martes, 4 de mayo de 2010

Eliot

T. S. ELIOT

Poeta, ensayista y crítico estadounidense, nacionalizado británico, conocido como T. S. Eliot, nació el 26 de septiembre de 1888 y murió en Londres el 4 de enero de 1965.

Se trasladó al Reino Unido cuando había cumplido los veinticinco años. Se graduó en Harvard y completó sus estudios en la Sorbona y en Oxford. En los primeros años enseñó filosofía.

En La tierra baldía, publicada en 1922, se encuentra la poesía que marcó el camino a muchos poetas anglosajones. Consta de cinco partes, y en ella la desesperación y la amargura de la posguerra se expresan en un lenguaje trivial que se contrapone a citas eruditas. En ella muestra su malestar.

Años más tarde, en 1943, con Cuatro cuartetos, reafirmó su extraordinaria calidad. Para él la poesía no es emoción ni reflejo del yo, sino un modo de superarlos, tendiendo a la expresión objetivada de la intimidad.

Recibió el mayor premio de las letras, el Nobel de Literatura en 1948.


THE HOLLOW MEN

I
We are the hollow men
We are the stuffed men
Leaning together
Headpiece filled with straw. Alas!
Our dried voices, when
We whisper together
Are quiet and meaningless
As wind in dry grass
Or rats’ feet over broken glass
In our dry cellar

Shape without form, shade without colour,
Paralysed force, gesture without motion;

Those who have crossed
With direct eyes, to death’s other Kingdom
Remember us—if at all—not as lost
Violent souls, but only
As the hollow men
The stuffed men.

II
Eyes I dare not meet in dreams
In death’s dream kingdom
These do not appear:
There, the eyes are
Sunlight on a broken column
There, is a tree swinging
And voices are
In the wind’s singing
More distant and more solemn
Than a fading star.

Let me be no nearer
In death’s dream kingdom
Let me also wear
Such deliberate disguises
Rat’s coat, crowskin, crossed staves
In a field
Behaving as the wind behaves
No nearer

Not that final meeting
In the twilight kingdom.

III
This is the dead land
This is cactus land
Here the stone images
Are raised, here they receive
The supplication of a dead man’s hand
Under the twinkle of a fading star.

Is it like this
In death’s other kingdom
Waking alone
At the hour when we are
Trembling with tenderness
Lips that would kiss
Form prayers to broken stone.

IV
The eyes are not here
There are no eyes here
In this valley of dying stars
In this hollow valley
This broken jaw of our lost kingdoms

In this last of meeting places
We grope together
And avoid speech
Gathered on this beach of the tumid river

Sightless, unless
The eyes reappear
As the perpetual star
Multifoliate rose
Of death’s twilight kingdom
The hope only
Of empty men.

V
Here we go round the prickly pear
Prickly pear prickly pear
Here we go round the prickly pear
At five o’clock in the morning.

Between the idea
And the reality
Between the motion
And the act
Falls the Shadow
For Thine is the Kingdom

Between the conception
And the creation
Between the emotion
And the response
Falls the Shadow
Life is very long

Between the desire
And the spasm
Between the potency
And the existence
Between the essence
And the descent
Falls the Shadow
For Thine is the Kingdom

For Thine is
Life is
For Thine is the

This is the way the world ends
This is the way the world ends
This is the way the world ends
Not with a bang but a whimper.


LOS HOMBRES HUECOS

I
Somos los hombres huecos
Somos los hombres rellenos
Apoyándonos unos contra otros
Con las cabezas llenas de paja. ¡Desgraciadamente!
Nuestras ásperas voces, cuando
Susurramos juntos,
Son apagadas y sin sentido
Como el viento sobre la hierba seca
O las pisadas de ratas sobre vidrios rotos
En nuestros sótanos secos.

Contornos sin forma, sombras sin color,
Fuerza paralizada, ademán inmóvil;

Aquellos que han cruzado
Con los ojos fijos, al otro reino de la muerte,
Nos recuerdan -si acaso- no como extraviadas
Almas violentas, sino sólo
Como los hombres huecos,
Los hombres rellenos.

II
Ojos que no me atrevo a mirar en sueños
En el reino de los sueños de la muerte,
Estos no aparecen:
Allí, los ojos son
Luz de sol sobre una columna rota.
Allí, hay un árbol que se agita
Y hay voces
Cantando en el viento,
Más distantes y más solemnes
Que una estrella fugaz.

No me dejen adentrarme más
En el reino del sueño de la muerte
Déjenme también que use
Disfraces convenientes
Piel de rata, plumaje de cuervo, maderos en cruz
Esparcidos por el campo
Comportarme como lo hace el viento
No más allá

Ni siquiera en ese último encuentro
En el reino de las penumbras.

III
Esta es la tierra muerta
Esta es la tierra de los cactus
Aquí las imágenes de piedra
Se erigen, aquí reciben
La súplica de la mano de un muerto
Bajo el parpadeo de una estrella agonizante.

¿Es de este modo
En el otro reino de la muerte
Despertándonos solos
A la hora en que
Temblamos de ternura?
Labios que quisieran besar
Formulan plegarias a la imágen rota.

IV
Los ojos no están aquí
No hay ojos aquí
En este valle de estrellas moribundas
En este valle hueco
Esta mandíbula rota de nuestros reinos perdidos

En éste el último de los lugares de encuentro
Nos congregamos
Evitando hablar
Reunidos en esta playa del caudaloso río

Ciegos, a menos
Que los ojos reaparezcan
Como la perpetua estrella
La rosa de múltiples pétalos
Del reino sombrío de la muerte
La única esperanza
De los hombres vacíos.

V
Damos vueltas alrededor de la tuna
La tuna, la tuna,
Damos vueltas alrededor de la tuna
A las cinco en punto de la mañana.

Entre la idea
Y la realidad
Entre el ademán
Y el acto
Cae la sombra
Para nosotros es el Reino

Entre la concepción
Y la creación
Entre la emoción
Y la respuesta
Cae la sombra
La vida es muy larga

Entre el deseo
Y el espasmo
Entre la potencia
Y la existencia
Entre la esencia
Y el declive
Cae la Sombra
Para nosotros es el Reino

Para nosotros es
La vida es
Para nosotros es

Así es como acaba el mundo
así es como acaba el mundo
así es como acaba el mundo
No con una explosión sino con un gemido.


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