“La mayoría de las formas de vida no deja rastro. Los miembros blandos se desintegran y descomponen; las partes duras se erosionan por abrasión y agentes atmosféricos. La materia orgánica se recicla y regresa a la biosfera arrastrada a los cuatro vientos. Ceniza a la ceniza, polvo al polvo. El trazado de la historia de la vida consiste en una labor detectivesca basada en las raras ocasiones en que se ha conservado algo de la vida. La vida sólo ha quedado sepultada intacta durante largos períodos de tiempo en el seno de las rocas, de modo que la historia de las piedras y de la vida están entrelazadas.”
Una historia del Cosmos. La búsqueda de vida en el universo desde el inicio de los tiempos. Página 113. Chris Impey. Traducción de Dulcinea Otero-Piñeiro. Planeta. Barcelona, España - 2010.
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