jueves, 13 de noviembre de 2014

Tomasio (13/11/2014): Orgullo y Prejuicio I


Así es, el mismo título de la famosa y reconocida novela de Jane Austen escrita allá por el año 1813. Llevada a obras de teatro, como también películas, la última realizada en 2005 con Keira Knightley, la misma actriz de la saga de Piratas del Caribe.

Permíteme amigo lector, lectora que divida nuestro título en dos partes este día tratamos orgullo y la próxima semana lo cerramos con prejuicio, gracias. Dicho lo anterior procedemos entonces.

Orgullo, el diccionario de la RAE nos dice,  “Arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que a veces es disimulable por nacer de causas nobles y virtuosas”.

Escuchamos en ocasiones que dicen “está muy orgulloso de sus raíces” “está orgulloso de los logros de su hijo”.

Podemos decir, que hemos sentido más que satisfacción por el trabajo bien hecho, y se traduce en orgullo. Un orgullo sano sin visos de hacer sentir mal a nadie. Satisfecho con los logros personales.

Que una persona se comporte orgullosa y pedantemente en forma continua, para con los demás, es inaceptable.

Peor aun siendo solo su actitud o comportamiento, sin nada que lo respalde. Y otra es que en un momento dado, como dije más arriba por algún logro especifico, se nos manifieste un sentimiento de orgullo y satisfacción propio o por algún amigo o familiar.

Fácil es caer en ser orgulloso, pero sentir orgullo por ejemplo de ser originario de una ciudad, por ejemplo Arequipa, donde no solo se da un elemento de folclor, pocas ciudades en el mundo yacen al pie de un volcán y además activo. Sin mencionar, características histórico, geográfico, y costumbristas.

Por ello, estoy de acuerdo con la definición que el diccionario de la RAE, hace de orgullo, cuando dice “a veces es disimulable por nacer de causas nobles y virtuosas”.

Un orgullo llevado de forma sana, propugnando una competencia que empuje el desarrollo entre personas, grupos o ciudades y países.

Crear o pertenecer a una cultura ganadora o de histórica trayectoria, hace que sintamos un alto grado de pertenencia, y por ello nos sentimos orgullosos, es tangible, es real.

Amigo lector ya sabes, hay que saber sentirse orgulloso y satisfecho de quienes somos, lo que logramos, y tenemos como personas, lo material viene y se va, lo personal permanece.

 

Antonio Tomasio. Autor de los libros Uno (Yo) y Mi hijo, mi maestro. Escríbe a atomasio@antoniotomasio.com con tus preguntas o sugerencias o visita la página www.antoniotomasio.com