martes, 18 de junio de 2019

Cita CDXXXIV: Un mismo paquete. Los antivacunas y los amantes de la naturopatía





Dicen que por mucho que grites el mensaje no cambiará, y que ni por mucho que repitas una mentira se convertirá en verdad.  Por mucho que se diga la medicina, en general, o la vacunación, en particular, es peligrosa e insegura, no dejará de ser cierto –incierto dicho como eufemismo de mentira-. En cualquier caso, y por si acaso, voy a repetir mi mantra –puedo decirlo más alto, pero no más claro-: vacune a sus seres queridos y haga caso a los médicos y a los expertos –si desconfía de uno, pruebe con una segunda opinión, pero no acuda al charlatán de su pueblo o de su barrio-. La medicina ortodoxa, llamada desde la pseudociencia alopática, puede equivocarse, fallar en ocasiones o no dar siempre los resultados que esperamos, pero está basada  en años de investigación internacional y es la que hace que, por ejemplo y entre otros factores, su esperanza de vida sea casi el doble que la de sus abuelos. Nuevamente, las falsas creencias, con buena o mala fe, de parte de la sociedad o de unos padres –con todo el amor hacia sus hijos, eso siempre-, han terminado con la vida de unos bebés  y casi con la de un niño con autismo.

Rumania llego a declarar una epidemia de sarampión tras la muerte, como decía, de tres bebes de menos de ocho meses que no llegaron a vacunarse. Lo curioso es que estos bebes no pertenecían, creo, a un colectivo de padres antivacunas, sino que simplemente todavía no habían entrado en la edad del calendario vacunal. Quienes sí pertenecían a este colectivo contrario a las vacunas fueron, a todas las luces, quienes los contagiaron y provocaron 675 casos más. Estamos en el 2017. A modo de comparación, en 2015 solo se confirmaron 7 casos de sarampión, sin ningún fallecido. Existe lo que ya le presenté como inmunoprotección “por rebaño”, es decir, si alguien no está vacunado pero todos a su alrededor sí lo están, no habrá problemas. En esta situación la que lleva a mucho NO vacunados aumenta sustancialmente y se convierte en un foco infecto-contagioso como seguramente ocurrió en Rumania, país que, por otra parte, cuenta con una cobertura optima de vacunación. El Ministerio de Sanidad rumano –y el que le habla- condenamos firmemente estas campañas irresponsables contra la vacunación.

Sin querer hacer un paralelismo –bueno, casi sí- con lo que acabo de decir, aunque en muchos casos ambos fenómenos van asociados, el abuso de productos mal llamados naturales o de prácticas como la naturopatía, por más que se combine con la medicina reglamentaria, lejos de ser inocua –muchos de estos productos se venden como suplementos o complementarios- pueden ser peligrosos para la salud. Aquí, de nuevo y como muestra, otro botón: un niño de cuatro añitos con autismo estuvo a punto de morir por el abuso de la naturopatía. La noticia fue descrita incluso en la revista científica British Medical Journal, alertando del caso, en Londres, de este niño pequeño que tomaba hasta 12 tratamientos diferentes sin vigilancia médica. Cuando los padres finalmente lo llevaron al hospital de Newham, el pequeño estaba en muy mal estado, aunque los médicos lograron salvarlo. Los padres, destrozados, reconocieron –algo que no siempre ocurre- que en un intento de ayudar a mejorar el autismo de su hijo acudieron a un naturópata, quien en sucesivas visitas, les fue indicando diferentes remedios, ¡hasta 12!, y no todos ellos precisamente inocentes: aumento elevado de vitamina D –que provocó la fuerte toxicidad que casi acaba con el menor-, calcio, leche de camello, plata o algún tipo de sales de baño. Vamos, todo el manual de lo que no deberíamos hacer con nuestros hijos. Sea responsable y confié en los profesionales de la medicina, es la única vía. Hágalo por sus seres queridos, y por lo no queridos, que para eso estamos. 

Virus. Ni vivos ni muertos. Página 171-173. José Antonio López. Editorial Guadalmazán. Cordoba, España - 2018. 

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