"En aquellos caminos y en reducir la gente y dar traza a los
pueblos que se poblaron, y en ordenar sus leyes y gobierno, gastó tres años. Volvióse
al Cozco, donde fue recibido con grandísima fiesta y regocijo. Y habiendo
descansado dos o tres años, mandó apercibir para el verano siguiente bastimentos
y gente para hacer nueva conquista, porque no le sufría el ánimo estarse ocioso
y porque pretendía ir al poniente del Cozco, que es lo que llaman Contisuyu,
que tiene muchas y grandes provincias. Y porque había de pasar el gran río
llamado Apurímac, mandó hiciesen puente por do pasase su ejército. Dióles la
traza como se había de hacer, habiéndola consultado con algunos indios de
buenos ingenios. Y porque los escritores del Perú, aunque dicen que hay puentes
de crizneja, no dicen de qué manera son hechas, me pareció pintarla yo aquí
para los que no las han visto, y también porque fue ésta la primera puente de
mimbre que en el Perú se hizo por orden de los Incas.
Para hacer una puente de aquéllas, juntan grandísima
cantidad de mimbre, que aunque no es de
la misma de España es otra especie,
de rama delgada y correosa. Hacen de tres mimbres sencillas unas
criznejas muy largas, a medida del largo que ha de tener la puente. De tres
criznejas de a tres mimbres hacen otras de a nueve mimbres; de tres de aquéllas
hacen otras criznejas que vienen a tener en grueso veinte y siete
mimbres, y de tres
de éstas hacen otras
más gruesas; y de esta manera van
multiplicando y engrosando las criznejas
hasta hacerlas tan gruesas y más que el cuerpo de un hombre. De éstas muy
gruesas hacen cinco criznejas. Para
pasarlas de la otra parte del río pasan
los indios nadando o en balsas:
llevan asido un cordel delgado, al cual atan una maroma como el brazo, de un
cáñamo que los indios llaman cháhuar; a esta maroma atan una de las criznejas,
y tiran de ella gran multitud de indios hasta pasarla de la otra parte. Y habiéndolas
pasado todas cinco, las ponen sobre dos estribos altos que tienen hechos de peñas vivas, donde
las hallan en comodidad, y, no los
hallando, hacen los estribos de cantería tan fuerte como la peña. La puente de Apurímac,
que está en el camino real del Cozco a Los Reyes, tiene el un estribo de peña
viva y el otro de cantería. Los estribos,
hacia la parte de tierra,
son huecos, con fuertes paredes a los lados. En aquellos huecos, de una
pared a otra, tiene cada estribo
atravesadas cinco o seis
vigas, tan gruesas como bueyes, puestas por su orden y compás
como una escalera de mano; por cada viga de éstas hacen dar una vuelta a cada
una de las criznejas gruesas de mimbre de por sí, para que
la puente esté tirante y no se
afloje con su mismo peso, que es grandísimo; pero,
por mucho que la
tiren, siempre hace vaga y queda
hecho arco, que entran descendiendo hasta el medio y salen subiendo hasta el
cabo, y con cualquier aire que sea algo recio, se está meciendo.
Tres criznejas de las gruesas ponen por el suelo de la
puente, y las otras dos ponen por pretiles a un lado y a otro. Sobre las que
sirven de suelo echan madera delgada como el brazo, atravesada y puesta por su
orden en forma de zarzo, que toma todo
el ancho de la puente,
la cual será de dos varas de
ancho. Echan aquella madera para que
guarde las criznejas, porque no se rompan tan presto, y átanla fuertemente
con las mismas
criznejas. Sobre la
madera echan gran cantidad de rama atada puesta por su orden.
Échanla porque los pies
de las bestias tengan en qué
asirse y no deslicen y caigan. De las criznejas bajas, que sirven de suelo,
a las altas,
que sirven de pretiles, entretejen mucha rama y madera delgada, muy fuertemente atada,
que hace pared por todo el largo de la puente,
y así queda fuerte para que pasen por ella hombres y bestias. La de Apurímac, que es la más larga de todas,
tendrá doscientos pasos de largo. No la medí,
mas tanteándola en España con
muchos que la han pasado le dan este largo, y antes más que menos.
Muchos españoles vi que no se apeaban para la pasar, y algunos la pasaban
corriendo a caballo, por mostrar menos temor, que no deja de tener algo de
temeridad. Esta máquina tan grande se empieza a hacer de solas tres mimbres, y
llega a salir la obra tan brava y soberbia como se ha visto, aunque mal
pintada. Obra por cierto maravillosa, e increíble, si no se viera como se ve
hoy, que
la necesidad común la ha sustentado,
que no se haya perdido, que
también la hubiera destruido el tiempo, como ha hecho otras que los españoles
hallaron en aquella tierra, tan grandes y mayores. En tiempo de los Incas se
renovaban aquellas puentes cada año; acudían a las hacer las provincias comarcanas, entre
las cuales estaba
repartida la cantidad
de los materiales, conforme a la vecindad y
posibilidad de los indios de cada provincia. Hoy se usa lo mismo."
Comentarios reales de los Incas. Páginas 147 y 148. Inca Garcilaso de la Vega. Biblioteca Juvenil Arequipa. Gobierno Regional de Arequipa. Arequipa, Perú - 2009.
MÁS INFORMACIÓN
- Puentes Incas en el Camino Inca
- El último puente inca
- [PDF] Primera Parte de los Comentarios Reales de los Incas
CADENA DE CITAS
- Antes - Cita CCCXXVIII: El retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París podría ser devastador para América Latina
- Después - Cita CCCXXX: "Sin más norma que la verdad”