viernes, 8 de mayo de 2015

Poeta 285: Harold Hart Crane


HAROLD HART CRANE

(Garrettsville, 1899 - en aguas de Cuba, 1932) Poeta estadounidense, uno de los grandes precursores de la poesía moderna en lengua inglesa, por su intensidad visionaria y a la vez épica. Desde niño fue apasionado, inquieto y de gran fragilidad emocional. Recibió escasa educación. Más adelante se convertiría en alcohólico, de espíritu autodestructivo y con múltiples problemas derivados de su homosexualidad. Su padre se opuso a que atendiera su vocación literaria.

Trabajó por tanto en varios oficios en Nueva York y en Cleveland, que le dejaron una pésima impresión de la vida en las ciudades, rasgo que marcó su poesía. Sus primeras lecturas europeas (J. Donne, C. Marlowe, W. Shakespeare, J. Laforgue y A. Rimbaud) fueron determinantes en su forma de asimilar la influencia de W. Whitman, más atento a la nueva sensibilidad cívica norteamericana.

Su primer libro publicado fue Edificios blancos (1926), cuyo poema "Matrimonio de Fausto y Helena" fue una respuesta al pesimismo cultural de T. S. Eliot en La Tierra Baldía, pues Crane era partícipe, como Whitman, de una idea de la historia con sentido coherente y no como fragmentación o decadencia irreversible. A diferencia de Eliot, usó los nuevos paisajes industriales y urbanos para expresar significados de simbolismo positivo.

Después de la publicación de su poemario El puente (1930), obtuvo la beca Guggenheim, lo que le permitió viajar por Europa, México, Key West y el Caribe, dedicándose por entero a la poesía, el alcohol y las aventuras sentimentales con hombres y mujeres. El largo poema El puente, su obra mayor, consta de quince partes y está inspirado en el puente de Brooklyn: su significado simbólico modelado en forma de estructura sinfónica es la unión del presente con el pasado a través del poder de la creación, que expresa una visión vigorosa del significado histórico y espiritual de Norteamérica. En el viaje de regreso a Estados Unidos fue golpeado por unos marineros, como respuesta a su intento de seducirlos, y al día siguiente se suicidó lanzándose a las aguas del Caribe.

Fuente: http://www.biografiasyvidas.com

AL PUENTE DE BROOKLYN
(El Puente, 1930)

Cuántos amaneceres, frío tras su mecido descanso,
habrán de zambullirse las gaviotas a su alrededor
soltando anillos blancos de tumulto, erigiendo
la Libertad por encima del agua encadenada.

Luego, con limpia curva, apartamos los ojos,
espectrales como las velas que pasan por debajo,
de alguna hoja de cálculo que será archivada;
hasta que el ascensor nos libera de la jornada...

Pienso en los cines, esas vistas panorámicas
de multitudes inclinadas ante una escena trepidante
nunca mostrada, pero a la que pronto se apresuran,
anunciada a otros ojos en la misma pantalla.

Y tú, cruzando el puerto entre destellos de plata,
como si te alcanzase el sol, dejas
en tu andar cierto balanceo pendiente.
Tu misma libertad te sigue sosteniendo.

Desde algún túnel de metro, celda o altillo
un loco se apresura hacia tus parapetos,
se inclina un poco, su camisa chillona se hincha,
una broma se arroja desde la atónita caravana.

La luz del mediodía gotea en las vigas de Wall Street,
diente roto de celeste acetileno;
toda la tarde giran las grúas entre nubes...
Tus cables respiran aún el Atlántico Norte.

Oscuro como el cielo de los judíos
tu galardón... gracia concedida
de anonimia que el tiempo no disipa:
vibrante absolución, el perdón que nos otorgas.

Arpa y altar fundidos por la furia
(¡qué fuerza afinaría el coro de tu cordaje!),
umbral terrible de la promesa del profeta,
de la oración de paria y del gemido del amante.

De nuevo las luces del tráfico que rozan tu lenguaje,
veloz y sin cesuras, inmaculado suspiro de los astros,
salpican tu ruta, cifran la eternidad.
Hemos visto la noche alzada en tus brazos.

Bajo la sombra de tus pilares esperé;
sólo en la oscuridad tu sombra es clara.
Los iluminados bloques urbanos se han borrado,
ya la nieve sepulta todo un año de hierro...

Insomne como el río que pasa debajo de ti,
tú que abovedas el mar, hierba que sueña en las praderas,
ven a nosotros, los humildes, baja
y con tu curvatura ofrece un mito a Dios.

MÁS INFORMACIÓN