FELISIA MOSCOSO DE CHAVES
(1847-1902) fue una escritora y poetisa arequipeña, perteneciente a una destacada generación de poetas locales de la segunda mitad del siglo XIX. En 1883 publicó su Ligeros pensamientos consagrados a la mujer, dedicado a ensayar la relación entre la mujer y diversos aspectos, como: educación, amor, pobreza, matrimonio, maternidad, claustro, piedad, despreocupación, literatura, calumnia, envidia, celos, lujo, preocupaciones sociales, política y la vejez. Fue autora, asimismo, de Flores silvestres (1892) —en donde dedicó un poema a Miguel Grau— y Violetas mistianas (1898), además de participar en destacados compendios como Lira arequipeña (1889) de M. Pío Chávez. Colaboró en periódicos locales como La Bolsa, así como en limeños Perlas y Flores, El Rímac y El Perú Ilustrado (Zanutelli, 2018, pp. 157-163).
Fuente: https://fuenteshistoricasdelperu.com
AREQUIPA
Sobre tu verde alfombra
Allá á las faldas del soberbio Misti,
Mi cuna se meció bajo su sombra
Y en tu noble regazo me adormiste.
Tus auras arrullaron
Los sueños deliciosos de mi infancia,
Y en cadenciosos ecos modularon
Tristes cantos de eterna resonancia.
Cual ágil mariposa
Mi mente soñadora recorría
Ese mundo ideal color de rosa
Que forjaba mi ardiente fantasía.
Henchida de esperanza,
Cual ave bulliciosa, remontaba
Mi vuelo al porvenir que en lontananza
Una hada misteriosa me mostraba.
Pero ¡Ay! qué desencanto!
Toque la realidad, cuánta amarguea
Viendo mi risa convertida en llanto
Y mi aurora tan bella en noche oscura!
La copa envenenada
Apuré con estoica paciencia
Porque la suerte cruel, desapiadada
Victima me eligió de su inclemencia
Tu suelo idolatrado
Lo abandoné llorando y no lo olvido;
Y aunque lejos de ti, se halla grabado
En mi pecho filial agradecido.
Te miró á la distancia
Más grande, más hermosa, más altiva;
Recuerdo tu valor que sin jactancia
Ornó tu sien con el laurel y oliva
Matrona incomparable
Que al compás de tus bélicas canciones,
Vas al campo de Marte, é indomable
Sostienes tus gloriosas tradiciones
Orgullosa te ostentas,
Hija del Misti, madre de valientes,
Porque tu noble corazón sustentas
Con savia de virtudes eminentes.
Salud, noble guerrera,
Ciudad de las eternas convulsiones,
Dios te bendiga en tu inmortal carrera,
Y llene de ardimiento á tus campeones.
Acepta, madre mía,
El recuerdo amoroso que á lo lejos
Mi lira te consagra, y te lo envía
Como el sol moribundo sus reflejos.
Fuente: Lira Arequipeña. Edición Facsimilar
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