"Alexia suena a nombre de mujer. Creo que hay, al menos, una princesa y una cantante que se llama así. Me temo, sin embargo, que me voy a referir a algo menos glamuroso, aunque confío que más interesante. La alexia es un trastorno cerebral que consiste que alguien que podía leer, pierde esa capacidad.
(…)
La alexia suele deberse a una lesión en el hemisferio cerebral dominante, normalmente el izquierdo. El daño suele estar localizado en los lóbulos occipital, parietal o frontal interior. También es típica la localización en la zona de unión entre los lóbulos occipital y temporal, una región que coordina la información recibida de las vías visuales y auditivas y que asigna un significado a esa información. Las distintas zonas posibles de lesión generan distintos tipos de alexia. También se vio pronto que, aparte de los propios hemisferios, tenían también cierta influencia las lesiones en el cuerpo calloso, la principal estructura de interconexión entre ambos hemisferios, una cinta entre los dos medios cerebros formada por unos dos millones de axones.
Durante siglos la alexia fue considerada no como un problema de lectura sino como un tipo específico de pérdida de memoria, hasta que en el siglo XIX, Broca describió el caso de Tan, una persona que había perdido la capacidad del habla. Fue entonces cuando se empezó a pensar que determinadas funciones cerebrales tenían una localización concreta en uno de los dos hemisferios cerebrales, y que éstos no eran, por tanto, idénticos entre sí. El concepto de dominancia cerebral, la localización prioritaria o exclusiva en uno de los dos hemisferios de algunas funciones, permitió encajar toda una serie de datos sobre traslexias (confusión de letras en la lectura), la discalculia (dificultad para manejar números y realizar operaciones aritméticas), la prosopagnosia (o amnesia para los rostros), distintos trastornos de la nevegación espacial (suena a cohete de la NASA pero se refiere normalmente a saber volver a casa) o las apraxias (dificultad para llevar a cabo movimientos voluntarios)."
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La alexia suele deberse a una lesión en el hemisferio cerebral dominante, normalmente el izquierdo. El daño suele estar localizado en los lóbulos occipital, parietal o frontal interior. También es típica la localización en la zona de unión entre los lóbulos occipital y temporal, una región que coordina la información recibida de las vías visuales y auditivas y que asigna un significado a esa información. Las distintas zonas posibles de lesión generan distintos tipos de alexia. También se vio pronto que, aparte de los propios hemisferios, tenían también cierta influencia las lesiones en el cuerpo calloso, la principal estructura de interconexión entre ambos hemisferios, una cinta entre los dos medios cerebros formada por unos dos millones de axones.
Durante siglos la alexia fue considerada no como un problema de lectura sino como un tipo específico de pérdida de memoria, hasta que en el siglo XIX, Broca describió el caso de Tan, una persona que había perdido la capacidad del habla. Fue entonces cuando se empezó a pensar que determinadas funciones cerebrales tenían una localización concreta en uno de los dos hemisferios cerebrales, y que éstos no eran, por tanto, idénticos entre sí. El concepto de dominancia cerebral, la localización prioritaria o exclusiva en uno de los dos hemisferios de algunas funciones, permitió encajar toda una serie de datos sobre traslexias (confusión de letras en la lectura), la discalculia (dificultad para manejar números y realizar operaciones aritméticas), la prosopagnosia (o amnesia para los rostros), distintos trastornos de la nevegación espacial (suena a cohete de la NASA pero se refiere normalmente a saber volver a casa) o las apraxias (dificultad para llevar a cabo movimientos voluntarios)."
El escritor que no sabía leer y otras historias de la neurociencia. Páginas 189-192. José Ramón Alonso. Guadalmazán. Córdoba, España, 2013.
MÁS INFORMACIÓN
CADENA DE CITAS
- Antes - Cita CCLXIX: Hable con ella
- Después - Cita CCLXXI: Alcohol y literatura