HISTORIA DE UNA INMORTALIDAD
A LA QUE AMÈRICA DEBE SU NOMBRE
El hechizo de la historia americana llevó a Stefan Zweig a otro capítulo de la más grande epopeya: el bautizo de nuestro continente. El tema no es nuevo para los eruditos y los profesores secundarios; pero en cambio constituye una revelación para el gran público lector, los estudiantes y todas las personas de una cultura media que sólo tienen de Vespucio y del nombre de América noticias vagas, incompletas y contradictorias. Vespucio no buscó la gloria de dar su nombre al Nuevo Mundo. La gloria la hizo la casualidad, un impresor que, a su vez, nunca soñó que daría a un desconocido tanto renombre. Zweig sigue con acierto el desarrollo de esta historia que tiene el encanto de una novela.
A LA QUE AMÈRICA DEBE SU NOMBRE
El hechizo de la historia americana llevó a Stefan Zweig a otro capítulo de la más grande epopeya: el bautizo de nuestro continente. El tema no es nuevo para los eruditos y los profesores secundarios; pero en cambio constituye una revelación para el gran público lector, los estudiantes y todas las personas de una cultura media que sólo tienen de Vespucio y del nombre de América noticias vagas, incompletas y contradictorias. Vespucio no buscó la gloria de dar su nombre al Nuevo Mundo. La gloria la hizo la casualidad, un impresor que, a su vez, nunca soñó que daría a un desconocido tanto renombre. Zweig sigue con acierto el desarrollo de esta historia que tiene el encanto de una novela.
Stefan Zweig ha tenido el talento de convertir un tema árido, relegado a los gabinetes de historia, en un argumento apasionado, palpitante de interés y de misterio. En otras palabras: ha sabido humanizar un personaje desmenuzado por los estudiosos. De un conjunto informe ha creado un ser lleno de hechizo y de atracción, y de un tema inabordable para muchos ha escrito una novela que es historia y una historia que es vida. El Américo acorralado por los eruditos, hecho irreal por tantas críticas y negaciones, es ahora un Américo humano que se pasea enigmático con sus secretos.
Zweig es, ante todo, un poeta, un mago de la evocación, un artista de la historia. Por ello su obra ha de vivir más que muchos libros de erudición y hará conocer y admirar la figura de Vespucio con un poder extraordinario, digno del hombre que, sin proponérselo, bautizó nuestra tierra.
Zweig es, ante todo, un poeta, un mago de la evocación, un artista de la historia. Por ello su obra ha de vivir más que muchos libros de erudición y hará conocer y admirar la figura de Vespucio con un poder extraordinario, digno del hombre que, sin proponérselo, bautizó nuestra tierra.
ÍNDICE
- Prólogo por Enrique de Gandía
- Américo
- La situación histórica
- Treinta y dos páginas de inmortalidad
- Un mundo recibe su nombre
- Principia la grave disputa
- Intervienen los documentos
- ¿Quién era Vespucio?
- Cartas de Américo Vespucio
STEFAN ZWEIG
(Viena, 1881 - Petrópolis, Brasil, 1942) Escritor austríaco. Miembro de una acomodada familia judía, inició su carrera literaria traduciendo a Ch. Baudelaire y a E. Verhaeren.
Ante la I Guerra Mundial, abrazó el pacifismo y estrechó
lazos de amistad con R. Rolland. Se instaló en Salzburgo (1918) y, tras
huir de Austria en 1934, se refugió en Londres. La hegemonía alcanzada
por las fuerzas hitlerianas en Europa le llevó a quitarse la vida junto
con su mujer durante un viaje a Brasil.
En 1924 se publicaron sus poesías reunidas, marcadas por el influjo de Rilke y Verhaeren. Compuso obras teatrales, como Tersites (1907), La casa junto al mar (1911), Jeremías (1917) y La oveja del pobre (1939). Escribió asimismo novelas y narraciones: Primera experiencia (1911), Amok (1923), Confusión de sentimientos (1926) -conjunto formado por tres relatos largos, el más conocido de los cuales es Veinticuatro horas de la vida de una mujer, publicado primero en inglés-, Impaciencia del corazón (1938).
Su obra incluye también historias (Erasmo de Rotterdam, 1934; María Estuardo, 1935; Américo Vespuccio, 1942), y una serie de ensayos históricos y literarios, que constituyen sus obras más populares: Verlaine (1905), Verhaeren (1910), Romain Rolland (1920), Tres maestros (Balzac, Dickens, Dostoievski) (1920), La lucha contra el demonio (1925) y La curación por el espíritu (1931).
MÁS INFORMACIÓN
Autor(es): Stefan Zweig
Editorial: Claridad
Páginas: 138
Tamaño: 16 x 22 cm.
Año: 1996
Tamaño: 16 x 22 cm.
Año: 1996
Precio: S/65.00