Córdoba con una estatua de cuerpo entero en Granada, los paraguayos hacen lo propio con Juan de Salazar en Asunción, los argentinos con Juan de Garay en el mismo corazón de Buenos Aires, frente a la Casa Rosada y los chilenos con Pedro de Valdivia, a quien recuerdan con una estatua ecuestre en la plaza de armas de Santiago.
Pero de Hernán Cortés nadie se quiere hacer cargo. Nadie se dice su heredero en ninguna de las dos orillas del Atlántico por lo que su figura es, más que estudiada, vilipendiada de manera incansable hasta el punto de que se ha terminado convirtiendo en un auténtico enigma. Todos sabemos qué hizo Hernán Cortés, pero casi nadie sabe quién era y qué le llevó a hacer lo que hizo, que no fue precisamente algo menor, cambió de manera dramática la historia de América e influyó decisivamente en la de Europa.
Hoy en La ContraHistoria vamos a abordar la biografía de Hernán Cortés junto a un invitado de excepción bien conocido por los habituales del programa: Alberto Garín, que, después de varios años en Guatemala, está de vuelta en España. Así que, sin dilatarlo ni un minuto más, Alberto y yo tenemos el instrumental sobre la mesa y vamos a proceder a la disección.
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