martes, 20 de junio de 2017

Cita CCCXXIX: El Inca manda hacer una puente de mimbre


"En aquellos caminos y en reducir la gente y dar traza a los pueblos que se poblaron, y en ordenar sus leyes y gobierno, gastó tres años. Volvióse al Cozco, donde fue recibido con grandísima fiesta y regocijo. Y habiendo descansado dos o tres años, mandó apercibir para el verano siguiente bastimentos y gente para hacer nueva conquista, porque no le sufría el ánimo estarse ocioso y porque pretendía ir al poniente del Cozco, que es lo que llaman Contisuyu, que tiene muchas y grandes provincias. Y porque había de pasar el gran río llamado Apurímac, mandó hiciesen puente por do pasase su ejército. Dióles la traza como se había de hacer, habiéndola consultado con algunos indios de buenos ingenios. Y porque los escritores del Perú, aunque dicen que hay puentes de crizneja, no dicen de qué manera son hechas, me pareció pintarla yo aquí para los que no las han visto, y también porque fue ésta la primera puente de mimbre que en el Perú se hizo por orden de los Incas.
 
Para hacer una puente de aquéllas, juntan grandísima cantidad de mimbre, que aunque no es de  la misma de España es otra especie,  de rama delgada y correosa. Hacen de tres mimbres sencillas unas criznejas muy largas, a medida del largo que ha de tener la puente. De tres criznejas de a tres mimbres hacen otras de a nueve mimbres; de tres de aquéllas hacen otras criznejas que vienen a tener en grueso veinte y  siete  mimbres,  y de  tres  de  éstas  hacen otras  más gruesas;  y de esta manera van multiplicando y engrosando  las criznejas hasta hacerlas tan gruesas y más que el cuerpo de un hombre. De éstas muy gruesas hacen cinco criznejas.  Para pasarlas de  la otra parte del   río pasan  los  indios nadando o en balsas: llevan asido un cordel delgado, al cual atan una maroma como el brazo, de un cáñamo que los indios llaman cháhuar; a esta maroma atan una de las criznejas, y tiran de ella gran multitud de indios hasta pasarla de la otra parte. Y habiéndolas pasado todas cinco, las ponen sobre dos estribos altos que  tienen hechos de peñas vivas,  donde  las hallan en comodidad,  y,  no  los hallando, hacen los estribos de cantería tan fuerte como la peña. La puente de Apurímac, que está en el camino real del Cozco a Los Reyes, tiene el un estribo de peña viva y el  otro de cantería.  Los estribos,  hacia  la parte de  tierra,  son huecos, con fuertes paredes a los lados. En aquellos huecos, de una pared a otra, tiene   cada   estribo  atravesadas   cinco o  seis  vigas,   tan gruesas   como bueyes, puestas por su orden y compás como una escalera de mano; por cada viga de éstas hacen dar una vuelta a cada una de las criznejas gruesas de mimbre de por sí,  para que  la puente esté  tirante y no se afloje con su mismo peso,  que es grandísimo;  pero,  por  mucho que  la  tiren,  siempre hace vaga y queda hecho arco, que entran descendiendo hasta el medio y salen subiendo hasta el cabo, y con cualquier aire que sea algo recio, se está meciendo.

Tres criznejas de las gruesas ponen por el suelo de la puente, y las otras dos ponen por pretiles a un lado y a otro. Sobre las que sirven de suelo echan madera delgada como el brazo, atravesada y puesta por su orden en forma de zarzo, que toma  todo el  ancho de  la puente,   la cual  será de dos varas de ancho.  Echan aquella madera para que guarde las criznejas, porque no se rompan tan presto, y átanla   fuertemente   con   las  mismas   criznejas.   Sobre   la  madera   echan   gran cantidad de  rama atada puesta por   su orden.  Échanla porque  los  pies  de  las bestias tengan en qué asirse y no deslicen y caigan. De las criznejas bajas, que sirven de  suelo,  a  las  altas,  que  sirven de pretiles,  entretejen mucha  rama y madera delgada, muy fuertemente atada, que hace pared por todo el largo de la puente,  y así  queda  fuerte para que pasen por  ella hombres y bestias.  La de Apurímac, que es la más larga de todas, tendrá doscientos pasos de largo. No la medí,  mas  tanteándola en España con muchos que  la han pasado  le dan este largo, y antes más que menos. Muchos españoles vi que no se apeaban para la pasar, y algunos la pasaban corriendo a caballo, por mostrar menos temor, que no deja de tener algo de temeridad. Esta máquina tan grande se empieza a hacer de solas tres mimbres, y llega a salir la obra tan brava y soberbia como se ha visto, aunque mal pintada. Obra por cierto maravillosa, e increíble, si no se viera como  se  ve hoy,  que  la necesidad común  la ha  sustentado,  que no  se haya perdido, que también la hubiera destruido el tiempo, como ha hecho otras que los españoles hallaron en aquella tierra, tan grandes y mayores. En tiempo de los Incas se renovaban aquellas puentes cada año; acudían a las hacer las provincias comarcanas,   entre   las   cuales   estaba   repartida   la   cantidad   de   los  materiales, conforme a la vecindad y posibilidad de los indios de cada provincia. Hoy se usa lo mismo."

Comentarios reales de los Incas. Páginas 147 y 148. Inca Garcilaso de la Vega. Biblioteca Juvenil Arequipa. Gobierno Regional de Arequipa. Arequipa, Perú - 2009.

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