Mueven
la cola, nos lamen la cara, saltan a nuestros regazos: los perros
tienen una actitud amorosa que encanta a unos y choca a otros. Es una
sociabilidad increíble que separa a sus perros de sus familiares
salvajes.
Incluso el lobo más amigable se queda corto frente a un labrador retriever que solo quiere dar besos. Pero
¿qué produce esa exuberancia social? Un equipo de investigadores
reportó este miércoles en la revista Science Advances que la razón por
la que los perros son así de amorosos sería porque comparten una base
genética con una enfermedad en los humanos, conocida como el síndrome de
Williams-Beuren.
Las
personas que padecen ese trastorno de desarrollo, causado por la
mutación en una región de genes, muestran síntomas como la sociabilidad
intensa e indiscriminada. Un
grupo de científicos de las Universidades de Princeton, la Estatal de
Oregon y otras recopilaron estudios genéticos y de comportamiento de 16
perros y de 8 lobos en cautiverio que han sido sociabilizados para
estudiar los cambios genéticos en una región cromosomática asociada con
el comportamiento amistoso de los canes. Los genes GTF2I y GTF2IRD1
también están asociados con el síndrome de Williams-Beuren en humanos,
dijo Bridgett von Holdt, bióloga evolutiva de Princeton y autora del
estudio.
Ella
y sus colegas estudiaron un fragmento de ADN perruno que incluye 29
genes. Eliminar parte de la sección, o esta de manera íntegra, es lo que
causa el síndrome en los humanos. Buscaron cambios estructurales en los
genes, como la transposición de secuencias del ADN o la eliminación de
estas.
El
estudio es un primer paso en una rama de investigación genética
complicada: encontrar las bases de comportamientos complejos.
“Batallamos mucho con querer conocer qué genes están vinculados al
comportamiento”, dijo Von Holdt.
Añadió que los resultados son esperanzadores para el futuro de esta rama de investigación. Adam
Boyko, biólogo que estudia la genética canina en la Facultad de
Medicina Veterinaria de la Universidad de Cornell, dijo que el estudio
es “verdaderamente interesante e importante” y que “podría ser uno de
los primeros estudios en identificar variantes genéticas específicas que
fueron importantes para que los lobos dieran paso a los perros”.
Sin
embargo, recalcó que el análisis está hecho a partir de pocas muestras
de animales y que, aunque los genes identificados son buenos candidatos
para explicar la hipersociabilidad, se necesitan investigaciones hechas
con un grupo más grande y diverso de animales para confirmar los
resultados.
No
se trata del primer estudio hecho sobre comportamiento animal similar a
desórdenes humanos. Los científicos también han creado variedades de
ratones que muestran comportamientos similares a la depresión en humanos
o al autismo. De manera similar, uno de los genes encontrados en este
estudio perruno ha sido vinculado a la sociabilidad de los ratones.
El
supuesto de esas investigaciones es que los humanos comparten tantos
genes con otros animales que entender alguna enfermedad en los animales
podrá ayudar a encontrar tratamientos en humanos, mientras que el
estudio actual quiere entender las bases de algún desorden en humanos
para ayudar a esclarecer la evolución del comportamiento que han
desarrollado ciertos animales.
Las
personas con síndrome de Williams-Beuren sufren de varios problemas de
salud, pero lo que intrigó a Monique Udell, psicóloga experimental de la
Universidad Estatal de Oregon y otra de las científicas que participó
en el estudio, eran comportamientos característicos como amabilidad
excesiva. A veces quienes tienen el síndrome tratan a extraños como
amigos, aunque también batallan con pruebas de cognición.
“Las mismas cosas que hacen difícil la vida para un humano pueden ser las que la hacen exitosa para un perro”, dijo Udell.
MÁS INFORMACIÓN
- Cita CCCXLVI: ¿Qué raza de perro tiene 6 dedos?
- Video 239: Rare Amazon Jungle Dog Caught on Video
- Cita CCCXXXVII: ¿Qué raza de perro es Snoopy?
CADENA DE CITAS
- Antes - Cita CDVI: Chan Chan. Hallan 20 ídolos de madera y murales de unos 800 años de antigüedad
- Después - Cita CDVIII: Un amor tan suave y fuerte como una coneja