La importancia y sentido de PASAJE A LA INDIA, considerada de forma casi unánime la obra cumbre de su autor, no se reducen en modo alguno a la simple denuncia de los estragos causados por el imperialismo británico en el subcontinente indio, sino que E. M. Forster lleva a cabo en ella la transposición poética del enfrentamiento de dos mundos opuestos, Oriente y Occidente; de dos actitudes mentales, la intuitiva y la lógica; de dos principios reducidos a norma de conducta, la estética y el pragmatismo. Un conjunto de oposiciones aglutinado por la poesía y el humor y sobre el que planea, a lo largo de toda la novela, la imposibilidad de comunicación de dos seres unidos por la amistad o el amor.
Exceptuando las Cuevas de Marabar —y están a treinta kilómetros de distancia—, la ciudad de Chandrapur no presenta ninguna característica extraordinaria. Orlada, más que bañada, por el río Ganges, se arrastra durante unos tres kilómetros a lo largo de su orilla, apenas diferenciable de la basura que aquél deposita con tanta generosidad. No hay graderías para baños al borde del río, ya que por casualidad el Ganges no es sagrado en ese lugar; en realidad la ciudad da las espaldas al río, y los bazares ocluyen el amplio y variable panorama de su corriente. Las calles son míseras, los templos mediocres, y aunque existen unas pocas casas hermosas, están escondidas en sus jardines o en el fondo de callejuelas cuya suciedad cierra el paso a cualquiera, excepto al huésped invitado. Chandrapur no fue nunca ni grande ni hermosa, pero hace doscientos años se encontraba sobre el camino entre la Alta India, entonces imperial, y el mar, y las casas hermosas datan de esa época. El interés por la decoración murió en el siglo dieciocho, y nunca fue democrático. No hay pinturas y apenas algunas tallas en los bazares. Hasta la madera parece hecha de barro; los habitantes, de barro móvil. Tan decaído, tan monótono es todo lo que la vista encuentra, que cuando el Ganges crece uno espera verlo arrasar hasta el suelo toda esa excrecencia. En verdad, algunas casas se derrumban, algunas personas se ahogan y quedan abandonadas y se pudren, pero el aspecto general de la ciudad persiste, hinchándose aquí, contrayéndose allá, como una forma de vida primitiva, pero indestructible.
Primer párrafo de Pasaje a la India
E.M. FORSTER
Edward Morgan Forster (Londres, 1879 - Coventry, Reino Unido, 1970) Escritor británico. En Grecia e Italia, donde pasó algunas temporadas en su juventud, descubrió la cultura y la forma de vida mediterráneas, que Forster consideró todo un ejemplo de espontaneidad y que se convirtió, en su obra novelística, en el contrapunto constante de la sociedad victoriana, cuya rigidez y exceso de convencionalismo trató siempre de poner en evidencia, a menudo en un tono satírico e irónico.
En este sentido son destacables Una habitación con vistas (1908) y Howards End (1910). Un viaje a la India inspiró a E. M. Forster su obra maestra, Pasaje a la India (1924), y póstumamente apareció su novela más autobiográfica, Maurice (1971), terminada desde 1914 pero que no había podido publicar a causa de su contenido homosexual.
El cineasta estadounidense James Ivory figura entre los que más han contribuido a la popularización de su obra con sus adaptaciones a la gran pantalla: Una habitación con vistas (1985), Maurice (1987, con Hugh Grant) y Regreso a Howards End (1992). E. M. Forster fue también autor de diversos libros de relatos, libros de viajes y ensayos políticos y de crítica literaria.
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Autor(es): E.M. Forster
Editorial: Alianza Editorial
Páginas: 464
Tamaño: 11 x 17 cm.