viernes, 13 de septiembre de 2013

Poeta 203: Washington Delgado


WASHINGTON DELGADO

Poeta peruano, nacido en Cuzco. Se lo incluye dentro de la llamada generación del 50, importante por su carácter innovador de la literatura peruana, tanto en el campo de la poesía como en el de la narrativa. Comenzó cultivando una poesía intimista en libros como Poemas de la ausencia (1955) y Días del corazón (1957), que se distinguen por su pulcritud y refinamiento formal. A partir de Para vivir mañana (1959), la preocupación social fue dominante en su obra y en su perfil intelectual, pues se apreciaba que la búsqueda de la belleza le dejaba siempre el sinsabor de no conseguir transformar un mundo injusto. Siguiendo a Bertolt Brecht, Delgado trató de incorporar la historia a su poesía y de conciliar los fines de ésta con los de las causas sociales. Con una dicción irónica y un tono sentencioso, creó una poesía "objetiva" partiendo de la premisa de que las cosas cambian "cuando los hombres se juntan". El autor recogió por primera vez su obra poética bajo el título Un mundo dividido (1970), que alude al dilema nunca resuelto entre vida y poesía, entre libertad creadora y compromiso social. En un gesto que revelaba cierta amargura o frustración en su vida personal y pública, el autor anunció ese mismo año su "retiro" de la poesía, pero después de un paréntesis de silencio volvió a cultivarla. En Historia de Artidoro (1994) creó un álter ego poético en el cual supo proyectar su lúcida experiencia como hombre y poeta en los duros años de violencia política y social de su país. 

Fuente: EPDLP

LAS BUENAS MANERAS


Es peligroso caminar
con un nombre en los labios.
No digas nunca
España, Leningrado, muchacha,
querida tierra.
Aprende las buenas maneras de la vida,
la vida es silenciosa
y el silencio tiene numerosas palabras:
buenos dias, ha llegado el verano,
los precios suben
si los salarios suben, la patria espera
vuestro sacrificio, el señor presidente
deplora lo sucedido, los señores ministros
confían en el futuro, el feroz asesino
fue ajusticiado, Dios
bendiga a nuestro pueblo.
Viejas palabras dulces,
inútiles y tiernas
como almanaques viejos.
¿Para qué decir
España, Leningrado, muchacha,
tierra querida?
No camines con un nombre en los labios.

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