No existe en el mundo un deporte tan popular como este. Se juega en todos los países y en muchos de ellos, especialmente en Europa e Hispanoamérica, constituye una auténtica pasión. Se trata del fútbol, un término tomado del inglés que significa literalmente ‘balompié’. Para jugar al fútbol se necesitan los dos pies, pero, sobre todo, la cabeza, y no sólo para rematar. El fútbol es un juego en equipo. Once jugadores por un lado y otros once por el otro. A partir de aquí todo es estrategia y a veces algo de suerte. Aunque no siempre fue así. El fútbol tal y como lo conocemos tiene solo siglo y medio de historia nació en Inglaterra en 1863 con la constitución de la Asociación del Fútbol que fijó unas reglas concretas. Esas reglas creadas entonces se han mantenido hasta la actualidad con unas cuantas modificaciones.
Pero no fueron los ingleses de la era victoriana los primeros a quienes
se les ocurrió dar patadas a un balón. Deportes más o menos parecidos
al fútbol han existido en todas las civilizaciones. A fin de cuentas, al
ver una pelota en el suelo la primera tentación que nos asalta es la de
golpearla, ya sea para enviarla lo más lejos posible, ya para pasársela
a un compañero de juego. Esa quizá sea la magia de este deporte que a
lo largo del siglo XX conquistó el mundo y lo puso a sus pies. Es la
suya una historia breve pero intensa en la que todas las pasiones
humanas han tenido cabida. Hoy en La ContraHistoria vamos a dar un
repaso a la historia de este deporte que a casi todos gusta y que muchos
enloquece.
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