viernes, 11 de septiembre de 2015

Poeta 303: Thich Nhat Hanh


THICH NHAT HANH 




(Vietnamita: Nhất Hạnh), maestro zen nacido en la región de Vietnam Central el 11 de octubre de 1926, monje budista desde hace más de cuatro décadas y activista por la paz, nominado para el Premio Nobel por ese motivo. Refugiado político en Francia desde 1972, por su combate pacífico, empezado durante la guerra de Vietnam.


Actualmente vive en Francia, en una comunidad de enseñanza budista llamada Plum Village fundada en 1982, cercana a Burdeos. Viaja constantemente por el mundo dando enseñanzas y conferencias y ayudando a los refugiados. Ha escrito más de cien libros en inglés, francés y vietnamita. Algunos han sido traducidos al español.

Sus textos y conferencias se centran a menudo en la necesidad de transmitir a la acción cotidiana y social una intención profunda de amor surgido de una atención consciente. Él acuñó el concepto de budismo comprometido en su libro Vietnam: Lotus in a Sea of Fire. Tras un largo período de exilio, recibió permiso para regresar a Vietnam en 2005. Nhat Hạnh ha publicado más de cien libros, incluyendo más de cuarenta títulos traducidos al español. Nhat Hanh es activo en el movimiento pacifista, promoviendo soluciones no violentas a los conflictos
 
EL CANTO DE LA GRAN CAMPANA
(El Fin del Sufrimiento)

Que el sonido de esta campana de penetrar profundamente en el cosmos.
Incluso en los lugares más oscuros,
los seres vivientes puedan oírla con claridad,
Para que en ellos cese todo el sufrimiento,
El entendimiento llegue a sus corazones,
comprensión llega a su corazón
y trascienda la senda de sufrimiento y la muerte.

La puerta universal del dharma, ya está abierta.
El sonido de la marea elevándose,
se oye con claridad.

El milagro ocurre,
Un hermoso niño aparece,
en el corazón de una flor de loto.

Una sola gota de esta agua compasiva
Es suficiente para reestablecer
la refrescante primavera a nuestras montañas y ríos.

Al escuchar la campana, siento  que las aflicciones en mí
comienzan a disolverse.

Mi mente está calma, mi cuerpo relajado,
una sonrisa nace en mis labios.

Siguiendo el sonido de la campana,
Mi respiración me trae de vuelta a la segura isla de la atención plena.

En el jardín de mi corazón, las flores de la paz florecen esplendorosamente.

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