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For nearly five years, our reporters have followed "the project of the century" – the reconstruction of Paris's Notre-Dame Cathedral, which was devastated by fire in April 2019. In this final episode, we take you across France to discover the craftsmanship that has helped bring the Gothic masterpiece back to life. The world's most famous cathedral is set to reopen to the public on December 8. FRANCE 24's Mélina Huet reports.
Fuente: FRANCE 24 English
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CADENA DE VIDEOS
«En el primer año algunos pierden la vida. En el segundo año, los que sobrevivimos perdemos la compasión».
Xaden Riorson
En el año 628 después de nuestra Unificación, por la presente queda registrado que Aretia ha sido calcinada hasta los cimientos por fuego de dragón, según lo estipulado en el Tratado que pone fin al movimiento separatista. Las personas que han huido han sobrevivido; las que no, siguen sepultadas bajo sus ruinas.
—Aviso público 628.85, transcrito por Cerella Nielwart
La revolución tiene un sabor extrañamente... dulce.
Observo a mi hermano mayor al otro lado de la mesa de madera chamuscada, en la gigantesca y ajetreada cocina de la fortaleza de Aretia, mientras mordisqueo la galleta de miel que me ha dejado en el plato. Carajo, qué rica está. Riquísima.
O tal vez sea porque llevo tres días sin comer, desde que un ser no tan mitológico me apuñaló en el costado con una hoja envenenada que debería haberme matado. De hecho, me habría matado de no ser por Brennan, que no deja de sonreír mientras mastico.
Esta bien podría ser la experiencia más surrealista de mi vida. Brennan está vivo. Los venin, seres oscuros que creía que solo existían en los cuentos de hadas, son reales. Brennan está vivo. Aretia sigue en pie, a pesar de que la calcinaran hace seis años, tras la Rebelión tyrrish. Insisto: Brennan está vivo. Tengo una nueva cicatriz de ocho centímetros en el abdomen, pero no he muerto. Y Brennan está vivo.
Primeros párrafos de Alas de hierro
Todos esperaban que Violet Sorrengail muriera en su primer año en el Colegio de Guerra de Basgiath, incluso ella misma. Pero la Trilla fue tan solo la primera de una serie de pruebas imposibles destinadas a deshacerse de los pusilánimes, los indignos y los desafortunados.
Ahora comienza el verdadero entrenamiento y Violet no sabe cómo logrará superarlo. No solo porque es brutal y agotador ni porque está diseñado para llevar al límite el umbral del dolor de los jinetes, sino porque el nuevo vicecomandante está empeñado en demostrar a Violet lo débil que es a menos que traicione al hombre que ama.
Aunque el cuerpo de Violet es más frágil que el de sus compañeros, su fuerza radica en su ingenio y voluntad de hierro. Además, los líderes están olvidando la lección más importante que Basgiath les ha enseñado: los jinetes de dragones crean sus propias reglas.
La voluntad de sobrevivir no será suficiente este año, porque Violet conoce el secreto que se oculta entre los muros del colegio y nada, ni siquiera el fuego de dragón, será suficiente para salvarlos.
REBECCA YARROS
Rebecca Yarros es autora bestseller del New York Times y de USA Today. Sus más de quince novelas han sido aclamadas por medios como Publishers Weekly y Kirkus Reviews y por los lectores. Su familia ha servido en el ejército durante dos generaciones, por lo que Rebecca admira a los héroes militares y tiene la fortuna de estar casada con uno desde hace más de veinte años. Rebecca es madre de seis niños con quienes vive en Colorado en compañía de su terco bulldog inglés, sus dos feroces chinchillas y su gata llamada Artemis, que los domina a todos.
Adoptó a su hija más pequeña después de haberla acogido temporalmente. Una de las pasiones de Rebecca es ayudar a niños y niñas del sistema de acogida y adopciones familiares estadounidense. En 2019, junto a su esposo, fundó One October, una organización sin fines de lucro. Para conocer más sobre su visión, visita http://oneoctober.org.
Para estar actualizado de las novedades y futuros lanzamientos de Rebecca, visita http://rebeccayarros.com.
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Autor(es): Rebecca Yarros
Editorial:
Páginas: 480
Tamaño: 14.5 x 22.5 cm.
Año: 2024
“Volver a ver a los romanos en las películas nos recuerda que la concentración del poder en pocas personas es algo peligroso”.
En el año 2000 d.C., se estrenó “Gladiador”, una película dirigida por el mítico Ridley Scott que nos legó “Alien: el octavo pasajero” y “Blade Runner”. Era una apuesta arriesgada porque el cine de espadas y sandalias había tenido un auge medio siglo antes con épicas bíblicas que dieron paso a mezclas estrambóticas del cine italiano en el que aparecía anacrónicamente Hércules o Sansón luchando contra griegos, romanos o monstruos míticos. Eran películas que traslucían la idea del macho alfa, que imaginaban una Roma impecable y de mármol.
“Gladiador” reactualizaba estos temas, pero astutamente se ubicaba en una visión más cotidiana de Roma y, sin perder la espectacularidad, se centraba en la psicología melancólica y llena de ira contenida del personaje principal interpretado por un inspirado Russell Crowe.
Scott nos devuelve a Roma y ya podemos ver la segunda parte de su saga en los cines peruanos. Los hechos ocurren casi dos décadas después de los eventos de la primera película. El Imperio Romano está en plena decadencia y el sueño de Marco Aurelio de una Roma acogedora y justa se desvanece ante la corrupción de los emperadores.
Aquí ocurre algo interesante: es inevitable que nos proyectemos y veamos un marco en el que el Imperio Romano no aparezca lejano, sino como una copia de nuestra situación. Esto nos lleva a pensar en la deuda que Occidente tiene con la antigua roma en cuanto a leyes, arquitectura y sistemas administrativos. También nos revela cómo el cine opera como un eje de construcción de imaginarios. Lo cierto es que en Roma, como en la sociedad peruana, el chisme de la vida de los políticos nos ayuda no solo a acercarlos a nuestra cotidianidad, sino a leer la corrupción que traen entre manos.
Esto tiene una razón interesante y es que Suetonio, autor romano que nos legó la biografía de los emperadores en una obra del año 121 d.C., hizo énfasis de manera curiosa en los chismes y las costumbres morbosas de los césares. Suetonio y sus indiscreciones han influido en obras posteriores y nos han ayudado a perfilar una conexión entre los juegos políticos romanos, con sus puñaladas en la espalda y funcionarios corruptos, con nuestra realidad cotidiana política.
Si bien nuestros gobernantes todavía (casi) no hacen el equivalente a incendiar Roma o establecer un coliseo para ejecuciones, es evidente que se mueven en un ámbito de frivolidades y traiciones. Ni Suetonio con todo su morbo hubiera imaginado que en el Perú, desde el 2000 (precisamente cuando se estrenó la primera película “Gladiador”) hasta la fecha, los gobiernos han caído o entrado en crisis por chismes, audios, videos ocultos o evidencias de frivolidades que lamentablemente siempre traslucen corrupción.
Volver a ver a los romanos y sus túnicas en las películas nos recuerda, dejando los efectos especiales y los estereotipos de lado, que la concentración del poder en pocas personas es algo peligroso, que los gobernantes deben ser vigilados y que ningún poder despótico y tiránico puede durar un período largo. También recordamos que quienes crearon las leyes que siglos después siguen siendo parte de nuestro Código Civil fueron los primeros en quebrantarlas. Culturalmente hablando, tenían razón al sugerir que Roma sería eterna, en lo bueno y en lo malo.
A diferencia de nuestras autoridades, los romanos sabían que el poder era pasajero y que al final nadie era tan poderoso como para escapar de las consecuencias de sus obras. Detrás de un emperador o un general victorioso en un desfile triunfal, un esclavo le sostenía la corona de laurel y le susurraba: “recuerda que solo eres un humano”.
Fuente: https://elcomercio.pe
Por: Alexander Huerta-Mercado es antropólogo, PUCP
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CADENA DE CITAS
Cuando pensamos en la Antigua Roma es común que acudan a nuestra cabeza
los juegos de circo. No es algo casual, los juegos eran una parte
integral de la vida social, política y cultural de aquella sociedad.
Estos eventos servían como entretenimiento para las masas y jugaban
también un papel crucial en la propaganda política y en la cohesión
social del imperio. Los romanos eran grandes organizadores de
espectáculos y para albergarlos levantaron grandes edificios que
exhibían la mejor ingeniería de la época, algunos han llegado hasta
nuestro tiempo y siguen utilizándose para lo que fueron concebidos hace
dos mil años.
En los anfiteatros se celebraban los combates de gladiadores. Los
gladiadores, unas veces esclavos, otras prisioneros de guerra o
condenados, combatían entre sí o contra animales salvajes en una lucha a
muerte que hacía las delicias del público.
La vida de un gladiador solía ser dura y breve, pero aquellos que
sobrevivían podían ganar fama, riqueza y, en algunos casos, la libertad.
La sociedad romana veía estos juegos como una forma de entretenimiento
que hoy se nos antoja brutal, pero que entonces se veía como un
espectáculo en el que se daba cita la gloria, el honor y la muerte. Una
variante de estos combates eran las “venationes” en las que gladiadores o
bestiarios luchaban contra animales salvajes traídos desde tierras
lejanas.
Otro de los espectáculos más demandados era el teatro, muy
influenciado por los griegos, pero que en Roma desarrolló su propio
estilo y contenido. Los actores, a menudo esclavos o libertos, llevaban
máscaras para representar diferentes personajes y transmitir emociones
al público. El teatro, como ya había sucedido en Grecia, no sólo buscaba
entretener, tenía también una finalidad educativa y moralizante. Junto
al repertorio griego, los autores romanos como Plauto o Terencio
compusieron obras que aún hoy se siguen representando
Pero si había algo que levantaba pasiones eran las carreras de
carros en el circo. Toda ciudad romana de mediano tamaño tenía un circo,
pero el más famoso de todos era el Circo Máximo, una enorme estructura
ubicada entre el Palatino y el Aventino que podía albergar a más de
150.000 espectadores. Estas competiciones eran tan populares que a
menudo detenían el funcionamiento de la ciudad. Los aurigas, conductores
de carros, se convertían en celebridades, y las facciones, es decir,
los equipos de carreras divididos por colores (los Verdes, los Azules,
los Rojos y los Blancos), generaban una feroz rivalidad entre los
aficionados. Los romanos apostaban grandes sumas de dinero en las
carreras y las victorias o derrotas podían influir en la popularidad de
ciertos políticos o emperadores.
Pero había más formas de entretenerse. Aunque menos populares que en
Grecia, los romanos también tenían competiciones atléticas como el
pugilato (boxeo), el pancracio, y carreras a pie, aunque estas no
alcanzaron la misma popularidad que los juegos gladiatorios o las
carreras de carros. Otro espectáculo que les fascinaba eran las
reconstrucciones de batallas navales o naumaquias, a menudo
escenificadas en lagos artificiales o en anfiteatros que se inundaban
para recrear combates navales históricos o ficticios
Los juegos de la antigua Roma eran mucho más que simples eventos
deportivos o artísticos; constituían un microcosmos de la sociedad
romana en el que se mezclaba entretenimiento, política, religión y
moralidad. Eran tan consustanciales a aquel mundo que no desaparecieron
con los emperadores, durante siglos muchos de ellos se siguieron
celebrando en distintas partes de lo que había sido el imperio romano.
Pues bien, para hablar de cómo los antiguos romanos se divertían
vuelve a La ContraHistoria José Soto Chica, que está de paso por Madrid
porque ha venido a presentar su novela “Hasta que pueda matarte”, de la
que ya hablamos hace unos meses en un programa que hicimos juntos sobre
la gran rebelión morisca. José es buen conocedor de la antigüedad
clásica y nos vamos a sumergir hoy con él en el fascinante mundo de los
espectáculos romanos.
Fuente: La ContraHistoria
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Se cree que estos instrumentos fabricados con diferentes tipos de nudos y colores servían para registrar o contar objetos, pero el significado de estos mensajes sigue siendo un misterio.
Los incas y otras civilizaciones andinas confeccionaron hace cientos de años los llamados khipus -o quipus-, un instrumento horizontal con cuerdas o cordeles de lana o algodón coloridos, que están unidos a través de diferentes tipos de nudos.
Si bien se desconoce para qué servían exactamente, los expertos han llegado a la conclusión de que estos objetos esconden un sistema de registro, contabilidad o forma de comunicación, pero los mensajes no han podido ser descifrados, ya que no hay un registro por escrito.
Nuevos hallazgos
Recientemente, Karen Thompson, investigadora de la Universidad de Melbourne (Australia), asegura haber descubierto una inédita relación entre dos quipus que podría ayudar a comprender mejor para qué servían estos objetos, según se detalla en un estudio publicado en la revista Institute of Andean Studies. "Este artículo contribuye a esta investigación al detallar una fuerte conexión numérica entre dos quipus, que es más compleja y abarca más cuerdas y marcadores de colores que cualquier otra publicada anteriormente", afirma Thompson en el estudio.
¿Cómo se hacían los quipus?
Los quipus, que en quechua se traduce como nudo, eran fabricados principalmente con fibras de camélidos, como las llamas o las alpacas, pero también con fibras vegetales e incluso con cabello humano. Estos instrumentos eran confeccionados por "khipukamayuq", una persona que creaba o era responsable de los quipus y que tomaba decisiones sobre el color de las cuerdas, su trenzado, el espacio entre las uniones o el largo.
El quipu más grande alguna vez hallado
Según la autora, registros de conquistadores españoles mencionaron que los quipus tenían usos numéricos, por ejemplo, el registro de algún inventario en un almacén, censos de población o un recuento de pagos tributarios. Para realizar su investigación, Thompson analizó dos quipus hallados en Arica, al norte de Chile. Uno de ellos tiene cinco metros de longitud y más de 1.800 cuerdas, por lo que es el más grande alguna vez encontrado. El otro, con formas y nudos más complejos, tiene casi 600 cuerdas.
La conexión entre ambos
Al comparar ambos objetos, Thompson observó que usaban cordones de color rojo o blanco para dividir grupos. Por ejemplo, el quipu más grande tenía diez grupos, cada uno tenía siete cuerdas, mientras que el más pequeño estaba repartido en siete grupos, con diez cuerdas cada uno.
El quipu "más pequeño y complejo es un resumen y una reasignación de la información del quipu más grande. En otras palabras, los dos registran los mismos datos, pero los representan de formas diferentes", asegura la autora en una publicación de The Conversation.
"Se trata de la conexión numérica entre quipus más complicada realizada hasta la fecha. Solo ha sido posible gracias a la disponibilidad de datos y herramientas digitales que facilitan la búsqueda de patrones", agrega.
El mensaje sigue siendo un misterio
A pesar de haber encontrado la sorprendente relación entre ambos quipus, la autora dice que el significado continuará siendo un misterio:
"Tal vez, el quipu más grande registraba la recogida de diferentes cantidades de alimentos de la comunidad, mientras que el otro registraba cómo se distribuían estos alimentos entre los necesitados, o entre almacenes", sugiere la experta australiana.
Aunque los quipus fueron fabricados por pueblos previos, estos fueron importantes durante el Imperio Inca, que se expandió por el sur de Ecuador y Colombia, partes de Chile, Argentina y principalmente en Perú.
Tras la conquista a manos de la corona española, miles de quipus terminaron en museos o en colecciones privadas, principalmente en Europa y Estados Unidos, por lo que nunca han sido analizados o se han deteriorado por malas prácticas de conservación.
Fuente: https://www.dw.com
Por: Editado por José Urrejola, con información de The Conversation, BBC y Journal of the Institute of Andean Studies.
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CADENA DE CITAS
Precursor de la independencia política y del romanticismo literario en el Perú, Mariano Melgar nació en Arequipa, ciudad situada en el sur del país, a 2.400 metros de altura y entre la sierra alta y el mar. No se sabe la fecha exacta de su nacimiento, pero consta que fue bautizado el 12 de agosto de 1790. Fueron sus padres Juan de Dios Melgar y Andrea Valdivieso. Aunque el carácter de su poesía ha hecho pensar en un mestizaje, el hecho de que se le bautizara en la parroquia del Sagrario indica que era un español criollo. Sus primeros estudios los realizó en el Convento de San Francisco; y a los 17 años ingresó en el Seminario de San Jerónimo, centro de una importante renovación pedagógica en Arequipa, donde siguió los cursos de Filosofía y Teología.
Profesor interino de Latinidad y Retórica al terminar sus estudios, regentó luego en el mismo seminario un curso de Filosofía y Matemáticas, entre 1811 y 1813. Vinculado a las principales figuras literarias de su ciudad natal, participó con José María Corbacho, José Piñeyro y Mariano José de Arce en los elogios poéticos con que se celebró la designación del limeño José Baquíjano y Carrillo como consejero de Estado en 1812.
Admitido para recibir las órdenes menores, en julio de 1813 decidió viajar a Lima a graduarse en Derecho. Pocos meses después, volvió a Arequipa y, por razones personales –y al parecer sentimentales, como consecuencia de su frustrado amor por María Santos Corrales y Salazar, la “Silvia” de sus versos–, se retiró al valle de Majes.
Entusiasmado por la revolución emancipadora que encabezó Mateo García Pumacahua, se enroló en Chuquibamba, se unió en Arequipa al grueso del ejército rebelde y continuó hasta Puno con el cargo de auditor general. Derrotado el ejército patriota de Pumacahua por el realista del general Ramírez, en la batalla de Umachiri, Melgar fue hecho prisionero y condenado a muerte, junto con el cacique de Umachiri y otros oficiales de las fuerzas libertadoras. La ejecución se realizó el 12 de marzo de 1815, cuando el poeta solo contaba, por lo tanto, con 24 años y medio de edad.
Las circunstancias de su vida y el hecho de que sus obras poéticas (con excepción de los elogios a Baquíjano) solo se publicaran después de su muerte, a base de manuscritos no siempre cuidados y algunas veces de atribución dudosa, hacen que sea difícil conocer con exactitud la producción literaria de Melgar. La fuente más completa sigue siendo la edición de sus poesías hecha en 1878 por su sobrino M. Moscoso y Melgar. La división allí adoptada comprende: Elegías, Odas, Sonetos, Traducciones, Carta a Silvia. Yaravíes y Fábulas; que suman en total 30 composiciones. Pero, posteriormente, se han publicado otras obras poéticas: décimas, octavas, epigramas, rimas, provenzales, una poesía en italiano, fábulas y, sobre todo, yaravíes.
La Mixtura para el Bello Sexo, la Lira Arequipeña, el Cancionero Mistiano y otras antologías semejantes han recogido de la tradición oral y del repertorio de los cantores populares de Arequipa numerosos “yaravíes”; en muchos de los que es difícil asegurar la paternidad, porque a Melgar se lo considera habitualmente creador o recreador, de todo un género.
–Glosado y editado–
Texto originalmente publicado el 12 de marzo de 1965.
Fuente: https://elcomercio.pe
Por: Aurelio Miró Quesada Sosa
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CADENA DE CITAS
Dos en una torre de Thomas Hardy narra la historia de Lady Viviette Constantine y el joven astrónomo Swithin St. Cleeve. Su relación se desarrolla en torno a una torre astronómica, donde Swithin trabaja. A pesar de su diferencia de edad y estatus social, se enamoran profundamente. Sin embargo, su amor enfrenta múltiples obstáculos, incluidos los convencionalismos sociales y un misterioso competidor. La novela explora temas de amor prohibido, la lucha contra las normas sociales y el deseo de conocimiento. Hardy presenta un conmovedor análisis de las emociones humanas y las restricciones impuestas por la sociedad victoriana.
THOMAS HARDY
(Higher Bockhampton, 1840 - Dorchester, 1928) Novelista y poeta inglés. Tras haber frecuentado la escuela en Dorchester, a los dieciséis años se convirtió en discípulo y auxiliar del arquitecto de la misma ciudad John Hicks, junto al cual permaneció hasta 1862; en esta fecha se dirigió a Londres y empezó a trabajar en el despacho del arquitecto sir Arthur Blomfield. Aun cuando se dedicara al estudio de la arquitectura, cultivó ininterrumpidamente las letras, y, sobre todo, la poesía, que fue el sueño más grato de su larga existencia.
La primera novela de Thomas Hardy, El pobre y la dama, escrita en 1867 y ofrecida a varios editores el año siguiente, no llegó a ser publicada nunca, y, en parte, fue utilizada por el mismo autor para la composición de su otra obra narrativa Una indiscreción en la vida de una heredera. Aconsejado por George Meredith, quien había leído su primer ensayo, Hardy intentó la novela de intriga sin fines sociales en Remedios desesperados, que apareció en 1871.
El año siguiente fue publicada Bajo el verde bosque, la primera novela importante de nuestro autor y también la más lozana, y en 1873 Dos ojos azules (A Pair of Blue Eyes), idealización de su noviazgo con Emma Lavinia Gifford, a la que Hardy se unió en matrimonio en 1874. Con Lejos de la multitud enloquecida (1874) empieza la serie de sus novelas más típicas, a la cual pertenecen Retorno al país (1878), El alcalde de Casterbridge (1886), Los habitantes del país de los bosques (1887), Tess de Urbervilles (1891) y Judas el oscuro (1895).
Estas obras están escritas en una prosa naturalista, clásica, y no obstante el poder de lo extraño brota a pesar del control que el autor ejerció sobre las palabras. Sus personajes son gobernados por las fuerzas férreas de la naturaleza y por los mecanismos, no menos férreos, de la sociedad victoriana. El mundo de Hardy fue dirigido por el determinismo biológico y físico: el azar y la voluntad humana no existían para él, como lo expresa en Judas el oscuro (que recibió duras críticas por blasfemia), donde el sexo es una irresistible categoría de la naturaleza. Creó un universo severo, vacío de valores cristianos, donde todo y todos están abocados a la indiferencia trágica, como le sucede a su bello personaje Tess, que es ejecutada sin compasión al final de la historia que narra el libro. Sin embargo, este mundo dominado por fuerzas oscuras, al ser enmarcado en ambientes pastoriles en los que el paisaje es parte de la ficción, se vuelve finalmente un universo perturbador pero lírico donde la gente pobre del campo se define con ternura y humor.
Un viaje a Holanda, a lo largo del Rin, y a Bruselas en 1876 le permitió visitar el campo de batalla de Waterloo, que describió luego en el gran poema dramático Los dinastas (1903-08), acerca de la epopeya napoleónica, en la cual había inspirado ya la novela El trompeta mayor (1880). Durante la prolongada enfermedad que en 1880 le forzó a guardar cama varios meses compuso Una laodicense. En 1882 apareció Dos en una torre; La bien amada, publicada en 1892 por entregas y en 1897 en forma de libro, fue la última novela de Hardy.
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Autor(es): Thomas Hardy
Editorial: Cranford Collection
Páginas:
Tamaño: 16 x 24 cm.
Al joven samurái Tomodata se le encomienda una misión muy delicada relacionada con la alta política. Es fundamental que el guerrero sea muy diligente en el encargo, pues cualquier equívoco o vacilación puede tener consecuencias fatales. Sin embargo, el sueño profético que una noche tiene la madre de Tomodate cambiará todos los planes del joven samurái, que además, se enamorará perdidamente de Aoyagi, una joven y bella doncella de pasado enigmático.
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Autor(es):
Editorial: RBA
Páginas: 120
Tamaño: 15,5 x 23 cm.
En D., una localidad de Surrey, iba a celebrarse el primer baile de invierno el martes 13 de octubre, y todo el mundo esperaba que fuera muy señalado. De forma confidencial, se hizo circular una larga lista de familias del condado cuya asistencia se daba por segura, y había grandes esperanzas de que incluso los Osborne hicieran acto de presencia. Después, claro está, vino la invitación de los Edwards a los Watson. Los Edwards eran gente pudiente, vivían en la ciudad y tenían carruaje propio. Los Watson vivían en un pueblo a cinco kilómetros de distancia, eran pobres y carecían de coche cerrado. Y, durante los meses de invierno, siempre que se había celebrado algún baile en el lugar, los Edwards solían invitar a los Watson a cambiarse de ropa, cenar y dormir en su casa antes de emprender el camino de vuelta.
En aquella ocasión, dado que únicamente dos de las hijas del Sr. Watson se hallaban en casa y que una de ellas debía quedarse para atenderlo, pues estaba enfermo y había perdido a su mujer, sólo una podía aprovechar la generosidad de sus amigos. La Srta. Emma Watson, que acababa de regresar con su familia tras haber vivido con una tía suya que la había criado, iba a hacer su primera aparición pública en el lugar, y su hermana mayor, cuya afición por los bailes era la misma que diez años atrás, tenía mérito al llevar de buen grado a su hermana (vestida con sus mejores galas) hasta D. en el viejo carruaje.
Primeros párrafos de Los Watson
Jane Austen pintó un ambiente y una época de manera extraordinaria, pero, sobre todo, logró retratar a sus personajes (en particular, a sus heroínas) con una gran profundidad. Tal vez por esto hoy tiene tantos lectores y en los últimos años se han hecho varias películas a partir de sus obras. Sanditon y Los Watson son dos novelas que la autora no llegó a terminar, en un caso por voluntad propia y en el otro por la enfermedad que acabó con su vida. En la primera de las obras, una chica vuelve a la casa de su familia después de vivir durante años con una tía. En la segunda, un hombre despliega su obsesión por atraer turistas a un balneario. Más allá de su atractivo en tanto ''curiosidad'' (infaltable para los fanáticos de la escritora y posible puerta de entrada para quienes no la han leído), estos textos tienen sin duda un valor propio y muestran la potencia narrativa de una prosa a la que se ha llegado a comparar con Shakespeare.
JANE AUSTEN
(Steventon, Gran Bretaña, 1775 - Winchester, id., 1817) Novelista británica. Su padre, un clérigo protestante, era rector de la parroquia de Steventon. Séptima hija de una familia de ocho hermanos, su padre se encargó personalmente de su educación; en la amplia biblioteca familiar conoció la obra de Daniel Defoe, Samuel Richardson, Henry Fielding, Laurence Sterne y otras figuras de la incipiente narrativa inglesa.
En 1801, los Austen se trasladaron a Bath y, tras la muerte del cabeza de familia, en 1805, primero a Southampton y luego a Chawton, un pueblo de Hampshire, donde la escritora redactó la mayoría de sus novelas. La suya fue una vida sin grandes acontecimientos, apenas sin nada que turbara la placidez de una existencia pequeñoburguesa y provinciana; sólo muy de tarde en tarde realizaba algún que otro viaje a Londres. Tampoco llegó a contraer matrimonio.
Apacible, sereno y equilibrado es también su modo de novelar, la minuciosa y sutil ironía con que describe el ambiente que la rodea, el de la alta clase rural del sur de Inglaterra. La intriga narrativa suele ser de poca importancia, por lo que el interés de sus obras reside en los diferentes matices psicológicos de sus personajes, interpretados con gran agudeza, y en la descripción amable y comprensiva, pero no carente de maliciosa ironía, del ambiente social en que sitúa sus criaturas, que no es otro que el suyo propio, el de la burguesía acomodada.
Las seis novelas que escribió conviene agruparlas en dos períodos diferentes. Durante el primero vieron la luz una serie de títulos, algunos de los cuales tardaron más de quince años en ser editados. Éste fue el caso de Orgullo y prejuicio (Pride and prejudice), considerada la mejor de sus novelas, cuya redacción emprendió el año 1796, aunque no se publicaría hasta 1813. En ella, Austen relata la historia de las cinco hermanas Bennet y las tribulaciones de sus respectivos amoríos.
También son de este período Sentido y sensibilidad (Sense and sensibility, 1811), centrada otra vez en la historia de dos hermanas y sus asuntos amorosos, y caracterizada por su realismo; al cineasta taiwanés Ang Lee se debe una memorable traslación a la gran pantalla (Sentido y sensibilidad, 1995), interpretada por Emma Thompson, Kate Winslet y Hugh Grant. La abadía de Northanger (Northanger Abbey, 1818), por último, es una especie de parodia sobre la novela gótica, tan en boga a finales del siglo XVIII.
Su segunda etapa creativa empezó en 1811, y marcó su recuperación tras doce años de esterilidad creadora. El parque de Mansfield (Mansfield Park, 1814), Emma (1816) y Persuasión (Persuasion, publicada póstumamente) son títulos que corresponden a este momento, y todos ellos narran los enredos románticos de sus tres heroínas, tratados con gracia y profundidad. Tiempo después de su muerte aparecieron varias novelas incompletas, como Los Watson, Fragmentos de una novela, Plan para una novela y su correspondencia, publicada bajo el título de Cartas.
Jane Austen contó desde un principio con una acogida excelente para sus
novelas, en un momento en que la temática romántica parecía agotada. Son
relatos en que predominan la observación incisiva y los detalles
meticulosos en una trama que consigue dar fuerza a acontecimientos en
apariencia triviales y cotidianos, y que rescatan, incluso para los
personajes secundarios, un cierto sentido de universalidad que tan
gratos los hizo a los lectores y por los cuales la escritora se
convirtió en uno de los grandes difusores de la novela británica.
MÁS INFORMACIÓN
Autor(es): Jane Austen
Editorial: RBA
Páginas:
Tamaño: 13 x 20 cm.
El barón más embustero que imaginarse pueda narra aquí sus famosas aventuras y desventuras: desde el hilarante episodio en el que se lo traga un enorme pez, hasta su increíble viaje a la Luna en busca de un hacha de plata perdida. Gotfried August Bürger escribe una historia a medio camino entre lo grotesco y lo fantástico con un esperpéntico protagonista que provoca una y otra vez las risas del lector.
GOTTFRIED AUGUST BÜRGUER
Estudio teología y fue profesor en la universidad de Gotinga, donde enseñaba estética. En 1784 moría su primera esposa. En ese mismo año es nombrado privatdozent de la universidad. En 1785 contrae matrimonio con su cuñada, que morirá meses más tarde, en enero de 1786. Un año más tarde, en 1787, es nombrado doctor honorario de filosofía; en 1790 se casó por tercera vez aunque dos años más tarde se divorciará, y fallece en 1794.
Perteneció a un grupo de poetas y escritores de Gotinga, con los que creó una nueva tendencia poética alemana, destacó por sus poemas folclóricos, entre sus obras destaca «Lenore», de 1773, poema largo que cuenta una historia de influencia vampírica, «Cazador salvaje», de 1778, y «Canción de un buen hombre», de 1778. Tradujo al alemán a Shakespeare y a Homero.
Pero es especialmente recordado por su traducción sobre las aventuras del barón de Münchhausen, que hizo que la personalidad de este personaje traspasara las fronteras de Alemania y se convirtiera en un personaje universal. En estas historias se permitió introducir algunas nuevas de su propia cosecha, y fue tan popular su versión que hizo que se olvidara la de Raspe, que era la original.
MÁS INFORMACIÓN
Autor(es): Gottfried A. Bürger
Editorial: RBA
Páginas:
Tamaño: 13 x 20 cm.
El misterioso asesinato de Benson (1926) es la primera de las novelas protagonizadas por Philo Vance, un personaje que Van Dine creó en la cama, cuando se recuperaba de una enfermedad. Basada en el asesinato real de Joseph Browne Elwell, un famoso jugador de bridge, la obra nos presenta a un excéntrico detective aficionado, amigo de los métodos deductivos (absolutamente novedosos en la época), que resuelve un complicado caso gracias a su cerebro y su fino olfato para comprender las sutilezas de la psicología humana. S. S. Van Dine, seudónimo de Willard Huntington Wright, era crítico de arte del Los Angeles Times y de distintas publicaciones periódicas, y sus primeros libros se centraron en el campo del ensayo. Con Philo Vance se hizo rico y muy conocido.
S. S. VAN DINE
Willard Huntington Wright, más conocido como S. S. Van Dine, (15 de octubre de 1888 - 11 de abril de 1939) fue crítico de arte y novelista estadounidense. Creó el personaje del detective Philo Vance, quien apareció por primera vez en obras escritas en 1920 y posteriormente en películas y radio.
MÁS INFORMACIÓN
Autor(es): S. S. Van Dine
Editorial: Salvat
Páginas:
Tamaño: 17 x 24 cm.
Año: 2024
«Eurípides se revela como el más trágico de los poetas».
Aristóteles
El dios Dioniso ha adoptado forma humana para desplazarse a Tebas, su ciudad natal, donde existe una fuerte oposición a rendirle culto. Ha arrastrado a un grupo de mujeres a seguirle incondicionalmente, pero el rey Penteo está dispuesto a acabar con ello. Sin embargo, Dioniso, ambiguo y contradictorio, no es como los demás dioses. Eurípides (480 a. C. − 406 a. C.) escribió esta compleja y poliédrica obra al final de su vida, cuando, decepcionado por las consecuencias que la Guerra del Peloponeso estaba acarreando a Atenas, se mudó a Macedonia. El resultado es una tragedia que solo se representó póstumamente y que, gracias al carácter de Dioniso, plantea un enconado debate entre la ley humana y el culto religioso, entre el orden racional y el irracional, entre la autoridad civilizada y el desenfreno orgiástico.
EURÍPIDES
(en griego, Εὐριπίδης) (Flía —Ática— o Salamina, ca. 484/480 a. C.-Pella, 406 a. C.) fue uno de los tres grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad, junto con Esquilo y Sófocles. Las fuentes más importantes sobre la vida de Eurípides son el Marmor Parium, la Suda, Aulo Gelio y las Vidas escritas por el biógrafo griego del s. III a. C. Sátiro. Su madre se llamaba Clito o Cleito (gr. Κλειτώ) y su padre Mnesarco o Mnesárquides (gr. Μνήσαρχος ο Μνησαρχίδης), que era mercader. Eurípides nació en Flía (gr., Φλύα), aldea del Ática central, de donde pronto, por la segunda guerra médica, decisiva para los griegos y el mundo occidental, tuvieron que emigrar a Atenas siendo aún niño él. Otras fuentes indican que su lugar de nacimiento fue la isla de Salamina. Se sabe que fue alumno de Anaxágoras de Clazomene, Protágoras, Arquelao, Pródico y Diógenes de Apolonia. En el año 466 a. C., cumplió dos de servicio militar. Odiaba la política y era amante del estudio, para lo que poseía su propia biblioteca privada, una de las más completas de toda Grecia. Durante un tiempo estuvo interesado por la pintura, coincidiendo con el apogeo del pintor Polignoto en Atenas. Tuvo dos esposas, llamadas Melito y Quérile (o Quérine). Fue amigo de Sócrates, el cual, según la tradición, sólo asistía al teatro cuando se representaban obras de Eurípides. En el 408 a. C., decepcionado por los acontecimientos de su patria, implicada en la interminable guerra del Peloponeso, Eurípides se retiró a la corte de Arquelao I de Macedonia, en Pela, donde murió dos años después.
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Autor(es): Eurípides
Editorial: Gredos
Páginas:
Tamaño: 14,5 x 22 cm.