Hace 23.000 años, en el frío de la última glaciación, algunos humanos encontraron un lugar donde el clima era un poco mejor: Siberia.
Aunque muchos asociamos la región que ahora está en Rusia con el frío severo de nuestra época, los datos climáticos, así como las pruebas arqueológicas y de ADN muestran que aquí era donde los caballos, los mamuts y otros animales de presa encontraban suficiente comida, lo cual atraía a los humanos y a otros carnívoros. Sometidos a peores condiciones, los humanos, algunos de ellos los antepasados de los nativos estadounidenses, estuvieron aislados durante miles de años. Lo mismo sucedió con los lobos.
Ahí fue donde los perros se domesticaron por primera vez, según la nueva hipótesis de un grupo de arqueólogos y expertos en ADN ancestral que se especializan en la compleja historia de los humanos y los caninos. El lunes, publicaron su análisis en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias.
Angela R. Perri, una arqueóloga de la Universidad de Durham que estudia la domesticación de los perros, explicó que la nueva hipótesis surgió de debates informales entre los autores. Mientras reunían datos arqueológicos y de ADN sobre la población del continente americano y los orígenes de los perros, se les ocurrió una idea que todo el tiempo estuvo presente en los datos, de la cual dijo que estaba “francamente avergonzada de no haberla tenido antes”.
David Meltzer, otro autor que es arqueólogo de la Universidad Metodista del Sur en Dallas y se especializa en las poblaciones del continente americano, recordó una sesión con un pizarrón blanco en Oxford en la que él y otros autores, incluida Perri, hicieron una lluvia de ideas sobre la complicada cadena de razonamiento basada en las pruebas de ADN que ha permitido el rastreo de los movimientos poblacionales de los antiguos humanos, y más recientemente de los perros.
Meltzer le dijo a Greger Larson, un científico de la Universidad de Oxford que ha dirigido varios estudios sobre la domesticación de los perros, entre ellos este: “He visto sus fechas de los perros y las fechas de mi equipo, y se parecen un poco”. Para cuando llenaron el pizarrón, dijo, tenían las bases de un nuevo documento de investigación.
La historia antigua de los perros es turbia y, tan solo en la última década, los investigadores han sugerido que Europa, Eurasia, Asia Oriental y África fueron el primer hogar de los perros, hace por lo menos 15.000 años. Algunos investigadores remontan el origen a fechas muy anteriores, pero es tema de debate si algunos de los primeros fósiles son de perros o de lobos.
Un punto de partida para la nueva propuesta es la fecha en que los humanos llegaron por primera vez al continente americano, hace tal vez unos 15.000 años. Otra es que el ADN antiguo muestra que las poblaciones de perros y humanos tienen historias similares de migración y divergencia.
Perri señaló que, entre los antiguos perros americanos, que desaparecieron y solo dejaron rastros de su genética en unas pocas razas modernas, “hay dos grupos principales que comparten un ancestro común con una antigüedad de unos 23.000 años”.
En el lado humano hay una división similar.
Es difícil dar seguimiento a los nombres, pero un grupo llamado los antiguos siberianos del norte se mezcló con otro grupo del que los nativos estadounidenses ancestrales se separaron hace unos 21.000 años. La hipótesis sugiere que además de compartirles algunos genes, los antiguos siberianos del norte también les dieron perros a esos humanos, algunos de los cuales emigraron con el tiempo a América del Norte y se llevaron los perros con ellos. Como afirmó Meltzer: “Los perros no van a ir al Nuevo Mundo sin gente”.
Sin embargo, varios grupos diferentes de Siberia parecen haber estado aislados del contacto con el exterior desde hace unos 30.000 años hasta hace 15.000 años. Así que, según Perri, si tenemos a “esta población aislada que no tuvo interacción con nadie fuera de Siberia después de 30.000 años, ¿quién les dio los perros a los ancestros de los nativos estadounidenses?”.
Los datos sugieren que fueron los antiguos siberianos del norte, quienes, al estar aislados durante miles de años, debieron ser los primeros en domesticar a los lobos, o con quienes los lobos se domesticaron a sí mismos, alimentándose de las sobras o los desechos de la caza.
Meltzer comentó que estos siberianos vivían en pequeños grupos de 25 o más en un paisaje vasto y abierto. Las antiguas pruebas de ADN muestran que se casaron fuera de sus pequeños grupos, y así tuvieron que buscarse unos a otros. “Esa gente intercambió información, parejas, y tal vez intercambiaron sus cachorros de lobo”, explicó.
Pontus Skoglund, experto en ADN antiguo que estudia el origen de los perros en el Instituto Crick de Londres y que no participó en la investigación, comentó: “Siberia bien podría ser el origen de los perros, por supuesto”. Pero, manifestó que esta era solo una posibilidad. Dijo que el análisis en el documento dependía en gran medida del ADN mitocondrial, que solo traza la línea materna y por lo tanto es incompleto.
“Todavía es una pregunta sin respuesta para mí”, dijo. “El origen también podría remontarse a muchos otros rincones de Eurasia”, agregó.
Según Perri, nueva información sobre el ADN antiguo recuperado de fósiles de perros siberianos que tienen 18.000 años o más de antigüedad podría ayudar a probar o refutar la hipótesis, y ella y sus colegas están trabajando en esos estudios ahora.
Fuente: https://www.nytimes.com
Por: James Gorman es escritor científico y presentador y escritor de la serie de videos ScienceTake. Se incorporó al Times en 1993 y es autor de varios libros, incluido How to Build a Dinosaur, escrito con el paleontólogo Jack Horner.
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