DE FRANCISCO BALLÓN AGUIRRE
Al día siguiente del temblor tocaron la puerta de calle y nadie les abrió. Preocupados, Pablito, un niño, y su papá trajeron la escalera que llaman tembleque y la apoyaron a la pared de la fachada:
-A ver mira, ¿qué ves?
Pablito se subió y fue hasta el borde que da al patio y para asomarse desde esa altura se tendió de bruces. Regresó volando:
-¡Pa, mi Nona está en el suelo y mi abuelita en la silla!
Consiguieron un cerrajero que en un santiamén abrió la chapa, pasaron el chiflón y al entrar al patio encontraron a Nona desplomada sobre el piso aunque sin un rasguño, la muerte la acariñó, y Ernestina estaba sentada mirando sin ver. Los hombres cargaron a Ernestina hasta su cama en el dormitorio:
-Pablito avísale a tu mamá que traiga al doctor Lopera.
El chico salió corriendo y su papá pensó en su tía Nona: "la velaremos en la sala", y el cerrajero le preguntó:
-¿El susto de anoche?
-Quizá mi tía Nona sacó a mi mamá y el cuerpo ya no le dio para más.
-¿Y la silla?
-De cuando toman sol.
Esa tarde el niño regresó a esa casa y su papá le pidió:
-Hijo, ¿puedes quedarte un ratito con tu abuelita?, voy a comprar flores.
-Ya papá.
Ernestina, acostada, se entretuvo sobándose los nudillos de la mano izquierda, sobre la mesita de noche había pastillas y un pomo con medicina y junto a la cama una mecedora en la que Pablito se sentó:
-Hola abuelita.
-…Santiaguito, me caí del caballo y me rasmillé la rodilla…
-Soy Pablo, abuelita en la noche hubo temblor.
-…tu papá se enfermó y no volvió a muentar a Pillacán…
-Mi papá está bien -y meciéndose tararea- patacán/patacán/Pillacán.
-…me quedé con Pillacán que se iba a pastar cuando le daba la gana, caballito malcriado te sales de la procesión, lo reñía, y Nona con Candela…
-Abuelita, ¿ustedes montaban caballo?
-…tú vas corriendo al galope por el campo recién regado con agua de yuyos, la que sale de la acequia…
-¿Yo?
-…ahí me botó Pillacán, en donde el hombre flotaba...
-¿Te caíste?
-…y en el pecho tenía el bisturí…
-¿Qué es bis-tu-rí?
-…y en la cara unos lunares de musgo...
-El musgo es verde y los lunares negros, abuelita.
-…y lo taparon con gongoches, cumpliste trece, mi Santiago...
-Tengo diez.
-…me hizo llamarte y que sacara un bisturí del piano. Te repitió, húndeselo. Tú tan corito para usarlo y tan grande para entender y yo tan cahuata... desde entonces los ojos se te fueron adentro...
-¿Adentro de dónde?
-…era otra de las hojas secas que el torrente mecía…
El niño se levantó, entró a la sala que está al lado del dormitorio y cuando pasó junto al cajón de su tía abuela notó que en la nariz tenía tapones de algodón manchados por un líquido vinagriento:
-Hola Nona.
Y siguió hacia el piano vertical puesto contra la pared del fondo. Se sentó en la banqueta y tocó una blanca dos veces y una negra, repitió el compás y mientras el sonido se dispersaba oyó a sus pensamientos. Se paró en la banqueta y abrió la caja de resonancia, ¡helay!, encontró un estuche de madera con apliques de bronce en las esquinas, lo pudo sacar aunque pesaba y lo metió bajo la cama de Ernestina. Su papá regresó, le sonrió y fue al salón contiguo dejando un rastro de tallos recién cortados. Entonces, Pablito aprovechó y llevó el estuche al patio, regresó y desde el marco de la puerta que separa al dormitorio del salón preguntó:
-Pa, ¿ya me puedo ir?
-Sí Pablito, anda nomás.
-Chau, abuelita.
Ernestina se hundió en el colchón de su somnolencia y Pablito recogió el estuche, entretanto su papá acomodó la almohada de Ernestina:
-…Santiaguito...
-Descansa mamá.
Pablito ya en su cuarto abrió el estuche que contenía varios bisturís con mangos de ébano numerados según el largo y faltaba el número siete. Cerró los ojos.
AREQUIPEÑISMOS
Chiflón/zaguán; rasmillé/arañé; muentar/montar; gongoche/tela tosca para costal; corito/niñito; cahuata/zonza, descuidada; ¡helay!/interjección, hela ahí;
Al día siguiente del temblor tocaron la puerta de calle y nadie les abrió. Preocupados, Pablito, un niño, y su papá trajeron la escalera que llaman tembleque y la apoyaron a la pared de la fachada:
-A ver mira, ¿qué ves?
Pablito se subió y fue hasta el borde que da al patio y para asomarse desde esa altura se tendió de bruces. Regresó volando:
-¡Pa, mi Nona está en el suelo y mi abuelita en la silla!
Consiguieron un cerrajero que en un santiamén abrió la chapa, pasaron el chiflón y al entrar al patio encontraron a Nona desplomada sobre el piso aunque sin un rasguño, la muerte la acariñó, y Ernestina estaba sentada mirando sin ver. Los hombres cargaron a Ernestina hasta su cama en el dormitorio:
-Pablito avísale a tu mamá que traiga al doctor Lopera.
El chico salió corriendo y su papá pensó en su tía Nona: "la velaremos en la sala", y el cerrajero le preguntó:
-¿El susto de anoche?
-Quizá mi tía Nona sacó a mi mamá y el cuerpo ya no le dio para más.
-¿Y la silla?
-De cuando toman sol.
Esa tarde el niño regresó a esa casa y su papá le pidió:
-Hijo, ¿puedes quedarte un ratito con tu abuelita?, voy a comprar flores.
-Ya papá.
Ernestina, acostada, se entretuvo sobándose los nudillos de la mano izquierda, sobre la mesita de noche había pastillas y un pomo con medicina y junto a la cama una mecedora en la que Pablito se sentó:
-Hola abuelita.
-…Santiaguito, me caí del caballo y me rasmillé la rodilla…
-Soy Pablo, abuelita en la noche hubo temblor.
-…tu papá se enfermó y no volvió a muentar a Pillacán…
-Mi papá está bien -y meciéndose tararea- patacán/patacán/Pillacán.
-…me quedé con Pillacán que se iba a pastar cuando le daba la gana, caballito malcriado te sales de la procesión, lo reñía, y Nona con Candela…
-Abuelita, ¿ustedes montaban caballo?
-…tú vas corriendo al galope por el campo recién regado con agua de yuyos, la que sale de la acequia…
-¿Yo?
-…ahí me botó Pillacán, en donde el hombre flotaba...
-¿Te caíste?
-…y en el pecho tenía el bisturí…
-¿Qué es bis-tu-rí?
-…y en la cara unos lunares de musgo...
-El musgo es verde y los lunares negros, abuelita.
-…y lo taparon con gongoches, cumpliste trece, mi Santiago...
-Tengo diez.
-…me hizo llamarte y que sacara un bisturí del piano. Te repitió, húndeselo. Tú tan corito para usarlo y tan grande para entender y yo tan cahuata... desde entonces los ojos se te fueron adentro...
-¿Adentro de dónde?
-…era otra de las hojas secas que el torrente mecía…
El niño se levantó, entró a la sala que está al lado del dormitorio y cuando pasó junto al cajón de su tía abuela notó que en la nariz tenía tapones de algodón manchados por un líquido vinagriento:
-Hola Nona.
Y siguió hacia el piano vertical puesto contra la pared del fondo. Se sentó en la banqueta y tocó una blanca dos veces y una negra, repitió el compás y mientras el sonido se dispersaba oyó a sus pensamientos. Se paró en la banqueta y abrió la caja de resonancia, ¡helay!, encontró un estuche de madera con apliques de bronce en las esquinas, lo pudo sacar aunque pesaba y lo metió bajo la cama de Ernestina. Su papá regresó, le sonrió y fue al salón contiguo dejando un rastro de tallos recién cortados. Entonces, Pablito aprovechó y llevó el estuche al patio, regresó y desde el marco de la puerta que separa al dormitorio del salón preguntó:
-Pa, ¿ya me puedo ir?
-Sí Pablito, anda nomás.
-Chau, abuelita.
Ernestina se hundió en el colchón de su somnolencia y Pablito recogió el estuche, entretanto su papá acomodó la almohada de Ernestina:
-…Santiaguito...
-Descansa mamá.
Pablito ya en su cuarto abrió el estuche que contenía varios bisturís con mangos de ébano numerados según el largo y faltaba el número siete. Cerró los ojos.
AREQUIPEÑISMOS
Chiflón/zaguán; rasmillé/arañé; muentar/montar; gongoche/tela tosca para costal; corito/niñito; cahuata/zonza, descuidada; ¡helay!/interjección, hela ahí;
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