jueves, 24 de mayo de 2018

Letra 288: Sinfonía Fantástica Op.14 de Hector Berlioz


LOUIS HECTOR BERLIOZ

(La Côte-Saint-André, Francia, 11 de diciembre de 1803París, 8 de marzo de 1869) fue un compositor francés y figura destacada del romanticismo. Su obra más conocida es la Sinfonía fantástica (estrenada en 1830). Berlioz fue un gran orquestador y la influencia de su música fue extraordinaria.

SINFONÍA FANTÁSTICA OP.14

La Sinfonía Fantástica, op.14, subtitulada Episodio de la vida de un artista, se estrenó el 5 de diciembre de 1830 en el Conservatorio de París. Interpretada bajo la dirección de François-Antoine Habeneck, gozó de un inmenso éxito en su acogida. La sinfonía, considerada el primer ejemplo de música programática, consta de cinco movimientos que son, respectivamente: Sueños y pasiones, Un baile, Escena en el campo, Marcha al suplicio, Sueño de una noche de aquelarre, algo poco usual en aquella época, ya que hasta entonces se componía de únicamente cuatro, a excepción de la Sinfonía Pastoral de Beethoven.

La obra contiene un argumento muy detallado, por lo que se incluye en ella un programa que describe un entorno literario en el que poder apoyarnos para entenderla. La Sinfonía Fantástica describe el primer amor de Berlioz dirigido, como ya dijimos anteriormente, hacia Harriet Smithson. Este amor se puede ver representado bajo una línea melódica fija que aparece de forma distinta a lo largo de la sinfonía. Considerada la obra más representativa del compositor, la Sinfonía Fantástica consagra a Hector Berlioz como el gran compositor del romanticismo, al menos de la primera mitad.

La sinfonía está inspirada en una obra literaria. Narra los sueños de un joven músico que, tras sufrir un desamor, decide recurrir al opio. El compositor, además, introduce variedad de elementos autobiográficos referidos al amor no correspondido de la actriz Harriet Smithson.

En el primer movimiento, Sueños y Pasiones, se describe la ansiedad producida por el protagonista antes de conocer a su amada, posteriormente el amor volcánico que ella le inspira. Hacía el final de este movimiento, percibimos un contraste entre la pasión producida por el protagonista y el desconsuelo por el rechazo. Este movimiento comienza con una introducción en do menor que produce una atmósfera melancólica. Se estructura después en cuatro secciones, en la última de ellas aparece por primera vez la melodía que representa la amada, la “idea fija”.

En el segundo movimiento, Un baile, se produce el reencuentro con la amada tras el rechazo, como su nombre indica, en un baile. La música adopta entonces el tempo de un vals, describiendo así la inquietud del protagonista. La “idea fija” aparece interrumpiendo brevemente el vals, reapareciendo al final del movimiento.

En el siguiente movimiento, Escena en el Campo, se puede observar la influencia de Beethoven con su Sinfonía Pastoral. En esta escena campestre nos describe a dos pastores, representados por el dúo formado por el corno inglés y el oboe, disfrutando de una maravillosa tarde de verano. Hacia la mitad del movimiento aparece la amada y es invadido por terribles presentimientos. Más tarde se alternan distintos sentimientos que se manifiestan en contraste: la esperanza y la duda, el sufrimiento y la serenidad, etc. Al final reaparece el corno inglés, evocándonos de nuevo al tema pastoril y finaliza con un redoble de timbal lo que produce un clima misterioso.

En La Marcha al Suplicio, el cuarto movimiento, el músico sueña que mata a la amada y, por tanto, se le condena a la guillotina para ser ejecutado; en ese momento recuerda por última vez el sentimiento de amor. La marcha está basada en dos temas principales interpretados cada uno por las cuerdas y los vientos. El movimiento finaliza con unos redobles de tambor y timbales junto con acordes interpretados por los vientos metales que simbolizan el poder de la justicia.

En el movimiento final, Sueños de una noche de Aquelarre, el protagonista presencia su propio funeral, rodeado por brujas y espíritus entre los que puede ver a la amada transformada en una arpía. En este movimiento la idea principal es interpretada por el clarinete que describe la aparición de la amada entre las brujas y los espíritus. El Dies Irae (melodía del siglo XII perteneciente al canto gregoriano, y que forma parte del Réquiem) se introduce en la obra junto a la ronda de las brujas acompañado del tañer de las campanas.

Fuente: http://www.melomanodigital.com




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