SAN FELIPE NERI
Filippo Romolo de Neri - Italia | 1515-1595. Sacerdote y místico italiano, también llamado el Apóstol de Roma, fundador de la congregación del Oratorio. Filippo Romolo de Neri nació en 1515 y en 1533 abandonó su casa en Florencia y se trasladó a Roma donde estudió y enseñó Teología y Filosofía. Llevó a cabo muchas obras de caridad, incluyendo la venta de sus libros para darles el dinero a los pobres y cuidar enfermos. En 1548, Felipe y su confesor fundaron la Confraternidad de la Santísima Trinidad, una comunidad de seglares dedicada a ayudar a peregrinos, enfermos y pobres. Después de ordenarse sacerdote en 1551 ingresó en la comunidad eclesiástica de san Girolamo en Roma. Sus oficios informales con himnos y oraciones en lengua vernácula se hicieron tan populares que se construyó un recinto especial, el oratorio, en la nave de la iglesia para acomodar a los cada vez más numerosos asistentes. El oratorio se convirtió en el centro de sus actividades, que incluían programas de música religiosa, de ahí el término oratorio. De 1564 a 1575 fue rector de la iglesia de San Giovanni, donde fundó un nuevo oratorio del que surgió la congregación del Oratorio, aprobada por el papa Pablo V en 1612. El papa Gregorio XV lo canonizó en 1622.
VANIDAD DE VANIDADES
Vanidad de vanidades,
Todas las cosas son vanidad.
Todo el Mundo, y cuanto tiene,
Toda cosa es vanidad.
Si del mundo sus favores
Te llevaren a donde quieres,
En la muerte, ¿qué serán?
Todas las cosas son vanidad.
Si reinases por mil años
Sano, feliz, sin afanes,
En la muerte, ¿qué serán?
Todas las cosas son vanidad.
Si tuvieses en torno tuyo
Mil siervos, noche y día,
En la muerte, ¿qué serán?
Todas las cosas son vanidad.
Si tuvieses más soldados
Que no tuvo Jerjes armados,
En la muerte, ¿qué serán?
Todas las cosas son vanidad.
Si tuvieses todas las lenguas,
Y fueres tenido por sabio,
En la muerte, ¿qué serán?
Todas las cosas son vanidad.
Si estuvieres con todas las comodidades,
En las Villas y en los Palacios,
En la muerte, ¿qué serán?
Todas las cosas son vanidad.
Y si en fiestas, juegos y cantos
Pasaras todos los días,
En la muerte, ¿qué serán?
Todas las cosas son vanidad.
Satisfechas todas tus ansias,
Sano, alegre y sin dolores,
En la muerte, ¿qué serán?
Todas las cosas son vanidad.
Por tanto, a Dios vuelve el corazón,
Dale a Él todo tu amor,
Esto nunca faltará,
Todo el resto es vanidad.
Si gozases a tu gusto
Cada anhelo, cada placer,
En la muerte, ¿qué serán?
Todas las cosas son vanidad.
Si tuvieses todo tesoro
De riquezas, plata y oro.
En la muerte, ¿qué serán?
Todas las cosas son vanidad.
Si vivieses en este mundo
Siempre alegre, a todas horas jocundo,
En la muerte, ¿qué serán?
Todas las cosas son vanidad.
Si lejos de penas y dolores
Desahogaras todos tus deseos,
En la muerte, ¿qué serán?
Todas las cosas son vanidad.
Si aquí abajo estuviere tu corazón
Jubiloso a todas horas,
En la muerte, ¿qué serán?
Todas las cosas son vanidad.
Por tanto frena tus deseos,
Corre hacia Dios, que en toda hora te recibe,
Esto nunca faltará,
Todo el resto es vanidad.
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