MANUEL ANTONIO HERRERA
Nació en Arequipa en 1835. Se graduó de doctor en Jurisprudencia en 1857, luego se desempeñó en la Cátedra de Filosofía del Seminario durante algunos años. Desde el año 1886 el Dr. Herrera se enfermó del cerebro y desde ese entonces cuidó cariñosamente de él su hermana, la señora Felicidad Herrera. En 1871, escribió y publicó dos folletos en prosa, titulados “Defensa de los derechos de la Iglesia Católica” y “Cáncer del siglo XIX”.
Nació en Arequipa en 1835. Se graduó de doctor en Jurisprudencia en 1857, luego se desempeñó en la Cátedra de Filosofía del Seminario durante algunos años. Desde el año 1886 el Dr. Herrera se enfermó del cerebro y desde ese entonces cuidó cariñosamente de él su hermana, la señora Felicidad Herrera. En 1871, escribió y publicó dos folletos en prosa, titulados “Defensa de los derechos de la Iglesia Católica” y “Cáncer del siglo XIX”.
EL MISTI
I
Gigantesca, sublime y soberana
Resplandece su mágica figura,
Cuando al rayar la luz del alba pura
De candorosas nubes se engalana.
Y aparece en la espléndida mañana,
Tras una noche tétrica y oscura,
Cual trono de alabastro en su blancura
Bajo un dosel de esbelta filigrana;
Donde sentado entre nevadas blondas
Con frente dominante y altanera
Extiende el sol en vagarosas ondas.
La dorada y luciente cabellera
Ostentando de allí su regio imperio
Que abrazará más tarde el hemisferio!
II
¡Bello es el Misti! De estatura intensa
Entre elevados montes se levanta,
Y a todos orgulloso se adelanta
Cual coloso que guía turba inmensa.
En vano proyectara nube densa
Combatir con furor firmeza tanta,
Que ante su hermosa faz y firme planta
La horrible tempestad queda suspensa.
Y en vano conspirados elementos
Hicieron le constante y cruda la guerra
Si burlando sus míseros intentos,
Inmóvil el gigante de la sierra
Solo envía del Cráter vapor leve
Contra el fragor del trueno y de la nieve.
I
Gigantesca, sublime y soberana
Resplandece su mágica figura,
Cuando al rayar la luz del alba pura
De candorosas nubes se engalana.
Y aparece en la espléndida mañana,
Tras una noche tétrica y oscura,
Cual trono de alabastro en su blancura
Bajo un dosel de esbelta filigrana;
Donde sentado entre nevadas blondas
Con frente dominante y altanera
Extiende el sol en vagarosas ondas.
La dorada y luciente cabellera
Ostentando de allí su regio imperio
Que abrazará más tarde el hemisferio!
II
¡Bello es el Misti! De estatura intensa
Entre elevados montes se levanta,
Y a todos orgulloso se adelanta
Cual coloso que guía turba inmensa.
En vano proyectara nube densa
Combatir con furor firmeza tanta,
Que ante su hermosa faz y firme planta
La horrible tempestad queda suspensa.
Y en vano conspirados elementos
Hicieron le constante y cruda la guerra
Si burlando sus míseros intentos,
Inmóvil el gigante de la sierra
Solo envía del Cráter vapor leve
Contra el fragor del trueno y de la nieve.