GIOVANNI BOCCACCIO
Poeta y humanista italiano, uno de los más grandes escritores de todos los tiempos. Boccaccio probablemente nació en París aunque sea un hecho muy discutido, hijo ilegítimo de un comerciante florentino y una noble francesa. Criado en Florencia, fue enviado a estudiar el arte del comercio a Nápoles, hacia el 1323. Abandonó la contabilidad por el Derecho Canónico y éste por los estudios clásicos y científicos. Formó parte de la corte de Roberto de Anjou, rey de Nápoles. Se suponía que el rey tenía una hija ilegítima, Maria dei Conti d‘Aquino. Aunque no se han encontrado pruebas concluyentes de su existencia, se ha dicho que fue amante de Boccaccio y que inspiró gran parte de su obra. Puede incluso que sea la Fiammetta immortalizada en sus escritos.
A su regreso a Florencia, hacia 1340, Boccaccio desempeñó varios cargos diplomáticos con el gobierno de la ciudad, y en 1350 conoció al gran poeta y humanista Petrarca, con el que mantuvo una estrecha amistad hasta la muerte de Petrarca en 1374. En 1362, un amigo invitó a Boccaccio para que fuera a Nápoles, prometiéndole el patronazgo de la reina Juana. Una fría recepción por parte de la corte de la reina le llevó a buscar la hospitalidad de Pretarca, que entonces estaba en Venecia (1363). Sin embargo, rechazó la oferta que le hizo Petrarca de una casa y regresó a su propiedad de Certaldo (cerca de Florencia). Los años finales de Boccaccio, en los que se dedicó a la meditación religiosa, tuvieron la alegría de su nombramiento en 1373 como lector oficial de Dante. Su serie de lecturas quedó interrumpida por una enfermedad en 1374, y murió el año siguiente.
La obra más importante de Boccaccio es El Decamerón, que empezó en 1348 y terminó en 1353. Esta colección de cien relatos ingeniosos, alegres, se desarrolla en un marco concreto: un grupo de amigos educados, afortunados y discretos, siete mujeres y tres hombres, para escapar a un brote de peste se refugian en una villa de las afueras de Florencia. Allí se entretienen unos a otros durante un periodo de diez días (de ahí el título) con una serie de relatos contados por cada uno de ellos por turno. El relato de cada día termina con una canzone, una canción para bailar entonada por uno de los narradores; estas canciones representan algunas de las muestras más exquisitas de la poesía lírica de Boccaccio. Al terminar el cuento número cien, los amigos vuelven a sus casas de la ciudad. El Decamerón es la primera obra plenamente renacentista ya que se ocupa sólo de aspectos humanos y sin hacer mención a temas religiosos y teológicos. Es notable por la riqueza y variedad de los cuentos, que alternan entre la solemnidad y el humor; por la brillantez de su escritura, y por su penetrante análisis de los personajes. En esta obra Boccaccio reunió material de muchas fuentes: fabliaux franceses, clásicos griegos y latinos, relatos populares y observaciones de la vida italiana de su época. El Decamerón rompió con la tradición literaria y, por primera vez en la edad media, Boccaccio presentó al hombre como artífice de su destino, más que como un ser a merced de la gracia divina.
Entre los otros escritos de Boccaccio se cuentan tres obras que se cree fueron inspiradas por Fiammetta: su primer y extenso romance en prosa Il Filocolo (1336), Elegía de Madonna Fiammetta (1344), las dos referidas a amantes desdeñados e Il Corbaccio (1354). Su Filostrato (1338) y la Teseida (1340-1341) son poemas en octava rima, una forma métrica que Boccaccio llevó a la perfección. También escribió una vida de Dante, con un comentario de la Divina Comedia, y varias obras eruditas, científicas y poéticas en latín, entre ellas De Claris Mulieribus (1360-1374). La obra de Boccaccio influyó en muchos escritores de toda Europa como Margarita de Navarra, Michel de Montaigne, Geoffrey Chaucer, Shakespeare y John Dryden.
Fuente: http://www.epdlp.com
HUYAN SUSPIROS MÍOS, HUYA EL LLANTO...
Huyan suspiros míos, huya el llanto,
huyan las angustias y huya el deseo
que tuve de morir; vaya al olvido
lo que contra el Amor yo pensé tanto:
vuelvan la fiesta, la risa y el canto,
vuelva el honor debido al señor mío,
los méritos de quien por mí lograron
tenga la gracia que yo quise tanto.
Desdén, que injustamente me negaba
el vago mirar de brillantes ojos
con que me tomó Amor, ya se ha marchado;
y aquel saludo que yo más quería,
con suave voz y gesto placentero
me lo acaba de dar la dama mía.
Versión de J. Aulicino
FUGGANO I SOSPIR MIEI, FUGGASI IL PIANTO...
Fuggano i sospir miei, fuggasi il pianto,
fugga l'angoscia e fuggasi el disio
che auto ho di morir; vada in oblio
ciò che contra ad Amor già pensai tanto;
torni la festa, torni el riso e 'l canto,
torni gli onor devuti al signor mio,
li meriti del qual han fatto ch'io
aggia la grazia bramata cotanto.
Lo sdegno, el qual a torto me negava
el vago sguardo degli occhi lucenti,
coi qual Amor mi prese, è tolto via;
e quel saluto, ch'io più desiava,
con umil voce e con atti piacenti
pur testé mi rendé la donna mia.
A su regreso a Florencia, hacia 1340, Boccaccio desempeñó varios cargos diplomáticos con el gobierno de la ciudad, y en 1350 conoció al gran poeta y humanista Petrarca, con el que mantuvo una estrecha amistad hasta la muerte de Petrarca en 1374. En 1362, un amigo invitó a Boccaccio para que fuera a Nápoles, prometiéndole el patronazgo de la reina Juana. Una fría recepción por parte de la corte de la reina le llevó a buscar la hospitalidad de Pretarca, que entonces estaba en Venecia (1363). Sin embargo, rechazó la oferta que le hizo Petrarca de una casa y regresó a su propiedad de Certaldo (cerca de Florencia). Los años finales de Boccaccio, en los que se dedicó a la meditación religiosa, tuvieron la alegría de su nombramiento en 1373 como lector oficial de Dante. Su serie de lecturas quedó interrumpida por una enfermedad en 1374, y murió el año siguiente.
La obra más importante de Boccaccio es El Decamerón, que empezó en 1348 y terminó en 1353. Esta colección de cien relatos ingeniosos, alegres, se desarrolla en un marco concreto: un grupo de amigos educados, afortunados y discretos, siete mujeres y tres hombres, para escapar a un brote de peste se refugian en una villa de las afueras de Florencia. Allí se entretienen unos a otros durante un periodo de diez días (de ahí el título) con una serie de relatos contados por cada uno de ellos por turno. El relato de cada día termina con una canzone, una canción para bailar entonada por uno de los narradores; estas canciones representan algunas de las muestras más exquisitas de la poesía lírica de Boccaccio. Al terminar el cuento número cien, los amigos vuelven a sus casas de la ciudad. El Decamerón es la primera obra plenamente renacentista ya que se ocupa sólo de aspectos humanos y sin hacer mención a temas religiosos y teológicos. Es notable por la riqueza y variedad de los cuentos, que alternan entre la solemnidad y el humor; por la brillantez de su escritura, y por su penetrante análisis de los personajes. En esta obra Boccaccio reunió material de muchas fuentes: fabliaux franceses, clásicos griegos y latinos, relatos populares y observaciones de la vida italiana de su época. El Decamerón rompió con la tradición literaria y, por primera vez en la edad media, Boccaccio presentó al hombre como artífice de su destino, más que como un ser a merced de la gracia divina.
Entre los otros escritos de Boccaccio se cuentan tres obras que se cree fueron inspiradas por Fiammetta: su primer y extenso romance en prosa Il Filocolo (1336), Elegía de Madonna Fiammetta (1344), las dos referidas a amantes desdeñados e Il Corbaccio (1354). Su Filostrato (1338) y la Teseida (1340-1341) son poemas en octava rima, una forma métrica que Boccaccio llevó a la perfección. También escribió una vida de Dante, con un comentario de la Divina Comedia, y varias obras eruditas, científicas y poéticas en latín, entre ellas De Claris Mulieribus (1360-1374). La obra de Boccaccio influyó en muchos escritores de toda Europa como Margarita de Navarra, Michel de Montaigne, Geoffrey Chaucer, Shakespeare y John Dryden.
Fuente: http://www.epdlp.com
HUYAN SUSPIROS MÍOS, HUYA EL LLANTO...
Huyan suspiros míos, huya el llanto,
huyan las angustias y huya el deseo
que tuve de morir; vaya al olvido
lo que contra el Amor yo pensé tanto:
vuelvan la fiesta, la risa y el canto,
vuelva el honor debido al señor mío,
los méritos de quien por mí lograron
tenga la gracia que yo quise tanto.
Desdén, que injustamente me negaba
el vago mirar de brillantes ojos
con que me tomó Amor, ya se ha marchado;
y aquel saludo que yo más quería,
con suave voz y gesto placentero
me lo acaba de dar la dama mía.
Versión de J. Aulicino
FUGGANO I SOSPIR MIEI, FUGGASI IL PIANTO...
Fuggano i sospir miei, fuggasi il pianto,
fugga l'angoscia e fuggasi el disio
che auto ho di morir; vada in oblio
ciò che contra ad Amor già pensai tanto;
torni la festa, torni el riso e 'l canto,
torni gli onor devuti al signor mio,
li meriti del qual han fatto ch'io
aggia la grazia bramata cotanto.
Lo sdegno, el qual a torto me negava
el vago sguardo degli occhi lucenti,
coi qual Amor mi prese, è tolto via;
e quel saluto, ch'io più desiava,
con umil voce e con atti piacenti
pur testé mi rendé la donna mia.