GIACOMO LEOPARDI
Giacomo Taldegardo Francesco di Sales Saverio Pietro Leopardi fue un poeta y filósofo italiano que nació en Recanati el 29 de junio de 1798 y que falleció en Nápoles el 14 de junio de 1837. Debido a una enfermedad ósea dedicó mucho tiempo a la lectura y a la erudición, siendo un niño precoz que con tan sólo once años leía a Homero y que con quince ya dominaba siete idiomas. Criado en un ambiente opresivo y reaccionario, toda su vida se caracterizó por un hastío pesimista, aumentado por una progresiva ceguera y varios desamores, una glorificación del pasado del Hombre y el amor idealizado hacia la naturaleza, circunstancias que lo convierten en un escritor señero del Romanticismo; si bien defendió siempre a los clásicos por encima de la cultura romántica, como se observa en su ensayo Discurso de un italiano sobre la poesía romántica, defendiendo la simplicidad y nobleza propia de los clásicos frente a un romanticismo que ya ha sido corrompido por el intelectualismo moderno. Tras la revolución de 1831 fue nombrado diputado de las Marcas en la Asamblea Constituyente, puesto al que él mismo renunció al perder su fe en el movimiento liberal, al que dedicaría numerosas críticas. Sus Zibaldone de pensamientos, un conjunto de apuntes personales sobre todo tipo de materias, donde desarrolló su sistema de pensamiento, y que servirían de base para su propia faceta poética, fueron publicados de manera póstuma, en 1898.
CANTO XLI - DEL GRIEGO DE SIMONEDES
Que humana cosa dura poco tiempo
es máxima muy cierta,
dice el viejo de Quíos,
que la misma natura
tiene el hombre y las hojas.
Mas esta voz muy pocos
oyen. A la esperanza inquieta, hija
de juveniles pechos,
todos le dan asilo.
Mientras rojas las flores
de nuestra edad acerba
son, el alma orgullosa
cien dulces pensamientos nutre en vano,
ni muerte espera, ni vejez; ninguna
dolencia al hombre sano preocupa.
Mas tonto es quien no mira
cuán presto juventud emprende el vuelo.
Y cómo de la cuna
cercano está el sepulcro.
Tú, que el pie pondrás pronto
en el fatal camino
de la sede plutónica,
a los goces presentes
tu breve edad confía.
Versión de Diego Navarro
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Giacomo Taldegardo Francesco di Sales Saverio Pietro Leopardi fue un poeta y filósofo italiano que nació en Recanati el 29 de junio de 1798 y que falleció en Nápoles el 14 de junio de 1837. Debido a una enfermedad ósea dedicó mucho tiempo a la lectura y a la erudición, siendo un niño precoz que con tan sólo once años leía a Homero y que con quince ya dominaba siete idiomas. Criado en un ambiente opresivo y reaccionario, toda su vida se caracterizó por un hastío pesimista, aumentado por una progresiva ceguera y varios desamores, una glorificación del pasado del Hombre y el amor idealizado hacia la naturaleza, circunstancias que lo convierten en un escritor señero del Romanticismo; si bien defendió siempre a los clásicos por encima de la cultura romántica, como se observa en su ensayo Discurso de un italiano sobre la poesía romántica, defendiendo la simplicidad y nobleza propia de los clásicos frente a un romanticismo que ya ha sido corrompido por el intelectualismo moderno. Tras la revolución de 1831 fue nombrado diputado de las Marcas en la Asamblea Constituyente, puesto al que él mismo renunció al perder su fe en el movimiento liberal, al que dedicaría numerosas críticas. Sus Zibaldone de pensamientos, un conjunto de apuntes personales sobre todo tipo de materias, donde desarrolló su sistema de pensamiento, y que servirían de base para su propia faceta poética, fueron publicados de manera póstuma, en 1898.
CANTO XLI - DEL GRIEGO DE SIMONEDES
Que humana cosa dura poco tiempo
es máxima muy cierta,
dice el viejo de Quíos,
que la misma natura
tiene el hombre y las hojas.
Mas esta voz muy pocos
oyen. A la esperanza inquieta, hija
de juveniles pechos,
todos le dan asilo.
Mientras rojas las flores
de nuestra edad acerba
son, el alma orgullosa
cien dulces pensamientos nutre en vano,
ni muerte espera, ni vejez; ninguna
dolencia al hombre sano preocupa.
Mas tonto es quien no mira
cuán presto juventud emprende el vuelo.
Y cómo de la cuna
cercano está el sepulcro.
Tú, que el pie pondrás pronto
en el fatal camino
de la sede plutónica,
a los goces presentes
tu breve edad confía.
Versión de Diego Navarro
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