jueves, 18 de julio de 2019

Poeta 486: Cima de Ruy Proença

RUY PROENÇA  

(Sao Paulo-Brasil, 1957). Poeta y traductor. Ha publicado en poesía Pequenos séculos (1985), A lua investirá com seus chifres (1996), Como um dia come o outro (1999), Visão do térreo (2007), Caçambas (2015) y los poemas infantiles y juveniles Coisas daqui (2007); y como traductor los libros Boris Vian: poemas e canções (antología, 2001), Isto é um poema que cura os peixes, de Jean-Pierre Siméon (2007) y Histórias verídicas, de Paol Keineg (2014), Dahut, de Paol Keineg (2015) y Chez les porcs, de Paol Keineg (2018).

Ruy Proença | Facebook

CIMA
subo hasta el punto
más alto del valle
donde el pasto y la hierba
saben a oro
porque el sol oblicuo
arroja sobre ellos
un lienzo de luz

qué grande es uno
cuando se sube al punto
más alto del valle

las cosas a vista de ojos
los mayores problemas
se vuelven miniaturas

me hacen compañía
un perro
un cuaderno
una estilográfica
una cámara fotográfica

el perro es dócil
y salvaje

escarba el suelo
con las patas traseras
come hierbajos
que después expele
en sucesivas arcadas

¿por qué sufrir así?

en la metrópolis
alguien me ama
piensa en mí
mientras pienso en ella
y escribo
sin parar

el año pasado
un incendio
devastó el verdor
de este paisaje

aunque la naturaleza
que hay en la tierra
es tozuda
sabe reinventarse

nubes blancas
detrás de árboles secos chamuscados
navegan
tañidas por el viento

estoy sentado
sobre un resto
de banco de madera
que la intemperie y el fuego
destruyeron

traigo la ruina en el estómago
como el perro y sus hierbas

estoy sentado
sobre un banco de arena
de cuarenta metros de profundidad
antaño playa de mar
que la fuerza tectónica
alzó conmigo
al punto más alto del valle

además de mis bienes
llevo un sombrero de paja
sobre mi cabeza
un amor en las entrañas
y un silencio de brisa
que me atraviesa
como una canción

el perro descansa a mi sombra

perro sombra sol silencio abejas
mi alma pastando

TOPO

subo até o ponto
mais alto do vale
onde a grama e o capim
sabem a ouro
porque o sol oblíquo
deita sobre eles
um lençol de luz

como se é grande
quando se sobe ao ponto
mais alto do vale

as coisas à vista
os maiores problemas
viram miniaturas

tenho por companhia
um cachorro
um caderno
uma caneta tinteiro
uma câmera fotográfica

o cachorro é dócil
e selvagem

escava o chão
com as patas traseiras
come ervas brutas
que depois expele
em sucessivas golfadas

por que sofrer assim?

na metrópole
alguém me ama
pensa em mim
enquanto penso nela
e escrevo
sem parar

ano passado
um incêndio
devastou o verde
dessa paisagem

mas a natureza
que há na terra
é teimosa
sabe se reinventar

nuvens brancas
por trás de árvores secas chamuscadas
navegam
tangidas pelo vento

estou sentado
sobre um resto
de banco de madeira
que a intempérie e o fogo
destruíram

trago a ruína no estômago
como o cachorro e suas ervas

estou sentado
sobre um banco de areia
de quarenta metros de profundidade
outrora praia de mar
que a força tectônica
ergueu comigo
ao ponto mais alto do vale

além de meus pertences
trago um chapéu de palha
sobre a cabeça
um amor no imo
e um silêncio de brisa
que me atravessa
como uma canção

o cachorro descansa em minha sombra

cachorro sombra sol silêncio abelhas
minha alma pastando

Traducción al español por Josep Domènech Ponsatí

MÁS INFORMACIÓN