ALBERTO HIDALGONacido en Arequipa en 1897, Alberto Hidalgo cursó medicina en la Universidad de San Marcos. Luego abandonó sus estudios para dedicarse a la literatura y se convirtió en uno de los primeros latinoamericanos en abrazar las tendencias vanguardistas de la época. Participó en la revista Colónida, que comenzó a publicarse en 1916 y fue dirigida por Abraham Valdelomar. En sus primeros poemarios, como “Panoplia lírica” (1917), “Las voces de colores” (1918) y “Joyería” (1919), ya se advertía su carácter innovador frente a los convencionalismos de la época.
En 1919 se trasladó a Buenos Aires, donde pasaría el resto de su vida. Allí conoció a Jorge Luis Borges, Xul Solar, Ricardo Güiraldes, Oliverio Girondo y Macedonio Fernández, entre otros, al colaborar activamente las revistas Martín Fierro y Oral. En 1923 editó “Química del espíritu”, considerado junto a “Trilce” de César Vallejo como un texto clave en la vanguardia poética peruana. Luego llegarían “Simplismo” (1925) y “Descripción del cielo” (1928).
Su estancia en Buenos Aires, que lo acercó a grandes escritores e intelectuales, le permitió desarrollar su propio estilo literario, al que denominó como “simplismo” (al igual que al libro que publicó en 1925). Sus últimas obras, como “Cartas al Perú” (1957) y “Poesía inexpugnable” (1962), reflejan su compromiso con la justicia social y su llamado a la revolución. Hidalgo falleció en Buenos Aires en 1967, meses después de recibir el Gran Premio de Honor otorgado por la Fundación Argentina para la Poesía.
DECLARACION DE PRINCIPIOSDesde el perfume en que te quiero tanto
hasta esa gran ternura que como túnica te viste
hay un camino a mi alma
que es un camino a mi dicha
Ese color tan lento ese color besado que te empieza
y tus senos acostumbrados a que mis ojos los estrujen
y tu boca de donde sale felicidad a torrentes
y la piel que te cubre con lujuria de raso
obstáculo exquisito entre mis dientes y tu carne
todo eso desemboca en este amor que me integra
Tu sonrisa es la época de ser feliz pues se conoce
la ciencia de tus labios que muerden desde lejos
manos para el milagro de hacer brotar la fuerza de una mecánica muy dulce
que habría sido inercia para siempre sin tu gloriosa asistencia
En tus piernas se inicia el paraíso
paraíso perdido y al fin reencontrado
donde vivir en nuestro tiempo la edad de la manzana
Nadie ha logrado tu retrato porque tú comienzas
en una zona de ti misma difícil al pincel el lente o la palabra
Comienzas en el tono la mirada el andar
nada del cuerpo te principia, pero tu cuerpo es donde acaba todo
hasta la vida en él concluye mas se inicia de nuevo
océano al que fluyen atropellados ríos
puerto de los deseos y los besos
ay adorado cuerpo de mi muerte
Y yo era solo, y yo era triste, y yo era un menos y no era yo sin ti
No es nada el ángulo que no tiene un lado
yo era como él pues me faltabas tú
Recién estoy completo como un redondo como un mundo entero