En abril de 1980, tuvo lugar en Lima el VIII Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española. Vinieron delegaciones de las Academias de Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, España, El Salvador, Guatemala, Paraguay y Venezuela.
Fue el 12 de octubre de 2024, el clásico día que antaño se llamó “de la raza”, que apareció en estas páginas una interesante entrevista de Enrique Planas a Luis García Montero, distinguido poeta español y director del Instituto Cervantes, quien visitaba nuestro país. En ese reportaje se hizo pública la grata noticia que el X Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), tendría lugar en octubre del presente año, en la ciudad de Arequipa.
Los organizadores son la RAE, el instituto que lleva el nombre del autor del Quijote, y el gobierno del país anfitrión. Dicho Congreso debió efectuarse en 2023, en Arequipa, pero las turbiedades, dobleces y algaradas, constantes en el caótico gobierno de la señora Boluarte, no permitían garantizar el orden público y la sede se trasladó a Cádiz, tan unida por la historia a todos los países hispanoamericanos. Ahora Arequipa retoma tan grato encargo que, además, contará con la presencia del rey Felipe VI. Nuestros problemas, lamentablemente, no han sido superados, pero ojalá se logre una tregua en aras de tan importante ocasión.
En abril de 1980, pocos días antes de las elecciones generales que dieron el triunfo al arquitecto Fernando Belaunde Terry e hicieron posible el retorno de la democracia al Perú, tuvo lugar en Lima el VIII Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española. Vinieron delegaciones de las Academias de Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, España, El Salvador, Guatemala, Paraguay y Venezuela. La delegación española la presidía el ilustre Dámaso Alonso, quien en un hermoso discurso, dijo: “Tenemos que trabajar todos por la unidad básica de nuestra lengua en el mundo. Tenemos que trabajar por la lengua. No movidos por un sentimiento nacionalista. Es un sentimiento de hermandad de veinte países. Nada de nacionalismos aisladores”.
El programa del Congreso fue nutrido y de gran calidad. Pese a las grandes carencias económicas del país, nada se escatimó. Las delegaciones se alojaron en el Hotel Bolívar, que revivió sus mejores fastos y estuvo deslumbrante. En las sesiones preparatorias del 22 de abril, se eligió la Junta Directiva y las Comisiones de Trabajo. Presidió el Congreso don José Jiménez Borja, catedrático sanmarquino de castellano y otras materias en la Facultad de Letras, hombre de carácter sosegado, erudito, de pulquérrima prosa y de gran calidad humana.
En su discurso de saludo, dijo: “Lima, que desde 1535 rasga su aire con la sonancia gallarda y fina del castellano, que apenas fundada estableció conventos y universidades, organizó concilios y dejó correr por sus calles romances y décimas populares, que tuvo virreyes poetas y Presidentes de elocuencia castiza, se ufana de la grandeza intelectual que en estos momentos la decora”. El Secretario General fue otro catedrático sanmarquino, Augusto Tamayo Vargas, historiador de la literatura, novelista, poeta, periodista. Pocas veces he conocido a una persona con tanta capacidad de trabajo y talento. Taurino de solera, me unió a él una cálida amistad.
La inauguración solemne tuvo lugar en la Municipalidad de Lima, el 22 de abril. El 23 se celebró el Día del Idioma con una misa en la iglesia de Santa Rosa de los Padres y, en la tarde, en la Casa de Oquendo, se colocó la placa inaugural del Centro Cultural Inca Garcilaso, donde Aurelio Miró Quesada Sosa pronunció un brillante discurso: “El Inca Garcilaso, el insigne cusqueño, no solo es el iniciador en el Perú de la crítica histórica, de la literatura en lengua castellana y, con su traducción de León Hebreo, de las meditaciones filosóficas, sino tiene para nosotros la importancia de un símbolo”. Ese mismo día se iniciaron las sesiones de las Comisiones de Trabajo, que fueron seis, en el Museo Nacional de Pueblo Libre, que se acondicionó cumplidamente. Hubo concurridísimas exposiciones en el Instituto Nacional de Cultura y en la Galería del Banco Continental en Miraflores. Abundaron recepciones y otras actividades sociales tanto oficiales como privadas.
La clausura fue el 26 de abril. El jefe del Estado, general Francisco Morales Bermúdez, hombre culto, infatigable lector, estaba emocionado pues ese discurso era una de sus últimas actividades públicas. Dando fin al fructífero y grato cónclave académico, dijo: “El idioma español es el cauce en el cual la comunidad hispanohablante está realizando su destino y uno de los medios más importantes de lucha por la independencia y la soberanía de todos los pueblos”. Al abandonar el museo, fue sonora y sinceramente aplaudido. Fue un hombre honesto que honró su palabra empeñada a la nación. El Comercio, cuya devolución a sus legítimos propietarios preparaba a toda prisa, cubrió con detalle todo el programa del Congreso. Una última acotación.
Casi todas las personalidades de nuestro país que tuvieron destacada actuación en esa oportunidad, ya no están con nosotros. Va un recuerdo emocionado para ellos. En Arequipa, dentro de algunos meses, estoy absolutamente convencido, tendrán continuadores de igual valía.
Fuente: https://elcomercio.pe
Por: Héctor López Martínez. Historiador
MÁS INFORMACIÓN
- Cita CCCXXXV: "Los mexicanos seguirán hablando lo que quieran"
- Cita CCCXXIII: ¿Septentrión es al norte o al sur?
- Cita DCCCXVIII: Discurso de ingreso a la Real Academia Española de Javier Cercas "Malentendidos de la Modernidad. Un manifiesto"
CADENA DE CITAS