"El enérgico imperialismo de la España de Carlos III iba acompañado de un esfuerzo, comparable al de Felipe II pero inspirado por el espíritu científico de la Ilustración, por inspeccionar y documentar las características físicas y los recursos naturales de los territorios de la corona en ultramar. Durante las tres últimas décadas del siglo, la corona financio una serie de viajes exploratorios y científicos a diversas regiones de los territorios americanos y el Pacífico bajo dominio español, que culminarían en la gran expedición de Alejandro Malaspina de 1789-1794, que navegó por toda la costa pacífica americana, desde el cabo de Hornos hasta Alaska, antes de proseguir hacia las Filipinas, China y Australia, para volver a Cádiz de nuevo a través del cabo de Hornos."
John H. Elliot en "Imperios del Mundo Atlántico". Página 517. Taurus. México D.F., México, 2008.