Quedarse encerrado en casa puede ser
desafiante. Cuando viví en la Estación Espacial Internacional durante
casi un año, no fue fácil. Cuando me iba a dormir, seguía en el trabajo.
Cuando me despertaba, aún estaba en el trabajo. Volar en el espacio tal
vez es el único empleo al que no puedes renunciar.
Sin
embargo, aprendí varias cosas durante el tiempo que pasé allá que me
gustaría compartir porque están a punto de volverse útiles de nuevo,
ahora que nos encerraremos en casa para ayudar a detener la propagación
del coronavirus. A continuación, algunos consejos para vivir en
aislamiento, de parte de alguien que ya lo ha hecho.
Sigue un horario
En
la estación espacial todo mi tiempo estaba agendado, desde el momento
en que despertaba hasta la hora de ir a dormir. A veces eso incluía una
caminata espacial que podía durar hasta ocho horas; en otras ocasiones,
se trataba de una tarea de cinco minutos, como echar un vistazo a las
flores experimentales que estaba cultivando en el espacio. Verás que
seguir un plan te ayudará a ti y a tu familia a adaptarse a un entorno
laboral y hogareño distinto. Cuando regresé a la Tierra, extrañé la
estructura que esto me proporcionaba y después me pareció difícil vivir
sin esta organización.
Toma pausas
Cuando
estás viviendo y trabajando en el mismo espacio durante muchos días, el
trabajo puede invadir toda tu vida si lo permites. Cuando vivía en el
espacio, tomaba pausas de manera deliberada porque sabía que estaría ahí
durante un largo periodo, justo como la situación en la que ahora
estamos. Toma tiempo para realizar actividades divertidas: me reunía con
colegas de la tripulación para ver películas por la noche, con todo y
botanas, y vi todas las temporadas de Juego de tronos dos veces.
Además, no olvides incluir en tu calendario una hora constante para ir a
dormir. Los científicos de la NASA estudian de cerca el sueño de los
astronautas cuando estamos en el espacio, y han descubierto que la
calidad del sueño se relaciona con la cognición, el estado de ánimo y
las relaciones interpersonales, que son esenciales para superar una
misión en el espacio o una cuarentena en casa.
Sal de tus cuatro paredes
Una
de las cosas que más extrañaba mientras estaba en el espacio era poder
salir. Después de estar encerrado en un espacio pequeño durante meses,
en verdad comencé a anhelar la naturaleza: el color verde, el olor de la
tierra fresca y la sensación del sol cálido en mi rostro. El
experimento con flores se volvió más importante para mí de lo que jamás
habría imaginado. A mis colegas les gustaba reproducir una y otra vez
una grabación con sonidos de la Tierra, como los de las aves, el que
hacen los árboles cuando los agita el viento e incluso el de los
mosquitos. Eso me transportaba de regreso a la Tierra, aunque a veces me
daba palmadas en las orejas para espantar a los mosquitos imaginarios.
Para un astronauta, salir es una misión
peligrosa que requiere días de preparación, así que aprecio que, en
nuestro dilema actual, puedo ir al exterior en cualquier momento que
desee a dar un paseo o hacer una excursión sin necesidad de un traje
espacial. Las investigaciones han demostrado que pasar tiempo en la
naturaleza es benéfico para nuestra salud mental y física, pues es
ejercicio. No necesitas ejercitarte dos horas y media al día, como lo
hacen los astronautas en la estación espacial, pero moverte una vez al
día debe ser parte de tu horario de cuarentena (tan solo mantente al
menos a dos metros de los demás).
Necesitas un pasatiempo
Cuando estás encerrado en un espacio pequeño necesitas un escape que no sea el trabajo ni el mantenimiento de tu entorno.
A
algunas personas les sorprende enterarse de que llevé libros al
espacio. La distracción silenciosa que te proporciona un libro físico
—que no te alerta de ninguna notificación ni te da la posibilidad de
abrir otra pestaña— es invaluable. Muchas librerías pequeñas ahora están
ofreciendo entregas de pedidos a domicilio o en tu auto, lo cual
significa que puedes apoyar a un negocio local y, a la vez, asegurarte
un tiempo de desconexión, que es muy necesario.
También puedes
practicar un instrumento (acabo de comprar un entrenador digital de
guitarra en internet), hacer manualidades o algún otro proyecto de arte.
Los astronautas se toman tiempo para hacer todo esto mientras están en
el espacio. (¿Recuerdas la famosa versión que hizo el astronauta
canadiense Chris Hadfield de “Space Oddity” de David Bowie?).
Escribe un diario
La
NASA ha estado estudiando los efectos del aislamiento en los humanos
durante décadas, y un descubrimiento sorprendente ha sido el valor de
escribir un diario. A lo largo de mi misión de un año, me tomé el tiempo
de escribir sobre mis experiencias casi todos los días. Si te das
cuenta de que solo estás registrando los sucesos de todos los días (que,
en este contexto, quizá sean repetitivos), mejor intenta describir lo
que estás experimentando a través de tus cinco sentidos o escribe sobre
tus recuerdos. Aunque no termines escribiendo un libro basado en tu
diario, como hice yo, escribir sobre lo que pasa en tus días te ayudará a
poner tu experiencia en perspectiva y te permitirá ver en retrospectiva
más tarde lo que ha implicado este momento único en la historia.
Toma tiempo para estar en contacto
Incluso
con todas las responsabilidades de servir como comandante de una
estación espacial, jamás me perdía la oportunidad de tener una
videoconferencia con amigos y familiares. A los científicos les parece
que el aislamiento es dañino no solo para nuestra salud mental, sino
también para nuestra salud física, especialmente para nuestro sistema inmune.
La tecnología hace que sea más fácil que nunca mantenerse en contacto,
así que vale la pena apartar tiempo para conectarse con alguien todos
los días. Podría ayudarte a combatir los virus.
Escucha a los expertos
He
descubierto que la mayoría de los problemas no son tan difíciles como
la ciencia espacial; sin embargo, cuando sí lo son, debes asesorarte con
expertos. Vivir en el espacio me enseñó mucho sobre la importancia de
confiar en los consejos de las personas que sabían más que yo sobre
ciertos temas, ya fuera ciencia, ingeniería, medicina o el diseño de la
increíblemente compleja estación espacial que me mantenía con vida.
En
particular en un momento desafiante como el que estamos viviendo ahora,
debemos buscar el conocimiento de los que más saben al respecto y
escucharlos. Las redes sociales u otras fuentes que no verifican sus
datos pueden difundir desinformación de la misma manera en que un
apretón de manos transmite un virus, por lo que es necesario buscar
fuentes confiables de hechos, como la Organización Mundial de la Salud y el Centro de Recursos sobre Coronavirus de la Universidad Johns Hopkins.
Todos estamos conectados
Vista
desde el espacio, la Tierra no tiene fronteras. La propagación del
coronavirus nos demuestra que lo que compartimos los seres humanos es
mucho más poderoso que lo que nos mantiene alejados, para bien o para
mal. Todas las personas están inevitablemente interconectadas, y cuanto
más nos unamos para resolver nuestros problemas, mejor estaremos.
Uno
de los efectos secundarios de ver la Tierra desde la perspectiva del
espacio, por lo menos para mí, es sentir más compasión por los demás.
Por más indefensos que nos sintamos encerrados en casa, siempre hay
cosas que podemos hacer: he visto a personas que les leen a los niños
mediante llamadas de video, que donan su tiempo y su dinero a
organizaciones de beneficencia en internet y que hacen mandados para los
ancianos o los vecinos con sistemas inmunes debilitados. Los beneficios
para el voluntario son tan grandes como para las personas que reciben
la ayuda.
Fuente: https://www.nytimes.com
Por: El autor es un astronauta retirado de la NASA que pasó casi un año en la Estación Espacial Internacional.
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