miércoles, 21 de enero de 2015

Tomasio (15/01/2015): ¿Miedo a que?


En el siglo pasado, el XX, escribías una carta, ya sea a mano o con la ayuda de una máquina de escribir, luego te trasladabas a la oficina de correos para despacharla y esperabas, la respectiva respuesta. Proceso que podía tardar de una semana a varias semanas o meses. Si no recibías respuesta se le atribuía casi siempre, que la carta se había extraviado.

En el presente siglo y con los servicios que la tecnología ha puesto a nuestro alcance, correo electrónico, mensajería instantánea, chateo  en tiempo real, la comunicación efectiva y rápida es una realidad. El receptor asume, que un tipo de respuesta es ignorar el mensaje, no contestando, como si el mensaje no hubiera llegado, sin darle importancia, que nunca existió.

¿A ti te ha pasado? No contestar  un correo, sabiendo que existen formas en que se sabe que el mensaje llego y fue abierto. Si se abre un mensaje se da a entender que este fue leído. Esta acción manifiesta un desinterés o desprecio, por la persona que escribe, se trasmite un mensaje que será mal interpretado de acuerdo a su criterio personal.
Convivimos en una sociedad y ésta se ha reducido de tamaño por las tecnologías a nuestro alcance. Si recibimos un mensaje de alguien a quien conocemos, pues damos una respuesta. Las respuestas de silencio se pueden malinterpretar y la persona que no responde asume el riesgo de trasmitir un mensaje incorrecto.

Acá no nos referimos a los mensajes promocionales, del tipo que sabemos que no requiere respuesta, por ser meramente informativos. Si no a los mensajes de personas que conocemos.
Si uno tiene algo que decir, hay que ser valiente y decirlo con pocas palabras, ya sean estas escritas o verbales.

No actuemos con soberbia, ni con menosprecio, la comunicación es importante entre las personas y esta se logra solamente con la buena voluntad entre las personas.

Demostremos nuestra consideración y sobretodo educación a nuestros interlocutores siendo civilizados en todas nuestras acciones.
 

Las empresas modernas y que desean ser líderes en su sector dedican tiempo y dinero al servicio y atención al cliente, porque saben que dependen de ellos para sobrevivir como empresa. Existen departamentos dedicados exclusivamente para atender a los clientes, ya sea para darles respuestas, atender sus quejas, necesidades o sencillamente cualquier comunicación que se requiera.

Recordemos un viejo refrán que dice “no hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti”.

Silencio social, no. Por ello, siempre que te escriban, contesta. Siempre que te llamen devuelve la llamada. Cuando te hablen, responde. Puede ser que en el momento que se comunican contigo, tu estado de ánimo no sea el mejor, no tengas la información necesaria, date tiempo y cuando estés preparado toma acción, respondiendo. Por más ocupado que uno este, siempre todos merecen una respuesta.

Antonio Tomasio. Autor de los libros Uno (Yo) y Mi hijo, mi maestro. Escríbe a atomasio@antoniotomasio.com con tus preguntas o sugerencias o visita la página www.antoniotomasio.com