GRANDES REPORTAJES DE RFI
Escuchar Podcast RFI: La Basílica de la Natividad, la cuna del cristianismo
Difundido el 23-12-2017 Modificado el 23-12-2017 en 16:02
Por Beatriz Lecumberri
Difundido el 23-12-2017 Modificado el 23-12-2017 en 16:02
Por Beatriz Lecumberri
En vísperas de la Navidad, RFI se trasladó al lugar donde los cristianos creen Jesús vino al mundo. Un lugar de peregrinación que ha sobrevivido a invasiones y guerras.
El día empieza temprano en la Iglesia de la Natividad de Belén. Las calles de esta ciudad palestina siguen oscuras y desiertas y los turistas duermen pero en el fondo de la gruta de la basílica de la Natividad, donde según la tradición cristiana nació Jesús en un pesebre, los franciscanos ya celebran la primera misa del día ante una decena de fieles, la mayoría religiosos.
El momento está lleno de emoción se sea creyente o no. A la gruta se baja por una escalera de piedra y dentro, puede llegar a caber un centenar de personas. La cavidad es silenciosa, austera, de paredes irregulares y está inundada de perfume y humo de incienso.
Dos espacios se distinguen claramente: un pequeño altar con una estrella plateada en el suelo y algo más apartado y situado en la parte inferior de la gruta, otro altar, llamado altar del pesebre, donde Maria habría colocado al niño al nacer. Frente al pesebre existe un altarcillo dedicado a los Magos. Griegos ortodoxos, armenios y católicos se dividen este lugar sagrado con precisión casi matemática.
Decenas de lámparas cuelgan del techo y varios cuadros representan el misterio del nacimiento de Cristo, la llegada a Belén guiados por una estrella, la adoración de los pastores y los reyes magos. En esta pequeña cueva, recubierta en el siglo XIX por placas de amianto para evitar que posibles incendios la dañaran, ha cambiado de apariencia tantas veces y ha sobrevivido a invasiones y guerras se concentra la esencia de la fe de millones y millones de personas.
Hace más de 1.700 años que el emperador Constantino levantó un templo en Belén, en el lugar donde ya los lugareños veneraban el sitio donde vino Jesús al mundo. En el momento actual, las tres iglesias que se reparten la iglesia de la Natividad tienen sus horarios, sus lugares reservados, sus derechos y sus obligaciones.
Miles de peregrinos de todo el mundo se arrodillan, tocan y veneran la estrella de 14 puntas clavada en el suelo en la parte griega del pesebre con la mención “Aquí nació Jesucristo, hijo de la virgen María”. Esta estrella, que recibe las oraciones de millones de peregrinos, ha sido origen de guerras y muerte.
Patrimonio de la Humanidad
El statu quo en vigor también ha dificultado la renovación de la basílica actualmente en curso. Es la primera vez en 300 años que los espacios compartidos como fachada y techos son sometidos a una complicada reforma que está previsto termine en 2021. La obra ha sido financiada por las tres iglesias que la componen, por donantes particulares e instituciones internacionales. Los trabajos han sido orquestados por la UNESCO, que declaró a la basílica patrimonio de la humanidad en peligro, y se han realizado con la coordinación de la Autoridad Palestina.
Una complicada maniobra que hace sin embargo que la iglesia vuelva a relucir El siguiente paso será restaurar el interior de la gruta.
Los franciscanos llegaron a la iglesia de la Natividad en 1347. Desde entonces no han abandonado el pesebre venerado por los cristianos de todo el mundo. Hoy viven en un convento situado al lado del pesebre y además de custodiar la gruta, están a cargo de la iglesia de santa Catarina, situada dentro de la basílica de la Natividad.
El día empieza temprano en la Iglesia de la Natividad de Belén. Las calles de esta ciudad palestina siguen oscuras y desiertas y los turistas duermen pero en el fondo de la gruta de la basílica de la Natividad, donde según la tradición cristiana nació Jesús en un pesebre, los franciscanos ya celebran la primera misa del día ante una decena de fieles, la mayoría religiosos.
El momento está lleno de emoción se sea creyente o no. A la gruta se baja por una escalera de piedra y dentro, puede llegar a caber un centenar de personas. La cavidad es silenciosa, austera, de paredes irregulares y está inundada de perfume y humo de incienso.
Dos espacios se distinguen claramente: un pequeño altar con una estrella plateada en el suelo y algo más apartado y situado en la parte inferior de la gruta, otro altar, llamado altar del pesebre, donde Maria habría colocado al niño al nacer. Frente al pesebre existe un altarcillo dedicado a los Magos. Griegos ortodoxos, armenios y católicos se dividen este lugar sagrado con precisión casi matemática.
Decenas de lámparas cuelgan del techo y varios cuadros representan el misterio del nacimiento de Cristo, la llegada a Belén guiados por una estrella, la adoración de los pastores y los reyes magos. En esta pequeña cueva, recubierta en el siglo XIX por placas de amianto para evitar que posibles incendios la dañaran, ha cambiado de apariencia tantas veces y ha sobrevivido a invasiones y guerras se concentra la esencia de la fe de millones y millones de personas.
Hace más de 1.700 años que el emperador Constantino levantó un templo en Belén, en el lugar donde ya los lugareños veneraban el sitio donde vino Jesús al mundo. En el momento actual, las tres iglesias que se reparten la iglesia de la Natividad tienen sus horarios, sus lugares reservados, sus derechos y sus obligaciones.
Miles de peregrinos de todo el mundo se arrodillan, tocan y veneran la estrella de 14 puntas clavada en el suelo en la parte griega del pesebre con la mención “Aquí nació Jesucristo, hijo de la virgen María”. Esta estrella, que recibe las oraciones de millones de peregrinos, ha sido origen de guerras y muerte.
Patrimonio de la Humanidad
El statu quo en vigor también ha dificultado la renovación de la basílica actualmente en curso. Es la primera vez en 300 años que los espacios compartidos como fachada y techos son sometidos a una complicada reforma que está previsto termine en 2021. La obra ha sido financiada por las tres iglesias que la componen, por donantes particulares e instituciones internacionales. Los trabajos han sido orquestados por la UNESCO, que declaró a la basílica patrimonio de la humanidad en peligro, y se han realizado con la coordinación de la Autoridad Palestina.
Una complicada maniobra que hace sin embargo que la iglesia vuelva a relucir El siguiente paso será restaurar el interior de la gruta.
Los franciscanos llegaron a la iglesia de la Natividad en 1347. Desde entonces no han abandonado el pesebre venerado por los cristianos de todo el mundo. Hoy viven en un convento situado al lado del pesebre y además de custodiar la gruta, están a cargo de la iglesia de santa Catarina, situada dentro de la basílica de la Natividad.