"No mejoró la suerte cuando volvió a Londres y asistió a su última temporada. Londres se había convertido en su vicio. Amaba sus sitios, sus casas, sus hábitos e incluso sus coches de punto. Le encantaba refunfuñar como un inglés y entrar en sociedad, donde no reconocía ningún rostro ni le importaba un ardite. Vivía profundamente en las vidas y amores y decepciones de sus amigos."
La educación de Henry Adams. Página 262. Henry Adams. Alba Editorial. Barcelona, España - 2001
Ardite
Quizá del gascón ardit, de or. desc.
- m. Moneda de poco valor que hubo en Castilla.
- m. Cosa insignificante o de muy poco valor. No dársele a alguien un ardite.
Fuente: Diccionario de la Lengua Española. Vigésima segunda edición.
LA CADENA DEL DICCIONARIO
- Antes - Diccionario CCCVI: Ajorca
- Después - Diccionario CCCVIII: Bezoar