Blaise Pascal destaca entre los principales científicos de la modernidad por su fecundidad creativa y su amplitud de conocimientos, pues no en balde destacó como matemático y físico. A la inventiva de este genio francés de breve vida -murió con treinta y nueve años recién cumplidos- se debieron tanto el diseño y construcción de la primera máquina de calcular como importantes aportaciones a la teoría de la probabilidad, distintos avances en la mecánica de fluidos y la comprobación de la existencia del vacío. Creyente sincero, de la práctica científica pasó al estudio y cultivo de la teología y la filosofía, hecho que lo convirtió en uno de los pensadores cristianos más celebrados de la historia.
BLAISE PASCAL
(pronunciación en francés: /blɛz paskal/; Clermont-Ferrand, 19 de junio 1623-París, 19 de agosto de 1662) fue un matemático, físico, filósofo, teólogo católico y apologista francés. Sus contribuciones a la matemática y a la historia natural incluyen el diseño y construcción de calculadoras mecánicas, aportes a la teoría de la probabilidad, investigaciones sobre los fluidos y la aclaración de conceptos tales como la presión y el vacío. Después de un trastorno depresivo y una experiencia religiosa profunda en 1654, Pascal se dedicó también a la filosofía y a la teología.
Se le recuerda por ser el autor de las Lettres provinciales (1657) y Pensées (1670). En este último, publicado póstumamente, su tema central es la paradójica naturaleza humana y la debilidad del hombre, que es como un "caña débil", pero también una "caña que piensa" gracias a la razón, pero esta, por sí sola, se enreda en una maraña de inteligibilidad, siendo imposible probar la existencia de Dios, la inmortalidad del alma o el sentido de la vida. Fue un crítico del racionalismo, decía que la razón debe seguir las "razones del corazón" por medio de la gracia divina y en la fe cristiana para encontrar aquellas respuestas.
Es considerado también como un precursor del «existencialismo», por sus temas como la responsabilidad individual como en su apuesta monoteísta, la idea de que el hombre no está hecho, sino que tiene que hacerse y la invocación del hombre concreto a la existencia influyó coinsiderablemente a Søren Kierkegaard y Friedrich Nietzsche; autores que sentaron las bases del existencialismo.
Pascal ofreció además su famosa "apuesta", argumentando que al no poder saber con la razón si Dios existe, tiene más sentido apostar en su existencia, porque tenemos toda una felicidad eterna que ganar y poco o nada que perder, mientras que si no creemos, arriesgamos una condena eterna. Por eso lo más racional es apostar por Dios viviendo una vida religiosa.
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Autor(es): Jordi Deulofeu Pique es doctor en Didáctica de las Matemáticas y profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona. Roger Deulofue Batllori es licenciado en Filosofía y doctorando en Filosofía de la Ciencia por la Universidad de Barcelona
Editorial: RBA
Páginas: 175
Tamaño: 16 x 23,5 cm.
Año: 2017