miércoles, 14 de febrero de 2024

Poeta 715: El más cariñoso de W.H. Auden

W. H. AUDEN

(York, Reino Unido, 1907 - Viena, 1973) Poeta, ensayista y libretista estadounidense de origen británico. Junto a Cecil Day-Lewis, Louis MacNeice y Stephen Spender, W. H. Auden representó la más rica e interesante producción de su época. En su primera etapa, de abierto compromiso de izquierda, se apoyó en las innovaciones rítmicas introducidas por G.M. Hopkins para construir una poesía vigorosa de contenida emoción; tras la Segunda Guerra Mundial, Auden se refugió en un moderado anglicanismo, desde el cual retomó formas más tradicionales y las renovó radicalmente al introducirles términos psicoanalíticos, científicos, técnicos, filosóficos y religiosos. Surgió de esa mezcla una poesía coloquial y moderna a la vez, de sensibilidad compleja, de excepcional y versátil fuerza, cuya influencia ha sido enorme.

Nacido en el seno de una familia católica, manifestó una pronta atracción por la poesía. Su reputación en este campo empezó a verse reconocida a partir de 1928, año en que Stephen Spender, compañero de estudios en la Universidad de Oxford, hizo una edición privada de sus poemas. Tras graduarse ese mismo año, W. H. Auden impartió clases en distintos centros británicos, colaborando con su compañero de la infancia, Christopher Isherwood, en dramas en verso como El perro bajo la piel (1935) y La subida del F-6 (1936).

El tono profético y el contenido social de sus poemas lo convirtieron en el poeta clave de la lírica británica de la década de 1930. El convencimiento que expresan las obras de este período de que la fuerza de la palabra y la acción política podían cambiar el curso de la historia se vio trágicamente cuestionado a raíz del estallido de la guerra civil española. La derrota de la causa republicana y el avance del fascismo en Europa le obligaron a replantearse su concepción del arte: lejos de influir en el curso de la historia, aquél no era más que un producto de ésta.

A pesar de las críticas que le llegaban desde su patria por lo que se consideraba una «huida», en 1939 fijó su residencia en Estados Unidos. Allí conoció a Chester Kallman, un joven poeta con el cual compartiría el resto de su vida. Fruto de la colaboración entre ambos fueron algunos de los más perfectos libretos de ópera de la historia del género: La carrera del libertino (1951), con música de Stravinski; Elegía para jóvenes amantes (1961) y Los basáridas (1966), ambas para Hans Werner Henze. Su última etapa creativa estuvo marcada por su aproximación al cristianismo y su preocupación por la adecuación entre arte y verdad: La edad de la ansiedad (1947), El escudo de Aquiles (1955), En torno a la casa (1965).

 

EL MÁS CARIÑOSO

Si todas las estrellas desaparecieran o murieran,
debería aprender a mirar un cielo vacío
y sentir su total oscuridad sublime,
aunque esto me lleve un poco de tiempo.

 

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