jueves, 20 de noviembre de 2014

Tomasio (20/11/2014): Orgullo y Prejuicio II


De acuerdo a nuestro ofrecimiento de la semana pasada, continuamos con la segunda parte, esta semana nos toca “prejuicio”.

Primero revisaremos el concepto de la palabra prejuicio que nos plantea el diccionario de la Real Academia Española (RAE), “Opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal.”

Claramente lo vemos, si “algo que se conoce mal” y damos nuestra opinión, eso es claramente prejuzgar con fundamento.

Pero qué pasa cuando no sabemos nada de la persona o situación y se nos pregunta al respecto, damos una opinión negativa y ésta, repito, es sin fundamento o conocimiento sólido. Aplicamos nuestro prejuicio erróneamente, por ignorancia o malintencionado.

Acá está la diferencia, entre ambos, en la primera disponemos de información, en la segunda no disponemos de ella.

Entonces porque repetidamente escuchamos juicios anticipados o prejuicios, opiniones vertidas voluntariamente, comentarios inapropiados sentencian, sin que se disponga de información verás al respecto.

Tengamos muy presente del poder de la palabra.

Existe un dicho un poco antiguo, que dice “La pluma es más fuerte que la espada” acuñada por Edward Bulwer-Lytton. Se debe mencionar que en tiempos antiguos, mucho antes del procesador de texto, se escribía con plumas de aves. La palabra escrita bien conceptuada, tiene más poder sobre la espada (arma).

Basándonos en ello y trasladando a la expresión verbal, la palabra hace mucho daño. Si hablamos sin conocimiento y libremente, podemos perjudicar de quien hablamos. Las palabras dichas, hacen su efecto, podemos retractarnos y pedir disculpas, pero amigos lectores, ya no es mismo.

Por ello, es mejor ser mesurado en nuestros comentarios u opiniones. Que nos conozcan por la veracidad de nuestras palabras y no por la ligereza de las mismas.

“Seamos dueños de nuestro silencio y no esclavos de nuestras palabras”, proverbio árabe. O “Es mejor permanecer callado y parecer tonto que abrir la boca y despejar la duda.” de Samuel Johnson. Citas que nos demuestran que a lo largo del tiempo, se ha tendido a la ligereza de opiniones, no solo en la actualidad. Por ello es importante pensar lo que vamos a decir. Sepamos que decimos y así podremos defender con fundamento nuestra opinión.

Con lo que digamos podemos afectar seriamente la trayectoria de las personas o cambiar el curso de las acciones. Reconozcamos abiertamente que no conocemos sobre un tema o persona en cuestión y por ello no puedes verter tu opinión.

Seamos libres de corazón y pensamiento por el acertado uso de nuestras palabras.

Antonio Tomasio. Autor de los libros Uno (Yo) y Mi hijo, mi maestro. Escríbe a atomasio@antoniotomasio.com con tus preguntas o sugerencias o visita la página www.antoniotomasio.com