José Álvarez Blas ensaya por qué la naturaleza lo seduce tanto al tomar fotografías. Finalmente, arguye estelares motivos: el sonido del agua que bajaba con el río cuando él se despertaba de niño, allá en Cachicadán, el entrañable pueblo de la sierra liberteña donde respiró por primera vez. Ese es uno. El olor a sembríos. Aquel, otro. También los recuerdos de las vacaciones allí -tras una mudanza familiar a Trujillo-, en las que no dejaba de ‘chivatear’ y vacilar con los primos cerro abajo. El sitio, cuenta, es precioso. Allí comenzó a prendarse de los amaneceres, de los colores originales. De las noches estrelladas.
Don José ensaya, a su vez, por qué el legado construido por el hombre lo encandila tanto al jugar con lentes, diafragma y disparador. Ello es porque ha visto en el Perú y el mundo lugares maravillosos. Vetustos como el frontis de Petra, en Jordania. O eléctricos como el moderno horizonte urbano de Qatar.
Lo mismo le ha sucedido al presenciar cómo vive la gente, cómo celebra, cómo hereda. Cómo es. De ahí su fijación por los retratos. Cercanos como los que asoman jubilosos en la fiesta cusqueña del Qoyllur Riti y lejanos como los cotidianos de la etnia india de Dongría Kondoh.
Documentar, perennizar y compartir experiencias personales únicas. Esa es, para él, la consecuencia generosa y natural de la fotografía. Con "Arequipa", su sexto libro recopilatorio de imágenes, lo ha vuelto a corroborar.
Don José ensaya, a su vez, por qué el legado construido por el hombre lo encandila tanto al jugar con lentes, diafragma y disparador. Ello es porque ha visto en el Perú y el mundo lugares maravillosos. Vetustos como el frontis de Petra, en Jordania. O eléctricos como el moderno horizonte urbano de Qatar.
Lo mismo le ha sucedido al presenciar cómo vive la gente, cómo celebra, cómo hereda. Cómo es. De ahí su fijación por los retratos. Cercanos como los que asoman jubilosos en la fiesta cusqueña del Qoyllur Riti y lejanos como los cotidianos de la etnia india de Dongría Kondoh.
Documentar, perennizar y compartir experiencias personales únicas. Esa es, para él, la consecuencia generosa y natural de la fotografía. Con "Arequipa", su sexto libro recopilatorio de imágenes, lo ha vuelto a corroborar.
Último proyecto
El autor, se sabe, no se dedica a la fotografía profesional, aunque eso no parezca. Es cirujano cardiovascular y empresario. “Siempre me sentí atraído por el arte. He pintado y dibujado desde la primaria hasta hoy. Opté, finalmente, por la medicina, que también tiene mucho de trabajo manual, pero no abandoné lo primero. Con las cámaras empecé unos 15 años atrás”, narra.
Hace tres se embarcó en la empresa de confeccionar un libro sobre aquella excepcional región. Ello motivado por su amigo, el gestor cultural y museólogo Luis Repetto. “Él vio fotos reveladas que yo había tomado allá hace más de 20 años y pensó que era la base de algo. Sugirió complementarlo con nuevas tomas y enfoques temáticos, así que nos pusimos a viajar. He estado escapándome lo más que he podido, pero ha valido la pena”, explica don José sobre la obra de formato coffee table, 406 páginas y tres kilos de peso.
De las aventuras más inolvidables para este proyecto, él da cuenta del ascenso al nevado Mismi, a más de 5 mil m.s.n.m., en busca de los manantiales que dan origen al río Amazonas. Asimismo, de la caza de atardeceres mirando el a veces furioso y a veces sereno volcán Sabancaya; de los tonos del cañón de Cotahuasi y de la eterna inspiración que siempre le produce la belleza del convento de Santa Catalina. Su registro contempla también primeros planos de la Mamita de Chapi, la momia Juanita, el mítico cóndor vigía y hasta de los bordados en los trajes del valle del Colca, Patrimonio Cultural de la Nación. Y, claro, mucho más.
Hace tres se embarcó en la empresa de confeccionar un libro sobre aquella excepcional región. Ello motivado por su amigo, el gestor cultural y museólogo Luis Repetto. “Él vio fotos reveladas que yo había tomado allá hace más de 20 años y pensó que era la base de algo. Sugirió complementarlo con nuevas tomas y enfoques temáticos, así que nos pusimos a viajar. He estado escapándome lo más que he podido, pero ha valido la pena”, explica don José sobre la obra de formato coffee table, 406 páginas y tres kilos de peso.
De las aventuras más inolvidables para este proyecto, él da cuenta del ascenso al nevado Mismi, a más de 5 mil m.s.n.m., en busca de los manantiales que dan origen al río Amazonas. Asimismo, de la caza de atardeceres mirando el a veces furioso y a veces sereno volcán Sabancaya; de los tonos del cañón de Cotahuasi y de la eterna inspiración que siempre le produce la belleza del convento de Santa Catalina. Su registro contempla también primeros planos de la Mamita de Chapi, la momia Juanita, el mítico cóndor vigía y hasta de los bordados en los trajes del valle del Colca, Patrimonio Cultural de la Nación. Y, claro, mucho más.
Fuente: https://elcomercio.pe
Por: Gabriela Machuca Castillo
08.04.2019 / 09:30 am
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08.04.2019 / 09:30 am
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OTROS LIBROS
Autor(es): Jose Alvarez Blas
Editorial: Fundacion Alvartez
Páginas: 406
Formato: 24 x 33 cm.
Año: 2019