sábado, 6 de febrero de 2016

Poeta 324: Angelo Poliziano


ANGELO POLIZIANO

(Italia, 1454-1494) Humanista, profesor y poeta renacentista italiano. Su nombre original era Angelo Ambrogini. Nació en Montepulciano, Toscana, y estudió en Florencia. Se convirtió en tutor de los hijos de Lorenzo de Medici, señor de Florencia, y a los treinta años era ya profesor de literatura griega y latina en aquella ciudad. Hasta él llegaron alumnos procedentes de todas las ciudades de Italia e incluso de otros países de Europa, como Miguel Ángel, el erudito alemán Johannes Reuchlin, y los humanistas ingleses Thomas Linacre y William Grocyn. Aunque Poliziano murió a la edad de 40 años, escribió numerosas obras y tradujo al latín varios trabajos de autores griegos, tales como el Enchiridion de Epicteto, la Iliada de Homero y Cármides de Platón, e Historias del historiador griego Herodoto. Compuso además poemas en latín, llamados Sylva in scabiem (1475), sobre autores griegos y romanos, que recitaba en sus clases. Su obra más conocida fue Miscellanorum centuria prima (1480), conjunto de observaciones críticas sobre autores de la antigüedad, que influyó enormemente en muchos escritores y humanistas posteriores. Poliziano escribió con la misma destreza y calidad en italiano y en latín, y entre sus muchos trabajos cabe destacar Orfeo, obra de teatro de carácter lírico con acompañamiento musical, que fue una de las primeras composiciones dramáticas de la Italia renacentista, así como las 171 octavas que nos han llegado de Estancias (1494), que se suele considerar como su obra más importante. En este poema incompleto, el autor exaltó los amores entre Giuliano de Medici y Simonetta Cattaneo, en lengua vulgar (no en latín) y siguiendo los cánones del Stil Novo, clasicistas pero, sobre todo, petrarquistas y boccaccianos.

Fuente: http://www.epdlp.com

BALADA DE LAS ROSAS

Éranse en derredor violetas, lises,
entre la hierba renacidas flores
de azules, rojos, cálidos matices;
y pretendí que fueran sus olores
de tu rubio cabello los primores
con su vívida gracia engalanados.

Ya de flores colmados pecho y brazo,
vi las rosas de múltiples colores:
volé a llenar, entonces, tu regazo,
pues eran tan suaves sus olores
que el corazón se desató en amores,
de dulce anhelo en júbilo abrasado.

Y dije para mí: Jamás podría
señalar d\'estas rosas las más bellas;
unas en su capullo todavía
otras pálidas, otras cual centellas
Amor díjome entonces: Toma aquellas
que sobre las espinas han cuajado.

Cuando abre sus pétalos la rosa
y más rosa es la rosa y más loada,
en tu diadema será más hermosa
que en el rosal, del viento deshojada.
Niña: que sea en su esplendor cortada
la bella rosa del jardín cerrado.