Si tienes pluma y papel a la mano, hagamos un pequeño experimento. Imagina
una nuez de la India. Ahora toma tu pluma y dibújala, luego coloca el
dibujo bocabajo en algún lugar donde no alcances a verlo. Lo retomaremos
más adelante. Así es, esto es extraño, lo sé. Pero tiene su razón de ser, ¡lo prometo!
Probablemente
ya te diste cuenta de que este es un pequeño juego de memoria. Hay
infinidad de trucos mnemotécnicos que puedes usar para recordar cosas,
pero la técnica de tres pasos que consiste en imaginar algo en tu mente,
dibujarlo con pluma en papel y luego ver tu dibujo es un truco poderoso
para la memoria que consigue mejores resultados que otras estrategias
mnemotécnicas “confiables”, de acuerdo con un estudio publicado en The Quarterly Journal of Experimental Psychology.
“Primero
establecimos de cierta forma que esto es algo que la gente puede
realizar para mejorar su memoria en relación con la acción de
referencia, que es solo escribir las cosas”, dijo Jeffrey Wammes,
investigador de doctorado en el Departamento de Psicología de la
Universidad de Yale y coautor del estudio. “No solo eso, dibujar mejora
la memoria más que otras pocas actividades que en el pasado se han
publicitado como buenas técnicas de mnemónica”.
En
el estudio, Wammes y sus coautoras, Melissa Meade y Myra Fernandes, les
pidieron a los participantes que escribieran o dibujaran palabras
específicas para recordarlas, esto con el fin de comparar las técnicas
de retención de memoria. Descubrieron que al momento de recordar las
palabras, era mucho más probable que los participantes recordaran las
palabras que dibujaron que las que escribieron.
Está bien, entonces, dibujar una palabra te ayuda a recordarla. No es muy útil para la vida cotidiana. Sin
embargo, tras una investigación más profunda, Wammes descubrió que esto
funciona con definiciones de palabras, imágenes, así como con
pensamientos e ideas abstractos.
“El
efecto es prácticamente el mismo sin importar cuán concreta o abstracta
sea la palabra”, explicó. “Hasta ahora no hemos encontrado un conjunto
de estímulos con el que no funcione”, afirmó y agregó que incluso cuando
solo se tienen cuatro segundos para dibujar el concepto aún se pueden
obtener los beneficios.
Wammes
admitió que aún no está seguro de por qué el efecto de dibujar algo es
tan poderoso y constante pero, junto con sus coautoras, tiene dos
teorías. En
la publicación de 2016, escribieron que la acción de dibujar cosas
incentiva “una integración eficiente de los aspectos semánticos,
visuales y motrices del rastro de un recuerdo”. Además, dijo Wammes,
imaginarnos algo para luego dibujarlo físicamente nos obliga a
concentrarnos en los aspectos que definen un objeto —por ejemplo, como
las diferencias entre un tigre y un león— lo cual nos permite recordarlo
mejor.
“Cada
vez que agregas una forma adicional de procesamiento a tus capacidades
de aprendizaje, obtienes un beneficio mucho más grande del que tiene el
estímulo por naturaleza”, aseguró. “Si estás leyendo una lista de cosas
para tratar de recordarlas, será mucho más difícil que si te relacionas
activamente con cada elemento de la lista”.
Aún
hay más: a medida que nuestra memoria se degrada por naturaleza
conforme envejecemos, los beneficios de dibujar cosas nos pueden ayudar a
mejorar nuestra retención de nueva información. En un estudio
publicado este año realizado por Meade, Fernandes y Wammes, se comparó
la memoria de adultos más jóvenes con la de adultos mayores en una serie
de pruebas. De manera similar al estudio de 2016, se les pidió a los
sujetos que dibujaran, escribieran y enlistaran las características de
una serie de sustantivos. Los adultos jóvenes superaron a los mayores al
recordar los conceptos, pero “dibujar redujo las diferencias
relacionadas con la edad”.
En
otras palabras, dibujar las cosas que queremos recordar puede ser una
técnica poderosa para combatir el deterioro natural de nuestra memoria,
incluso mejor que escribirlas o enlistar sus características y
descripciones.
Si
esto te parece conocido, la idea de dibujar las cosas se encuentra de
cierto modo en el mismo marco que el concepto del “palacio de la
memoria”. Para, ejem, refrescarte la memoria: esta es una técnica que
“consiste en asociar ideas u objetos que se busca memorizar con escenas
memorables imaginadas en lugares bien conocidos, como nuestra casa o en
una ruta que recorremos con frecuencia”.
Ahora,
regresemos a lo que te pedí que hicieras al principio del artículo. Sin
ver, ¿recuerdas cuál fue la palabra que te pedí que dibujaras? Déjame adivinar: el dibujo está en tu mente en este momento (y quizá se te está antojando un bocadillo).
Fuente: https://www.nytimes.com
CADENA DE CITAS
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