Ser auténtico es la esencia de la verdad, ser honesto, fidedigno, manejarse bajo un código de honor, ser ético.
Últimamente estas palabras son cada vez más difíciles de encontrar en la prensa, escrita, hablada. Es que ya no se usan o es que han salido del vocabulario de las gentes.
Los invito hacer un ejercicio, cojan el periódico que compran de costumbre y mientras leen las noticias, encuentren alguna palabra como, autentico o uno de sus sinónimos, hagan lo mismo cuando vean televisión.
Lo que deseamos recalcar, es que no es que ya no estemos usando esa palabra sino también el que no la usamos en nuestras conversaciones cotidianas. Lo que escuchamos con frecuencia, se refiere a lo malo, robo, suplantación de identidad, falsificación, muerte, sicarios, soborno, mentira, fraude, etc.
Si tenemos honor y somos íntegros, somos TODO.
Por qué será que las palabras mencionadas no figuran con frecuencia en las noticias, ya no se exaltan las bondades de la integridad, honestidad, honradez. Cuando alguna persona devuelve una cartera con dinero, es noticia, como si fuera ese acto algo del otro mundo, que merece ser mencionado como noticia, un acto sorprendente.
Ya revisaron los titulares de los periódicos, la gran mayoría es sobre malas noticias, violencia, frivolidad, ¿Están de acuerdo?
Las falsificaciones (forma de robo y engaño) se han dado históricamente, hablamos de todos los tipos, desde obras de arte, productos de marcas reconocidas con imitaciones baratas que parecen auténticas y que explotan la vanidad humana, para aparentar lo que no se tiene. La tradicional y de toda la vida la falsificación de dinero. Ahora mismo las pseudo exigencias sociales, hacen que se recurra a la cirugía plástica para aparentar ser joven, tener un cuerpo perfecto. Por qué no podemos aceptarnos como somos, así, con nuestros defectos, al natural. ¿Nos aceptarán? Hemos entrado en un espiral de falsas expectativas, si no llevas tal marca de ropa, manejas determinado coche, vives en determinada zona, asistes a selectos clubes, eres invitado a selectos eventos sociales, no eres nadie. Todo lo mencionado conlleva a una falsa identidad y lo peor de ello es que es aceptada y lo que digo es válido para cualquier país del mundo, y lo que digamos en Arequipa, Perú, tenga tanta o más validez en países más consumistas que el nuestro.
Qué valores inspiramos a nuestros hijos y que fomentamos en nuestros centros de estudios. Nuestros hijos pertenecen a las próximas generaciones que convivirán en los años futuros.
Países en donde está institucionalizado el soborno, sobreprecios, engaños, robo, violencia, mentira. Donde las leyes no se hacen respetar, ni se cumplen a cabalidad. Donde para hacer recordar que existe, se hacen operativos para acallar consciencias, cuando eso debe ser aceptado y no tener que recordarlo.
Últimamente estas palabras son cada vez más difíciles de encontrar en la prensa, escrita, hablada. Es que ya no se usan o es que han salido del vocabulario de las gentes.
Los invito hacer un ejercicio, cojan el periódico que compran de costumbre y mientras leen las noticias, encuentren alguna palabra como, autentico o uno de sus sinónimos, hagan lo mismo cuando vean televisión.
Lo que deseamos recalcar, es que no es que ya no estemos usando esa palabra sino también el que no la usamos en nuestras conversaciones cotidianas. Lo que escuchamos con frecuencia, se refiere a lo malo, robo, suplantación de identidad, falsificación, muerte, sicarios, soborno, mentira, fraude, etc.
Si tenemos honor y somos íntegros, somos TODO.
Por qué será que las palabras mencionadas no figuran con frecuencia en las noticias, ya no se exaltan las bondades de la integridad, honestidad, honradez. Cuando alguna persona devuelve una cartera con dinero, es noticia, como si fuera ese acto algo del otro mundo, que merece ser mencionado como noticia, un acto sorprendente.
Ya revisaron los titulares de los periódicos, la gran mayoría es sobre malas noticias, violencia, frivolidad, ¿Están de acuerdo?
Las falsificaciones (forma de robo y engaño) se han dado históricamente, hablamos de todos los tipos, desde obras de arte, productos de marcas reconocidas con imitaciones baratas que parecen auténticas y que explotan la vanidad humana, para aparentar lo que no se tiene. La tradicional y de toda la vida la falsificación de dinero. Ahora mismo las pseudo exigencias sociales, hacen que se recurra a la cirugía plástica para aparentar ser joven, tener un cuerpo perfecto. Por qué no podemos aceptarnos como somos, así, con nuestros defectos, al natural. ¿Nos aceptarán? Hemos entrado en un espiral de falsas expectativas, si no llevas tal marca de ropa, manejas determinado coche, vives en determinada zona, asistes a selectos clubes, eres invitado a selectos eventos sociales, no eres nadie. Todo lo mencionado conlleva a una falsa identidad y lo peor de ello es que es aceptada y lo que digo es válido para cualquier país del mundo, y lo que digamos en Arequipa, Perú, tenga tanta o más validez en países más consumistas que el nuestro.
Qué valores inspiramos a nuestros hijos y que fomentamos en nuestros centros de estudios. Nuestros hijos pertenecen a las próximas generaciones que convivirán en los años futuros.
Países en donde está institucionalizado el soborno, sobreprecios, engaños, robo, violencia, mentira. Donde las leyes no se hacen respetar, ni se cumplen a cabalidad. Donde para hacer recordar que existe, se hacen operativos para acallar consciencias, cuando eso debe ser aceptado y no tener que recordarlo.
Antonio
Tomasio. Autor de los libros Uno (Yo) y Mi hijo, mi maestro. Escríbe a
atomasio@antoniotomasio.com con tus preguntas o sugerencias o visita la
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