GIORDANO BRUNO
- Filippo Bruno - (Italia, 1548-1600) Filósofo y poeta renacentista italiano cuya dramática muerte dio un especial significado a su obra. Había nacido Bruno en Nola, cerca de Nápoles. Su nombre de pila era Filippo, pero adoptó el de Giordano al ingresar en la orden de predicadores; con estos frailes estudió la filosofía aristotélica y la teología tomista. Pensador independiente de espíritu atormentado, abandonó la orden en 1576 para evitar un juicio en el que se le acusaba de desviaciones doctrinales e inició una vida errante que le caracterizaría hasta el final de sus días. Visitó Génova, Toulouse, París y Londres, donde residió dos años, desde 1583 hasta 1585, bajo la protección del embajador francés y frecuentando el círculo del poeta inglés sir Philip Sidney. Fue el periodo más productivo de su vida ya que durante estos años escribió La cena de las cenizas (1584) y Del Universo infinito y los mundos (1584), así como el diálogo Sobre la causa, el principio y el uno (1584). En otro poético diálogo, Los furores heroicos (1585), ensalza una especie de amor platónico que lleva al alma hacia Dios a través de la sabiduría. En 1585 Bruno volvió a París, y viajó después a Marburgo, Wittenberg, Praga, Helmstedt y Frankfurt, donde pudo arreglárselas para imprimir la mayor parte de sus obras. Por invitación del noble veneciano, Giovanni Moncenigo, que se erigió en su tutor y valedor privado, Bruno volvió a Italia. En 1592, sin embargo, Moncenigo denunció a Bruno ante la Inquisición que le acusó de herejía. Fue llevado ante las autoridades romanas y encarcelado durante más de ocho años mientras se preparaba un proceso donde se le acusaba de blasfemo, de conducta inmoral y de hereje. Bruno se negó a retractarse y en consecuencia fue quemado en una pira levantada en Campo dei Fiori el 17 de febrero del año 1600. En el siglo XIX se erigió una estatua dedicada a la libertad de pensamiento en el lugar donde tuvo lugar el martirio. Las teorías filosóficas de Bruno combinan y mezclan un místico neoplatonismo y el panteísmo. Creía que el universo es infinito, que Dios es el alma del universo y que las cosas materiales no son más que manifestaciones de un único principio infinito. Bruno es considerado como un precursor de la filosofía moderna por su influencia en las doctrinas del filósofo holandés Baruch Spinoza y por su anticipación del monismo del siglo XVII.
Fuente: http://epdlp.com
MI SOLITARIO VIAJE A AQUELLOS SITIOS
Mi solitario viaje a aquellos sitios
a los que ya volviste tu alta mente,
se eleva al infinito, pues preciso
es que el objeto iguale industrias y artes.
Renace allá; allá arriba tus hermosos
polluelos cría, ya que el cruel destino
su curso entero ha dirigido contra
la empresa de la cual solía sacarte.
Vete a mi casa, que más noble asilo
brindarte quiero; un dios tendrás por guía
que aquel que nada ve lo llama ciego.
Que el cielo te libere y te sea dulce
toda deidad de este gran arquitecto;
y no vuelvas a mí, pues no eres mío.
Salido de prisión estrecha y negra,
donde me ató el error por tantos años,
dejo aquí la cadena que me impuso
la mano hostil de mi enemiga fiera.
Hundirme en noche lóbrega y sombría
ya no podrá, porque quien ha vencido
al gran Pitón y con su sangre
el agua tiñó del mar, redujo a mi Megera.
A ti me vuelvo y clamo, voz sagrada;
gracias te doy, mi sol, mi luz divina;
mi corazón te ofrendo, excelsa mano,
que me sacaste de aquel garfio horrendo,
que me guiaste hacia mejor morada,
que mi turbado corazón sanaste.
¿Y quién me alivia, el corazón calienta,
no me deja temer destino o muerte?
¿Quién rompió las cadenas y las puertas
que muy pocos trasponen, hacia afuera?
La edad, los años, meses, días y horas,
hijas y armas del tiempo y esa corte a
quien ni hierro ni diamante pueden,
de su furor a salvo me han situado.
Por eso, las seguras alas tiendo
sin temer choque de cristal o vidrio,
mas hiendo el cielo y subo al infinito.
Y mientras de mi globo saco a otros
y por el campo etéreo más penetro
lo que otros ven de lejos, atrás dejo.
MI SOLITARIO VIAJE A AQUELLOS SITIOS
Mi solitario viaje a aquellos sitios
a los que ya volviste tu alta mente,
se eleva al infinito, pues preciso
es que el objeto iguale industrias y artes.
Renace allá; allá arriba tus hermosos
polluelos cría, ya que el cruel destino
su curso entero ha dirigido contra
la empresa de la cual solía sacarte.
Vete a mi casa, que más noble asilo
brindarte quiero; un dios tendrás por guía
que aquel que nada ve lo llama ciego.
Que el cielo te libere y te sea dulce
toda deidad de este gran arquitecto;
y no vuelvas a mí, pues no eres mío.
Salido de prisión estrecha y negra,
donde me ató el error por tantos años,
dejo aquí la cadena que me impuso
la mano hostil de mi enemiga fiera.
Hundirme en noche lóbrega y sombría
ya no podrá, porque quien ha vencido
al gran Pitón y con su sangre
el agua tiñó del mar, redujo a mi Megera.
A ti me vuelvo y clamo, voz sagrada;
gracias te doy, mi sol, mi luz divina;
mi corazón te ofrendo, excelsa mano,
que me sacaste de aquel garfio horrendo,
que me guiaste hacia mejor morada,
que mi turbado corazón sanaste.
¿Y quién me alivia, el corazón calienta,
no me deja temer destino o muerte?
¿Quién rompió las cadenas y las puertas
que muy pocos trasponen, hacia afuera?
La edad, los años, meses, días y horas,
hijas y armas del tiempo y esa corte a
quien ni hierro ni diamante pueden,
de su furor a salvo me han situado.
Por eso, las seguras alas tiendo
sin temer choque de cristal o vidrio,
mas hiendo el cielo y subo al infinito.
Y mientras de mi globo saco a otros
y por el campo etéreo más penetro
lo que otros ven de lejos, atrás dejo.
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