ALBERTO GUILLÉN PAREDES
(n. Arequipa, 20 de enero de 1897 - m. Mollendo, 20 de octubre de 1935) Sus padres fueron Manuel M. Guillén Amat y Zoila Victoria Paredes. Cursó estudios en el Colegio Nacional de la Independencia Americana de su ciudad natal (1909 - 1912). Trasladado a Puno, concluyó la secundaria en el Colegio Nacional San Carlos.
De retorno en Arequipa, estudió Letras y Derecho en la Universidad Nacional de San Agustín. En 1917 ganó un premio en un concurso poético promovido por el diario El Heraldo, lo que alentó su temprana vocación de poeta. En 1918 publicó su primer poemario, titulado Prometeo. En sus inicios poéticos quiso sin duda emular a Alberto Hidalgo, coterráneo y coetáneo suyo, y probablemente seguir los pasos de Abraham Valdelomar, el «poeta de moda» de entonces.
En 1920 se trasladó a Lima, llevado por los miembros del Primer Congreso de Estudiantes reunido en el Cuzco. Según Luis Alberto Sánchez, «llegó decidido a conquistar la capital». Frecuentó las redacciones de diarios y Palacio de Gobierno. Con el auspicio del presidente Augusto B. Leguía obtuvo una beca a España; allí publicó un libro, titulado La linterna de Diógenes (Madrid, 1922), construido a base de entrevistas a escritores peruanos y españoles que vivían entonces en la capital española. De estilo punzante y corrosivo, dicha obra le dio una efímera popularidad en los medios literarios hispanohablantes.
De vuelta en el Perú, obtuvo el primer premio en los Juegos Florales Universitarios (1923). Nuevamente partió al extranjero con la misión de hacer propaganda a su país. Pasó por México y Cuba (1924), pero imbuido de nostalgia, volvió a Lima. Su definitiva consagración poética en las letras hispanoamericanas llegó gracias a su «Oda a Bolívar», con el que ganó un concurso continental promovido en homenaje al centenario de la batalla de Ayacucho.
En 1926 se retiró a la tranquilidad hogareña, pero poco después recorrió Cuzco y Puno. En 1929 emprendió nuevamente viaje al exterior, al ser nombrado secretario de la legación en Río de Janeiro, en Brasil, cargo en el que no duró mucho pues al año siguiente se produjo la caída del presidente Leguía (1930). Pasó a Chile y residió por breve tiempo en Santiago. En 1932 retornó al Perú, donde falleció víctima de una enfermedad.
TRANSMIGRACIÓN
Mañana, cuando el viento
repose en mis cenizas
y ya mi pensamiento
se duerma con mis risas;
mañana,que el violento
ritmo del corazón
ahogue su lamento
como un viejo león;
mañana, que las rosas
se pongan ruborosas
al beber de mi boca,
y mi lira esté muda
y mi alma desnuda:
¡Yo cantaré en la roca!
(n. Arequipa, 20 de enero de 1897 - m. Mollendo, 20 de octubre de 1935) Sus padres fueron Manuel M. Guillén Amat y Zoila Victoria Paredes. Cursó estudios en el Colegio Nacional de la Independencia Americana de su ciudad natal (1909 - 1912). Trasladado a Puno, concluyó la secundaria en el Colegio Nacional San Carlos.
De retorno en Arequipa, estudió Letras y Derecho en la Universidad Nacional de San Agustín. En 1917 ganó un premio en un concurso poético promovido por el diario El Heraldo, lo que alentó su temprana vocación de poeta. En 1918 publicó su primer poemario, titulado Prometeo. En sus inicios poéticos quiso sin duda emular a Alberto Hidalgo, coterráneo y coetáneo suyo, y probablemente seguir los pasos de Abraham Valdelomar, el «poeta de moda» de entonces.
En 1920 se trasladó a Lima, llevado por los miembros del Primer Congreso de Estudiantes reunido en el Cuzco. Según Luis Alberto Sánchez, «llegó decidido a conquistar la capital». Frecuentó las redacciones de diarios y Palacio de Gobierno. Con el auspicio del presidente Augusto B. Leguía obtuvo una beca a España; allí publicó un libro, titulado La linterna de Diógenes (Madrid, 1922), construido a base de entrevistas a escritores peruanos y españoles que vivían entonces en la capital española. De estilo punzante y corrosivo, dicha obra le dio una efímera popularidad en los medios literarios hispanohablantes.
De vuelta en el Perú, obtuvo el primer premio en los Juegos Florales Universitarios (1923). Nuevamente partió al extranjero con la misión de hacer propaganda a su país. Pasó por México y Cuba (1924), pero imbuido de nostalgia, volvió a Lima. Su definitiva consagración poética en las letras hispanoamericanas llegó gracias a su «Oda a Bolívar», con el que ganó un concurso continental promovido en homenaje al centenario de la batalla de Ayacucho.
En 1926 se retiró a la tranquilidad hogareña, pero poco después recorrió Cuzco y Puno. En 1929 emprendió nuevamente viaje al exterior, al ser nombrado secretario de la legación en Río de Janeiro, en Brasil, cargo en el que no duró mucho pues al año siguiente se produjo la caída del presidente Leguía (1930). Pasó a Chile y residió por breve tiempo en Santiago. En 1932 retornó al Perú, donde falleció víctima de una enfermedad.
TRANSMIGRACIÓN
Mañana, cuando el viento
repose en mis cenizas
y ya mi pensamiento
se duerma con mis risas;
mañana,que el violento
ritmo del corazón
ahogue su lamento
como un viejo león;
mañana, que las rosas
se pongan ruborosas
al beber de mi boca,
y mi lira esté muda
y mi alma desnuda:
¡Yo cantaré en la roca!