lunes, 10 de junio de 2019

Cita CDXXXIII: Explorando los caminos de Humboldt





Por el aniversario del nacimiento del científico berlinés, la Embajada de Alemania, el Instituto Goethe y el colegio Humboldt auspician ambiciosa reflexión sobre su legado.

Tantas veces nombrado y vinculado a conceptos, fenómenos y especies. Alexander von Humboldt (1769-1859): geógrafo, astrónomo, humanista, naturalista y explorador prusiano. Considerado el padre de la geografía moderna universal, naturalista polivalente y el primer ambientalista. Su espíritu explorador lo llevó de Europa a América del Sur y de Norteamérica hasta Asia Central.

Podríamos decir que, como científico, abrió una nueva época. Pero también fue un hombre de su tiempo, aún aferrado a los idealismos románticos.

Como señala Frank Meyer, jefe de Administración del colegio peruano-alemán Alexander von Humboldt, estamos hablando del fundador de la biología moderna y pionero del método científico moderno. Y como explica Friederike Hellner, consejera de Cultura de la Embajada de Alemania en el Perú, fue un estudioso obsesionado con medir y experimentar. Él creía solo en las cosas que podía probar, afirma.

Sin embargo, para Eberhard Heinzel, director general del colegio Humboldt, no podemos pasar por alto las influencias de época de quien fuera amigo del poeta Johann Wolfgang von Goethe. Tiene las características típicas de un científico moderno, sus ideales están vinculados con el romanticismo también, afirma.

Pilar Cantella, profesora de esta institución, está de acuerdo: Su lado romántico se entiende también por sus vínculos con ideales como la libertad y el nacionalismo. La denuncia a la esclavitud tiene que ver con eso. Él pensaba en la libertad como valor supremo del hombre, afirma.

La relación de Humboldt con el Perú se enmarca en el viaje que el estudioso alemán realizó a América en 1799, recorriendo diez mil kilómetros en tres etapas. Cargado con 50 instrumentos de medición diferentes, sin más fondos que su patrimonio familiar y un salvoconducto de la corona española, el científico aristócrata cumplió, a los 32 años, su sueño infantil: ver las constelaciones del hemisferio sur.

Ya en nuestro continente, el científico se dedicó a estudiar dichas constelaciones, los volcanes, la flora y la fauna, las corrientes marinas y los vientos, en condiciones de viaje muy difíciles de imaginar. Y, sin embargo, pudo registrar sus experiencias y estudios en su diario y en miles de cartas, dirigidas a los dos mil contactos registrados en su agenda.

Lo curioso es que, como advierte Meyer, el viaje se dio por accidente. No era su destino América del Sur, pues él quería ir al África. Pero a causa de las campañas de Napoleón en Egipto, se quedó en España. Partir a América Latina fue una casualidad, dice. Para Hellner, incluso su viaje al Amazonas resultó fortuito. Al llegar a Venezuela, él tenía la idea de continuar el viaje, pero una enfermedad de tifoidea en el barco lo obligó a detenerse. Viajó por el río Orinoco para descubrir su nacimiento. Y al alcanzar la conexión entre ambos ríos demostró que el Amazonas no era un río singular, sino centro de toda una red, explica.

De allí, Humboldt partió a Cuba, y después a Colombia y Ecuador. Al llegar a Quito, ascendió al Chimborazo. Y con la intención de tomar un barco en el puerto del Callao que lo llevaría a los mares del sur, entró al Perú por la ruta de Jaén, en Cajamarca, donde conoció las inhumanas condiciones de la explotación minera de entonces. Viajó a Trujillo y bajando por el sur alcanzó Lima, la última ciudad donde quisiera vivir, apuntó en su diario. En el puerto se dio cuenta de que su transporte ya había partido. Cambió entonces su ruta a México, y de allí a Estados Unidos.

Humboldt estudió todos estos territorios con una hasta entonces inédita visión integradora. Lo que se conoce, señala la profesora Cantella, como un conocimiento holístico. Con una curiosidad innata, Humboldt supo integrarlo todo: quería saber la relación entre el territorio con las personas, los vientos, la fauna, la flora. Y esta manera de ver el mundo la recogió en Kosmos, su obra inmensa, explica.

Por su parte, Hellner advierte que el investigador alemán había preparado sus viajes estudiando diversas disciplinas. Aprendió etnografía, antropología, física, zoología especialmente ornitología, climatología, oceanografía, astronomía, geografía, geología, mineralogía, botánica y vulcanología. Ese conocimiento le permitió hacer conexiones. Humboldt no trabajó solo, siempre estaba conectado con muchos científicos, intercambiando ideas, señala.

Para el director Heinzel, Humboldt tuvo la habilidad de documentar todas sus observaciones. Luego aplica su capacidad analítica y, finalmente, evalúa y combina la información. Ese es el método científico moderno, y es, hasta hoy, la base para trabajar en nuestro colegio, con nuestros alumnos. Son los niveles que debemos alcanzar para acceder a un conocimiento válido, dice.

Humboldt hoy

Desde esa perspectiva, la celebración por los 250 años del científico alemán que auspicia el Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania en América Latina, a través del Goethe-Institut e instituciones como su embajada en Lima y el colegio Humboldt, no pretende incidir en Humboldt como personaje histórico, sino hablar de los temas que le interesaron como investigador y que hoy tienen plena vigencia: el medio ambiente, la conservación del ecosistema marino e incluso fenómenos que Humboldt no llegó a ver, como la teoría de la evolución, que Charles Darwin plantearía en 1859. Humboldt es un potencial increíble para hacer pedagogía, afirma Cantella.

Y un tema muy actual, precisa el director Heinzel, tiene que ver con la comunicación. En efecto, en tiempos en que no existían correos electrónicos ni redes sociales, Humboldt se dio tiempo para escribir 50 mil cartas para sus miles de contactos en la comunidad científica de todo el mundo, con el fin de organizar tanto sus ideas como sus viajes. Así, el hombre que midió el mundo podría hoy ayudarnos a comunicarnos dentro de él.

¿Qué le debemos los peruanos a Humboldt?

Los peruanos asociamos de inmediato el nombre del científico alemán con el de la corriente oceánica originada por el ascenso de aguas frías y profundas que se produce en las costas del Perú y Chile. Esta fue descrita por Humboldt en su libro Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente (París, 1807), escrita en colaboración con Aimé Bonpland. Es también en esta obra donde se da cuenta del Spheniscus humboldti, pingüino endémico de esta corriente, que nidifica en la costa occidental de América del Sur, desde el norte del Perú hasta Chiloé, en Chile.

A estos dos descubrimientos tan memorables, Friederike Hellner, consejera de Cultura de la embajada alemana, agrega la exhibición de las riquezas del guano de isla como fertilizante en Europa, cuya explotación produjo un enorme boom económico en la segunda mitad del siglo XIX.

Sin embargo, para Eberhard Heinzel, director del colegio Humboldt, quizás nos estamos haciendo una pregunta equivocada. Teniendo un pensamiento universal, sus investigaciones no beneficiaron solo a un país. Pertenecen a todo el mundo, afirma.

Fuente: http://www.elcomercioperu.com.pe/
Por Enrique Planas 
10 de junio de 2019

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