MUNDO CIENCIA
Difundido el 21-10-2016 Modificado el 21-10-2016 en 13:50
Por Ivonne Sánchez
Observaciones recientes del telescopio ALMA en Chile arrojan nuevas luces sobre los agujeros negros supermasivos y el posible rol que tienen en las galaxias. A diferencia de lo que se creía antes, el agujero negro supermasivo no sólo absorbe el material a su alrededor, pero también expulsa gas y a velocidades altísimas. Es la primera vez que se observa este fenómeno.
Un agujero negro supermasivo es un agujero negro con una masa de entre millones y miles de millones de masas solares. Es tan compacto y su fuerza de gravedad es tan grande que hasta la luz es absorbida por él. Estudios científicos sugieren que muchas, si no todas las galaxias, albergan un agujero negro supermasivo en su centro. Nuestra propia Via Láctea tiene un agujero negro supermasivo en su centro, llamado Sagitario A*.
Un grupo de científicos liderado por el astronomo Jack Gallimore de la Universidad Bucknell de Estados Unidos publicó recientemente las observaciones de un agujero negro supermasivo muy conocido por los astrónomos, ubicado en el centro de la galaxia NGC 1068.
Estas observaciones fueron posibles gracias al telescopio ALMA que se encuentra en el desierto de Atacama, al norte de Chile. De hecho, observar estos agujeros negros es muy difícil ya que estan escondidos dentro de espesos anillos de polvo y gas conocidos como toroides, estructuras con forma de neumático. Pero el telescopio ALMA permite observar objetos fríos como el gas, mientras que los telescopios pticos captan los objetos calientes.
Hace ya algún tiempo se determinó que estos “toroides” de gas y polvo se forman a partir de material presente en el centro de la galaxia. Pero las recientes observaciones de ALMA permiten entrever que el agujero negro de esta galaxia NGC 1068 en realidad es la fuente de su propio toroide de polvo y gas, compuesto de material expulsado del disco de acreción del propio agujero negro.
La imagen en el recuadro es una extensión de aproximadamente 40 años luz, contiene material expulsado por el disco de acreción del agujero negro. Los colores de esta imagen corresponden al movimiento del gas: el material representado en azul se desplaza hacia nosotros, mientras que lo que aparece en rojo se aleja. Las áreas verdes se desplazan a baja velocidad y giran alrededor del agujero negro. La zona blanca en el centro significa que el gas se acerca y se aleja al mismo tiempo a gran velocidad, como se aprecia en la representación artística. La parte externa del anillo no está relacionada con el agujero negro, sino que corresponde a la estructura de los mil años luz centrales de la galaxia.
Los astrónomos se sorprendieron al observar que el agujero negro expulsa este gas a velocidades muy altas, entre 400 y 800 kilómetros por segundo. Este material expulsado por el disco impide a los telescopios ópticos ver la zona alrededor del agujero negro, en otras palabras, el agujero negro “se esconde” detrás de los propios gases que emite.
Estas observaciones podrían echar nuevas luces sobre la forma en que los agujeros negros interactúan con su galaxia.
Entrevistada: La astrónoma de ALMA Violette Impellizzeri.
Un agujero negro supermasivo es un agujero negro con una masa de entre millones y miles de millones de masas solares. Es tan compacto y su fuerza de gravedad es tan grande que hasta la luz es absorbida por él. Estudios científicos sugieren que muchas, si no todas las galaxias, albergan un agujero negro supermasivo en su centro. Nuestra propia Via Láctea tiene un agujero negro supermasivo en su centro, llamado Sagitario A*.
Un grupo de científicos liderado por el astronomo Jack Gallimore de la Universidad Bucknell de Estados Unidos publicó recientemente las observaciones de un agujero negro supermasivo muy conocido por los astrónomos, ubicado en el centro de la galaxia NGC 1068.
Estas observaciones fueron posibles gracias al telescopio ALMA que se encuentra en el desierto de Atacama, al norte de Chile. De hecho, observar estos agujeros negros es muy difícil ya que estan escondidos dentro de espesos anillos de polvo y gas conocidos como toroides, estructuras con forma de neumático. Pero el telescopio ALMA permite observar objetos fríos como el gas, mientras que los telescopios pticos captan los objetos calientes.
Hace ya algún tiempo se determinó que estos “toroides” de gas y polvo se forman a partir de material presente en el centro de la galaxia. Pero las recientes observaciones de ALMA permiten entrever que el agujero negro de esta galaxia NGC 1068 en realidad es la fuente de su propio toroide de polvo y gas, compuesto de material expulsado del disco de acreción del propio agujero negro.
La imagen en el recuadro es una extensión de aproximadamente 40 años luz, contiene material expulsado por el disco de acreción del agujero negro. Los colores de esta imagen corresponden al movimiento del gas: el material representado en azul se desplaza hacia nosotros, mientras que lo que aparece en rojo se aleja. Las áreas verdes se desplazan a baja velocidad y giran alrededor del agujero negro. La zona blanca en el centro significa que el gas se acerca y se aleja al mismo tiempo a gran velocidad, como se aprecia en la representación artística. La parte externa del anillo no está relacionada con el agujero negro, sino que corresponde a la estructura de los mil años luz centrales de la galaxia.
Los astrónomos se sorprendieron al observar que el agujero negro expulsa este gas a velocidades muy altas, entre 400 y 800 kilómetros por segundo. Este material expulsado por el disco impide a los telescopios ópticos ver la zona alrededor del agujero negro, en otras palabras, el agujero negro “se esconde” detrás de los propios gases que emite.
Estas observaciones podrían echar nuevas luces sobre la forma en que los agujeros negros interactúan con su galaxia.
Entrevistada: La astrónoma de ALMA Violette Impellizzeri.